«Mi padre hubiera hecho una novela de todo lo que está pasando, seguro»
Elisa Delibes | Hija de Miguel Delibes y presidenta de su Fundación ·
«No entendía internet, pero cuando sus nietos le mostraban las entradas de su nombre en la red decía enseguida: '¿Y Cela, cuántas tiene?'»paché merayo
Miércoles, 28 de octubre 2020, 03:27
Elisa Delibes (Valladolid, 1950) es la tercera hija del gran escritor del que luce apellido. Profesora de Lengua y Literatura ya jubilada, confiesa que «nunca» pidió a sus alumnos que leyeran al autor de tantos y tantos títulos imprescindibles, porque le daba «reparo». Hoy, a 10 años de su muerte, con los 100 cumplidos de su nacimiento este mismo octubre, siente cómo haber descendido de quien alargó la sombra del ciprés, escribió 'Las ratas', 'El Camino' o 'Cinco horas con Mario', le enciende un orgullo que no deja de crecer. Pero en el fondo, cuando mira atrás Elisa a quien ve no es al académico, ni al Premio Cervantes, ni siquiera al escritor que narraba a mano, ni al periodista que llegó a llevar las riendas de 'El Norte de Castilla', sino al padre, con el que compartía un sentido del humor y con el que se entendía con una sola mirada. Pasado mañana, participará en el homenaje que se celebra en Gijón, organizado por la Asociación de Escritores Noveles, en colaboración con la Fundación Miguel Delibes, que ella misma preside.
–Los homenajes a su padre están siendo innumerables. Además de admiración se detecta cariño.
–Mucho cariño. Nunca imaginamos que el tiempo transcurrido correría a su favor, pues hemos descubierto que ahora se le reverencia más todavía, como escritor y como persona.
–Usted fue profesora de Literatura ¿cómo hablaba de Delibes a sus alumnos?
–La verdad es que no lo hacía. Daba clases a alumnos marginales y ni ellos ni las pautas curriculares daban demasiada importancia a la literatura. De manera que no enseñé nada sobre él. Y además, nunca pedí que lo leyeran para que no pensaran que quería hacer propaganda. Me daba reparo.
–Y si hoy tuviera que dar una clase sobre él ¿qué diría?
–Qué difícil. Me costaría mucho. Diría que fue un escritor coherente, que personalmente me gustaba muchísimo. Solo he dejado de leer una de sus obras, 'Parábola del náufrago', porque no veo yo a mi padre muy metido por el mundo de la experimentación. Pero acabaré leyéndola. Tras su muerte me acerqué a 'Aún es de día', que no la había leído, porque él mismo me decía que no era buena. Sin embargo, me gustó como toda su obra.
–¿Es cierto que no consideraba buenas las obras anteriores a 'El Camino', incluida 'La sombra del ciprés es alargada'?
–Pensaba que 'El Camino', era su primera obra mayor. Y en eso coincidió con la crítica, que no se resistió al manido juego de palabras: «Delibes ha encontrado por fin el camino». (se ríe abiertamente)
–¿Cómo era realmente? Parecía taciturno y serio.
–Y lo era, pero también tenía un gran sentido del humor. A él no le gustaban las reuniones sociales grandes, pero en las pequeñas, en las familiares, en las íntimas, era el centro de atención. Ahora si le preguntaban decía: «Yo no soy la alegría de la huerta».
–¿Qué pensaría su padre de lo que está pasando? Siempre dijo que «la tierra se vengaría del hombre» ¿Pensaría que es esta esa venganza?
–Pues creo que sí, que achacaría lo que está ocurriendo a esa venganza. Cuando escribió con mi hermano Miguel 'La tierra herida', mi hermano decía que era demasiado pesimista, hoy dice: «Qué razón tenía papá».
–¿Cree que llegaría a escribir una novela sobre el presente pandémico que vivimos?
–Mi padre hubiera hecho una novela de todo lo que está pasando, seguro. No tengo ninguna duda. Le gustaba escribir sobre las cosas que estaban pasando. 'Las ratas' es un gran ejemplo .
–¿Es cierto que una parte del discurso de entrada en la RAE no pudo leerla porque creía que rompería a llorar?
–Es cierto. Mi padre fue elegido académico en 1973 y leyó el discurso en 1975. En medio muere mi madre y decidió dedicarle una parte, que, efectivamente, no fue capaz de leer. Estaba convencido de que se emocionaría demasiado y no quería. Le resultó totalmente imposible. Ese día le recuerdo destrozado, triste, delgadísimo. Yo pensé: «Mi padre no va a resistir». Y le aconsejamos que no se sometiera a más tensión.
–Cuénteme la anécdota de la cena con los Reyes. Se dice que rechazó una invitación en la Zarzuela y les invitó a su casa.
–Tras el Premio Cervantes decidió no acudir a ningún acto más. Tenía 72 años cuando le llamaron para entregarle el Premio a los Valores de Vocento y dicha entrega era en el palacio de la Zarzuela. Ya se sentía muy débil y dijo que lo sentía mucho, pero que no podía acudir; sin embargo, invitó muy cortésmente a los Reyes a cenar con él en su casa. Y dijeron que sí. Al poco tiempo acudieron. Fue muy simpático. Mi padre vivía en un piso y yo en el de arriba y allí, conmigo, estuvieron todos los nietos disfrutando de un acontecimiento tan singular.
–Miguel Delibes escribía a mano sus novelas ¿Cómo aceptó la llegada de los ordenadores?
–Pues muy mal, no los entendía. Cuando quería hacer una corrección sobre algún escrito y le decíamos «No te preocupes, que ya lo cambiamos en un segundo en el ordenador», creía que le engañábamos, que no lo cambiábamos. Creía que debía volverlo a escribir. Pero era muy curioso como, sin entender nada de internet, cuando sus nietos le contaban: «¡Abuelo, tienes más de un millón de entradas en Google»; él contestaba: «¿Y Cela, cuántas tiene?». No sabía lo que era, no, pero entendía que en ese número había algo de importancia.
–Usted preside la Fundación Miguel Delibes ¿cuál es su misión?
–Somos una institución muy pequeña. Tenemos unos patronos importantes, como la Consejería de Cultura, pero muy poco presupuesto, por lo tanto nuestro trabajo no puede ir más allá de colaborar con quienes quieren apoyar el recuerdo de mi padre, como haremos ahora con la Asociación de Escritores Noveles de Asturias, participando en su homenaje en Gijón, y como hemos hecho tantas otras veces.