Ellas cogen la batuta en el Campoamor

Y, para disfrutarlo, ocuparon el palco el alcalde, Alfredo Canteli (acompañado por su mujer, Marta Suárez); la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín (excusó su asistencia la de Gijón); la consejera de Educación, Carmen Suárez; la fiscal superior, Esther Fernández; la presidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, Pilar Rubiera, y la jefa de redacción de Oviedo de EL COMERCIO, Paz de Alvear.

Un recital con preludio que estuvo dedicado a la memoria de la librera Conchita Quirós, una «pionera en el Oviedín conservador que le tocó vivir», como fue recordada en la proyección de un vídeo de la Fundación Municipal de Cultura y las intervenciones de ocho músicas de Ofil que leyeron textos en su memoria.

Y, a partir de ahí, el público pudo sumergirse en un programa ecléctico con tres obras de compositoras de tres épocas muy diferentes, empezando con la 'Obertura en do mayor' de Fanny Mendelssohn (1805-1847), nacida cuando se consideraba que las mujeres únicamente debían dedicarse a las labores del hogar, casarse y tener hijos. Pero ella destacó como pianista -según su madre, había nacido «con los dedos para tocar fugas de Bach»- y a los doce años sorprendió a todo el mundo con sus primeras composiciones. Y eso que sus progenitores no la alentaron precisamente a seguir con su carrera y sí a sus hermanos, como queda patente en la carta que le escribió su padre cuando era una adolescente: «La música tal vez se convierta en la profesión de Felix, mientras que para ti puede y debe ser solo un adorno, nunca la base de tu ser y tu hacer».

Aún así, Fanny llegó a componer algo más de 460 obras. Eso sí: un buen número de ellas fueron originalmente publicadas bajo el nombre de su hermano. Y la única vez que se presentó en público como intérprete fue a los 38 años, tocando el 'Concierto para piano y orquesta nº 1 en sol menor', también de su hermano. Ella no publicó nada con su nombre hasta los 41, poco antes de su prematura muerte.

Y, a continuación, llegó el estreno absoluto de la poderosa obra de Raquel Rodríguez 'Mensaje interestelar', que forma parte del 'Proyecto Beethoven', un encargo de Oviedo Filarmonía con motivo del 250 aniversario del nacimiento del compositor. «Un honor», en palabras de Isabel Rubio, que agradeció «de corazón» al público su presencia en el Campoamor, «con la que está cayendo ahí fuera», y poder estar al frente de «una maravillosa orquesta». Porque, afortunadamente, este siglo XXI en el que desarrollan sus brillantes carreras la murciana y la ovetense -que salió a escena para recoger la ovación del público- poco tiene que ver con la época que le tocó vivir a la compositora que cerró el programa, abrochado con la 'Sinfonía nº 1 en mi menor', de Florence Price (1887-1953). La primera mujer afroamericana en ser reconocida como una sinfonista de primer rango y en lograr que sus composiciones fuesen interpretadas por orquestas de relieve, pero cuya obra también estuvo a punto de perderse entre las brumas del olvido. Un aplaudido y esperanzador punto y seguido con sabor a espiritual negro que la orquesta respondió con un bis del tercer movimiento.