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Hanna del Canto y Manuel Paz, con los músicos de la orquesta tras ellos, aún rodeados por las serpentinas de los fuegos artificiales. Ocas

La Ocas y el Festival Terras sem Sombra tornan la música en revulsivo territorial

La Orquesta de Cámara Solidaria triunfa en el Alentejo portugués, en un certamen que desde 2003 pone en valor el patrimonio ibérico

Octavio Villa

Gijón

Domingo, 14 de septiembre 2025, 11:55

La asturiana Orquesta de Cámara Solidaria acostumbra a interpretar sus piezas en escenarios muy comprometidos. Sin ir más lejos, este verano estuvieron con los ... refugiados de los campos de Lesbos y Atenas, en Grecia. En la noche del pasado sábado (el concierto acabó de madrugada dominical, hora española) triunfaron en el Teatro Pax Julia de Beja, en el Alentejo portugués, en el marco del Festival Terras sem Sombra.

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Lo hicieron con la fresca e interesante dirección de Manuel Paz y con su divertida y creativa interpretación de la 'Música para los Reales Fuegos Artificiales', de Georg Friedrich Händel, creada en 1749 por encargo de Jorge II. En el teatro alentejano entusiasmó tanto la interpretación de los 47 músicos asturianos como el sistema de fuegos artificiales 'artificiales' de interior diseñado por su concertino e ingeniero técnico Carlos García.

Manuel Paz y sus intérpretes no se limitaron a una aseada versión de una de las obras más conocidas de Händel, sino que además de los fuegos de interior –que entusiasmaron a un público muy propenso– iniciaron la obra con un intenso y espectacular redoble de la percusión y añadieron para los bajos una guitarra barroca y una tiorba. Pura fascinación.

El público del Teatro Pax Julia de Beja, con todo, ya venía preparado, porque la pieza de Händel fue la última de un programa muy bien pensado que se inició con el 'Asturias' y el 'Sevilla' de la Suite Española de Isaac Albéniz que pusieron al teatro entero a favor. Siguió 'La panderetera' de Alberto Lozano, que dio un tono tradicional, con el primer violín y la primera flauta travesera en pie, en un diálogo casi pastoril que entusiasmó a los presentes.

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Muy juguetona fue la interpretación de la de por sí animada pieza 'La mora', de Eliseo Grenet. Manuel Paz demostró que un punto de vis cómica no es incompatible y sí muy complementaria en ocasiones con un concepto serio de la música. Güiro en mano, acompasó la dirección de la orquesta con un apoyo de percusión y voz.

Las tres piezas siguientes ('La tarántula é un bicho muy malo', de Giménez; 'Carceleras', de Chapí, y 'Romanza de la Paloma', de Barbieri) dieron entrada a la soprano sotrondina Hanna del Canto, que no sólo demostró técnica y capacidad, sino también un interesante punto actoral del que, tras el concierto, indicaría que «Manuel Paz me impulsó a atreverme con él» y para el que la joven soprano demostró tener sobrado carácter.

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Hubo petición de bises, satisfechas con 'El gato montés' (el Alentejo es una región muy aficionada a los toros) y una nueva interpretación de la 'Romanza de la Paloma', en la que tanto Manuel Paz como Hanna del Canto demostraron saber cómo meterse al público en el bolsillo.

Mucho más que un concierto

Pero más allá del concierto de la noche, los músicos asturianos se imbuyeron del espíritu del Festival Terras sem Sombra, una iniciativa de quien hoy es el almirante (máximo responsable) de los Museos de Portugal, José Antonio Falcâo, ya en 2003, para «en aquel momento, recuperar el patrimonio, sobre todo el de la Iglesia, con un uso cultural». La idea chocaba inicialmente con la idiosincracia de los alentejanos, en especial los hombres, «muy reacios a entrar en las iglesias», pero jugó también con «el amor del Alentejo por la música». Así que con programas de música sacra en sus inicios, rescató muchos templos del olvido e, incluso, la incipiente ruina. ¿Esto último no hace pensar en las iglesias rurales asturianas?

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El sábado, los músicos de la Ocas recorrieron el mercado, la zona de la muralla romana y medieval de Beja y las plazas del centro de esta agradable y pequeña ciudad interpretando 'El gato montés' e integrándose con los ciudadanos lusos. Es un festival que no sólo se celebra en Beja, sino en hasta catorce localidades de todo el Alentejo, con actividades de todo cariz. El sábado, por ejemplo, el luthier José António Cardoso recibió en su taller del pequeño pueblo de Trindade a más de medio centenar de personas ávidas de conocer los secretos de la elaboración artesanal de instrumentos de madera. Cardoso no sólo fue didáctico, sino que hizo también una exhibición de la tradición alentejana de los 'duelos de poemas', acompañado por dos intérpretes de 'viola campaniça', instrumento clásico del Alentejo heredero de la vihuela castellana.

Ayer, domingo, los participantes en el festival pudieron disfrutar de una demostración práctica de gastronomía sostenible y de lo que conlleva sobre la identidad regional, en la cercana localidad de Baleizâo.

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Reforzar lazos con Asturias

Porque el festival ha ido creciendo en sus 21 ediciones, y hoy cuenta con un programa que se extiende de marzo a diciembre haciendo partícipes a las principales localidades de una región que ocupa casi medio Portugal pero que apenas supera los 500.000 habitantes, en plena crisis demográfica. Se toca desde la relación entre la canción filipina y la europea a un estudio práctico sobre los castillos lusos, pasando por jornadas sobre agricultura regenerativa, música barroca, la recaptación de dióxido de carbono o las pinturas rupestres de la región, entre otros muchos recursos patrimoniales, culturales y la biodiversidad de la región. Y que, con la buena experiencia con la Ocas, estudia ahora llevar en 2026 a Bueño (Ribera de Arriba) el muy envolvente y evocador canto alentejano, de origen tal vez islámico o anterior. Con el propósito de seguir afianzando lazos entre el Alentejo y Asturias.

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