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Los boleros de los Panchos y las canciones clásicas y universales de Mocedades. Ese mágico cóctel musical llega mañana, 26 de abril, (19 horas) al ... Teatro de la Laboral de Gijón. José Miguel González, el componente más joven de Mocedades, desgrana los porqués de la universalidad de su música, la suya y la que representa Rafael Basurto Lara, la última primera voz del mítico trío de boleros.
–Menuda unión de talentos. ¿Cómo llegaron a ella?
–Hace unos años nos llamaron para hacer un concierto sinfónico con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en el que Rafael Basurto era un artista invitado. Fruto de esa unión, salimos al escenario, cantamos juntos un bolero y la gente se puso en pie y a nosotros nos produjo una emoción tan importante que pensamos que había que repetirlo. Pasó un tiempo, lo preparamos para hacerlo después de la pandemia en Madrid, en el Teatro de la Latina, sacamos a la venta un día las entradas, se agotaron; sacamos a la venta otro, también, y entonces ya decidimos ponerlo en marcha y en gira. Y llevamos cinco años en los que hemos recorrido España entera, México, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia... Muchísimos países de América. En Gijón estuvimos hace dos años en la Laboral, tuvo un éxito tremendo y llenamos, y ahora estamos próximos a completar el aforo.
–Es el cóctel perfecto: canciones que forman parte de la vida de todos.
–Entre los dos grupos sumamos cientos de años de historia. El fruto de esa peripecia y esa continuidad es que algunos sabrán las canciones porque les gustan y otros las sabrán simplemente porque no hayan podido evitar escucharlas. 'Eres tú' lo conoce todo el mundo; 'Si tú me dices ven', lo mismo. Por esa razón un concierto de dos horas y pico hasta se le hace corto al público.
–¿Cómo es esa sensación de asumir que las canciones ya no les pertenecen?
–Cuando pasas ese umbral de ser de dominio público, simplemente eres un transmisor de un legado musical, no eres ya el propietario de nada, porque se lo han adueñado los corazones románticos de tanta gente en tantos rincones del mundo, porque en el momento que suena una melodía se ponen a cantar y tú te callas la boca. Cuando esa magia se produce es cuando un artista puede decir que ha pasado esa barrera y que ha pasado a la historia. Yo soy el más joven de Mocedades, llevo quince años con ellos, y cuando vas cualquier sitio en cualquier punto de América, de la Patagonia a Canadá, y ves que gente de varias generaciones canta a coro cualquiera de las canciones que empiezas, eso es estremecedor. Lo mismo que poder decir que programas un concierto en Los Ángeles, El Paso o en Buenos Aires y que llenas y te conocen, cuando precisamente no estás de moda. Yo le oí decir a Armando Manzanero que lo que mejor le podía pasar a un artista era no estar de moda y es cierto.
–¿Cuál es el quid de la cuestión de Mocedades?
–Nuestro padre musical, Juan Carlos Calderón, creó un sello para Mocedades o Mocedades creó un estilo para cantar sus canciones que ha sido la alianza perfecta durante muchísimos años. Ahora nuestro productor actual es su hijo, Jacobo, hemos grabado con él un disco de duetos maravilloso con Bisbal, Plácido Domingo, Morat... Y te das cuenta de que las canciones son tan buenas que las cante quien las cante son como el padre nuestro.
–Se da además un cruce intergeneracional en su público.
–Cuando sacamos un dueto con Morat, estábamos de promo en México y una chica puso en Twiter: «Soy fan de Morat, acabo de conocer a Mocedades y ahora ya me gusta más Mocedades que Morat». Este tipo de cosas que pasan en América, aquí somos más sobrios, se producen cuando las canciones son buenas y trascienden. Las canciones no son ni viejas ni nuevas, o trascienden o no. Lo importante es que pasan cincuenta años y siguen sonando a hoy.
–¿Cómo se gana la fidelidad del público?
–Ha habido cambios a lo largo de la historia en Mocedades, pero siempre está el sello de la familia Uranga, y en ella, en sus agrupaciones, tiene que haber un distintivo de calidad. Cuando vas a un concierto tienes que percibir que no hay trampa ni cartón. Eso hace que la gente te valore y el público repita.
–¿Nada mejor que vivir cantando?
–Nada mejor. Haces lo que te gusta, recorres el mundo entero, te aplauden y encima te pagan. Somos unos afortunados porque somos felices con lo que hacemos.
–De jubilación nada, entonces.
–No, todos los artistas que dicen que se van y hacen gira de despedida, al final acaba siendo una gira de continuidad. Para evitar eso, no nos jubilamos.
–¿También tienen proyectos nuevos?
–Ahora nos vamos a Chile, luego a México, a EE UU, volvemos a España y el 18 de julio estaremos en el Teatro Real con el Mariachi Vargas, con el que vamos a hacer una fusión muy hispana de la música. Además, acabamos de salir del estudio, hemos grabado una producción inédita que saldrá en junio producida por Kiko Cibrián. Intentamos no estar siempre colgados del 'Eres tú', sino aportando cosas nuevas, composiciones que hagan ver que el grupo sigue vigente y renovándose. No paramos.
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