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El Oviedo de 'La Regenta': un recorrido por Vetusta 140 años después
La Biblioteca Ramón Pérez de Ayala acoge un acto con motivo del aniversario de la publicación en 1884 del primer tomo de la inmortal obra de Clarín
Pablo Lorenzana y Mario Rojas
Oviedo
Miércoles, 21 de febrero 2024
La Torre de la Catedral, que hoy en día vigila la estatua de la propia Ana Ozores, protagoniza múltiples páginas de 'La Regenta. «La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba el cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de sus espiritual grandeza», escribe Clarín.
Pablo LorenzanaAlrededor de la Catedral observaba Fermín de Pas lo que en la novela se llamaba la Encimada, «el barrio noble y el barrio pobre de Vetusta. Los más linajudos y los más andrajosos vivían allí, cerca unos de otros, aquéllos a sus anchas, los otros apiñados», describía Clarín. «El Magistral veía a sus pies el barrio linajudo compuesto de caserones con ínfulas de palacios; conventos grandes como pueblos; y tugurios, donde se amontonaba la plebe vetustense».
«El catalejo, reflejando con vivos resplandores los rayos de sol, se movía lentamente pasando la visual de tejado en tejado, de ventana en ventana, de jardín en jardín. Alrededor de la catedral se extendía, en estrecha zona, el primitivo recinto de Vetusta».
Pablo Lorenzana«Cuando se vio otra vez al aire libre, en la Corralada, De Pas respiró con fuerza… se le figuraba aquel día, que salir del Palacio era salir de una cueva», cuenta Clarín sobre la conocida como Corrada del Obispo, donde se puede ver la fachada de la vieja sala capitular de la Catedral de Oviedo.
Pablo Lorenzana«Don Fermín, a las once, recordó que era día de conferencia en la Santa Obra del catecismo de las Niñas. Él era el director de aquella institución docente y piadosa, que celebraba sus sesiones en el crucero de la iglesia de Santa María la Blanca. Sentía el humor más a propósito para el caso. Con mucho gusto entró en aquel templo risueño, alegre, con sus adornos flamígeros de piedra blanca esponjosa», recoge la ruta literaria descrita por las bibliotecas de Oviedo sobre Santa María la Real.
Pablo Lorenzana«En la Plaza Nueva, en una rinconada sumida ya en la sombra está el Palacio de los Ozores, de fachada ostentosa recargada, sin elegancia, de sillares ennegrecidos, como los del Casino, por la humedad que trepa hasta el tejado por las paredes». La Plaza Nueva es la de la Constitución, y el palacio San Isidoro. El Casino hace referencia al Palacio de Miranda-Valdecarzana-Heredia.
Mario Rojas«El Magistral volvía el catalejo al Noroeste, allí estaba Colonia, la Vetusta novísima, tirada a cordel, deslumbrante de colores vivos con reflejos acerados; parecía un pájaro de los bosques de América, o una india brava adornada con plumas y cintas de tonos discordantes. Igualdad geométrica, desigualdad, anarquía cromáticas». La ruta literaria ovetense identifica Colonia con la calle de Campomanes y sus alrededores.
Pablo Lorenzana«El teatro de Vetusta, o sea nuestro Coliseo de la plaza del Pan (...) era un antiguo corral de comedias que amenazaba ruina y daba entrada gratis a todos los vecinos de la rosa náutica. Si soplaba el Norte y nevaba, solían deslizarse algunos copos por la claraboya de la lucerna (…) Era un axioma vetustense que al teatro había que ir abrigado. (...) Las decoraciones se habían ido deteriorando, y el Ayuntamiento, donde predominaban los enemigos del arte, no pensaban en reemplazarlas», describe Clarín sobre lo que hoy se conoce como plaza del Fontán.
«Por las tardes, paseándose por el Espolón, donde ya iban quedándose a sus anchas curas y magistrados, porque el mundanal ruido se iba a la sombra de los árboles frondosos del Paseo Grande». El Espolón se corresponde con el paseo de los Curas, en el Campo San Francisco, y el Paseo Grande con el de El Bombé. « Las más distinguidas señoritas, que en el Espolón y el Paseo Grande lucían todo el año vestidos de colores alegres, blancos, rojos, azules, no llevaban al coliseo de la Plaza del Pan más que gris y negro y matices infinitos del castaño», cuenta Clarín en 'La Regenta'.
Mario Rojas«El teatro de Vetusta, o sea nuestro Coliseo de la plaza del Pan (...) era un antiguo corral de comedias que amenazaba ruina y daba entrada gratis a todos los vecinos de la rosa náutica. Si soplaba el Norte y nevaba, solían deslizarse algunos copos por la claraboya de la lucerna (…) Era un axioma vetustense que al teatro había que ir abrigado. (...) Las decoraciones se habían ido deteriorando, y el Ayuntamiento, donde predominaban los enemigos del arte, no pensaban en reemplazarlas», describe Clarín sobre lo que hoy se conoce como plaza del Fontán.
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