¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO

El niño rural que nunca envejeció

Viernes, 26 de septiembre 2025, 18:10

Alejandro López Andrada (1957) es, en el buen sentido de la palabra, poeta, y su infancia son recuerdos de un pueblo de la Córdoba profunda ... donde aún se padecían los efectos de la guerra, un mundo rural, entonces pobre y olvidado y ahora vaciado e igual de olvidado, una Villanueva del Duque de veranos ardientes, primaveras desbordadas y veranos con cielos abarrotado de estorninos y de golondrinas.

Publicidad

'El corazón de las golondrinas' es un poema grande e intenso que el poeta cordobés decidió regalarnos sin el, muchas veces inútil y arbitrario, cambio de renglones. Alejandro no es poeta porque haya escrito poemas inolvidables, porque haya obtenido los premios más importantes de poesía o porque construya obras en prosa como ésta a la manera de poemas gigantes.

Alejandro es poeta porque lleva la melodía de la naturaleza en el corazón, porque le brotan los sentimientos por los ojos de niño que aún conserva, porque capta la belleza con la misma destreza y naturalidad con la que un pájaro captura los insectos y porque ilumina y cultiva las palabras para dar sentido a la vida.

Alejandro López Andrada nos toma de la mano, nos seduce a base de rotundas metáforas, nos muestra su corazón en carne viva y nos traslada a su infancia para que sintamos con él la celestial coreografía de las golondrinas, la antipatía oscura de los estorninos, la inocencia alegre de los gorriones, el sofoco de los encinares tórridos, los chotacabras gamberros, el destello insólito de las luciérnagas, la plateada procesión de los álamos, los jilgueros respetuosos, los pinzones elegantes con sus trinos violetas, los olmos enfermos, los nerviosos alcaudones, el vuelo sosegado de los mirlos, el espíritu del matorral o la aristocracia tierna de los milanos.

Publicidad

'El corazón de las golondrinas' es la historia de un niño que fue árbol y arcoíris, nube y niebla, zarza y golondrina, que fue naturaleza. Estamos ante la literatura de la tierra. Por ello es tan oportuno el prólogo del naturalista Joaquín Araújo. Y a buen seguro que Gabi Martínez habrá tomado buena nota de esta obra para incluirla en su exquisita biblioteca de Liternatura.

Alejandro López Andrada es un escritor romántico que escribe con las palabras manchadas de la tierra de sus antepasados. No sé muy bien la razón, pero esta obra me ha empujado a buscar en los estantes las 'Cartas desde mi molino', de Daudet, especialmente aquellas en las que habla de una Provenza amenazada. «La niñez se esfumó como una nube de verano, raída por la mordedura del crepúsculo», escribe Alejandro.

Publicidad

Él mismo reconoce que tal vez su discurso poético revista aquella vida de privaciones y sacrificios de un idílico barniz que oculta escaseces y tristezas, pero la nostalgia es poderosa y arraiga en el alma la sensación de una infancia feliz, la nostalgia «pule y tamiza» los recuerdos. 'El corazón de las golondrinas' es una confesión poética hermosa y necesaria digna de ser colocada en los estantes de mis libros de siempre jamás.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad