Ambición de poder, locura y venganza

Es a principios del siglo XXI cuando se empieza a desempolvar esta ópera sobre la que pesaban la factura academicista y conservadora, la duración excesiva y la decadencia en el gusto moderno de la Gran Ópera Francesa. A pesar del olvido, 'Hamlet' ha sido recuperada, en nuestro siglo. Sin duda, es una ópera de calidad, con dos papeles muy comprometidos, el de Hamlet y el de Ofelia.

Los libretistas Michel Carré y Jules Barbier, autores de libretos como 'Fausto' y 'Romeo y Julieta' de Gounod, 'Los cuentos de Hoffman', de Offenbach o 'Mignon', también de Thomas, adaptaron el texto de Shakespeare, con ciertas licencias, fundamentalmente en tres aspectos. La primera es que el desenlace es diferente; Hamlet se venga del asesinato de su padre, pero no muere y, finalmente es coronado rey. La segunda licencia es la figura de Ofelia, que posee mucho más protagonismo en la ópera que en el drama. Y el tercero, los grandes temas que simboliza Hamlet –la duda, la inoperancia, la melancolía– tienen un relieve menor en la ópera. Por ejemplo, el famoso monólogo 'Ser o no ser' tiene menos relevancia que el amor y la venganza.

Estilísticamente, 'Hamlet' se encuadra dentro del segundo periodo de la Gran Ópera Francesa, género operístico que se estructura en cinco actos, propende a la espectacularidad escénica, integra un ballet, requiere una gran orquesta y los temas están extraídos bien de la historia, bien de grandes obras literarias. 'Hamlet' cumple todos estos requisitos. La acción se ambienta en el castillo de Elseneur, en Dinamarca. Cada uno de los cinco actos tiene una personalidad dramática propia. Los más destacados son el segundo, en el que Hamlet acusa a su tío el rey Claudio y a su madre Gertrudis de regicidio. El cuarto acto, dominado por la locura de Ofelia, y el último acto, desarrollado en el cementerio.

Musicalmente, la primera peculiaridad de 'Hamlet' es la riqueza orquestal, con predominio de los vientos –incluye el saxofón–, una tímbrica muy moldeable por la acción y las voces y breves leitmotivs que simbolizan, entre otros aspectos, la presencia del espectro y la idea de regicidio. Vocalmente, Hamlet es una ópera de cierto sincretismo entre la línea vocal francesa, con recitativos y ariosos orquestales que adelantan la acción y la presencia constante de los coros, y el belcantismo italiano, muy presente en las grandes arias de Hamlet y Ofelia. Pero especialmente, Hamlet es una ópera variada, extensa, de tono oscuro y patético, y con dos papeles complejos y comprometidos para barítono y soprano. El de Hamlet y Ofelia.

'Hamlet' se interpretará por primera vez en la Temporada de Ópera de Oviedo los días 8, 11, 14 y 17 de diciembre a las 19.30 salvo el domingo 11 que será a las 19 horas. Contará con la dirección escénica de Susana Gómez, y la dirección musical de Audrey Saint- Gil, al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) y el Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo). Estará protagonizado por David Menéndez (Hamlet), Sara Blanch (Ofelia), Simón Orfila (Claudius), Beatrice Uria Monzón (Reina Gertrudis), Alejandro del Cerro (Laerte), Javier Castañeda (el espectro del rey Hamlet), Josu Cabrero (Marcelo), Carlos Carzoglio (Horacio), Alejandro López (Polonio), y Juan Laborería y David Barrera (sepultureros).