Antonio Onetti
El presidente de la SGAE participó en Oviedo en la entrega de las llaves de la casa de los autores a Etelvino Vázquez, Nacho Artime y Corín Tellado, entre otros
Antonio Onetti, dramaturgo y guionista, un imprescindible de la creación sobre las tablas y la pantalla, asume su segundo mandato al frente de la ... Sociedad General de Autores (SGAE). Este martes estuvo en Oviedo para entregar en el Reconquista las llaves de la casa de los autores a una serie de autores asturianos, gallegos y cántabros destacados.
-¿Pasaron los malos tiempos?
-Eso esperamos todos. Había necesidad por parte de la propia entidad de librarse de grandes rémoras que arrastrábamos. Se han hecho cosas mal que en estos cinco años hemos intentado corregir y creo que lo hemos conseguido. Ahora estamos en paz con todo el mundo: con las organizaciones internacionales, con el Ministerio de Cultura, con las televisiones... Hay muchos autores que notamos cómo después de un periodo que provocó una gran desafección se vuelven a acercar a la sociedad y, sobre todo, lo que más noto, por parte de los socios y del ecosistema cultural, es el alivio que para mucha gente supone que SGAE vuelva a ser una entidad sana y normal. Lo que tenemos que hacer es recaudar los derechos de nuestros autores y repartirlos de la manera más eficaz, más eficiente, más limpia y transparente posible y eso estamos haciendo.
-¿Han firmado la paz con la sociedad? Hubo un momento en que decir SGAE era decir 'uf'.
-Sí, yo lo entiendo. Durante un tiempo SGAE era una marca tóxica. Yo lo notaba cuando empecé como presidente, porque me acercaba a instituciones importantes para hacer proyectos a largo plazo y me huían. Y yo decía 'yo no me he hecho nada'. Hasta que me di cuenta de que esas instituciones se preguntaban si yo estaría el jueves que viene. A medida que fuimos avanzando y ganando estabilidad me di cuenta de que todos tenían ganas de trabajar con nosotros. SGAE es una entidad súper importante en el mundo de la cultura, el patrimonio que tiene es la obra de todos los autores y tenemos programas que permean el tejido cultural de la música, el audiovisual y las artes escénicas. Para mí es una satisfacción haber vivido ese proceso y que ahora uno pueda decir que está a gusto y con la cabeza alta.
-Llegó internet y fue un problema y por si fuera poco ahora está aquí la inteligencia artificial.
-Lo afrontamos con mucha cautela y con bastante esperanza de que las autoridades regulen todo lo que tiene que ver con la inteligencia artificial respetando los derechos de los autores. Y previendo todo lo que haya que prever para que la inteligencia artificial no destruya la creación humana.
-¿Pero hablamos de previsiones o de realidades?
-Se están haciendo muchos estudios sobre el efecto negativo que van a tener las obras creadas con inteligencia artificial en un horizonte de cuatro o cinco años en obras musicales y audiovisuales, porque las artes escénicas al ser analógicas tienen menos que perder. Pero las obras creadas por inteligencia artificial generativa pueden provocar la disminución entre 24 y 28% de lo que es el volumen económico, depende de regiones. Esto es una discusión mundial: si las obras generadas por inteligencia artificial deben o no generar derechos de autor. El primer elemento de todo esto es que las empresas tecnológicas que han creado los distintos programas lo han hecho basándose en el repertorio anterior. Ahí estamos batallando más, porque eso sencillamente es un robo, es una apropiación de un patrimonio. Los europeos nos ocupamos de las personas y las obras, en el derecho anglosajón más de las cosas, de las obras como propiedad. Y nosotros lo que queremos es proteger la creación de las personas, porque es lo que supone diversidad y riqueza. Si la inteligencia artificial se come la creación de los autores no es solo un problema para los autores, sino para toda la sociedad. Por eso hay que ponerle coto. En primer lugar, nos preocupa cómo nos van a pagar el uso de ese repertorio anterior; en segundo lugar, queremos tener la capacidad de decidir si la puedes usar o no, y, en tercer lugar, todo debe ser a través de una entidad de gestión.
-El año pasado tuvieron récord de recaudación.
-Es el resultado de distintas cuestiones. En primer lugar, la estabilidad de la casa. Y luego se han dado una serie de circunstancias que lo promueven: el auge de los conciertos, de la emisión digital de contenidos... También se ha mejorado la gestión y el resultado es que en 2024 hemos tenido la mayor recaudación de la historia de la SGAE.
-Entiendo que seguirá in crescendo.
-Todavía hay margen de crecimiento. En el digital, por ejemplo. Lo que pasa es que si se confirman estas malas predicciones de la inteligencia artificial, de los 390 millones de recaudación y le quitas un 25% son cien millones en detrimento. Nuestra ambición es seguir subiendo y mejorando.
-¿Qué otros retos tiene la SGAE hoy?
-Todavía nos queda camino para recuperar nuestro prestigio. Lo que es nuestro primer círculo, en nuestros socios, la percepción ha cambiado; en el segundo, el ecosistema cultural, también, pero en el social todavía advertimos reticencias. Eso algo a conseguir poco a poco.
-¿Cómo somos los asturianos como autores?
-Entregamos las llaves de la casa de los autores a quienes cumplen 50 años como miembros de la sociedad, y hay gente estupenda. Es el caso de Nacho Artime y Etelvino Vázquez en las artes escénicas. También están Josefina Martínez, Leonor Bas y Paco Montero. Y hemos rescatado también, porque queríamos homenajear a autores que se lo merecerían pero ya habían fallecido cuando empezamos a hacer este reconocimiento, a Corín Tellado.
-Hay una parte de su trabajo desconocida, toda la parte social, a la que dedican casi un millón de euros.
-Por ley hay que dedicar una parte de los ingresos a acciones culturales y sociales. La parte social la solemos hacer de manera más discreta y va dedicada a aquellos autores de la casa que por circunstancias tristes, porque llegan a la vejez, toxicomanías u otras vulnerabilidades, nosotros los apoyamos.
-¿El presidente de la SGAE tiene tiempo para vida creativa propia?
-El presidente de la SGAE le dedica mucho tiempo a la SGAE y todo el tiempo que puede a seguir escribiendo. Hacía tiempo que no escribía teatro, porque durante muchos años estuve centrado en el cine y la televisión, y ahora trabajar en una serie diaria para mí es muy complicado, y por eso he vuelto al teatro. He publicado dos obras, estoy escribiendo una novela y estoy preparando una serie, pero con calma y tranquilidad, sin la presión de la televisión.
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