Pasión y alegría en el cierre de la temporada de la Sociedad Filarmónica
El director y violinista Ilias Kadesha, al frente de la orquesta Vigo 430, debutó ayer en España con un concierto vitalista y muy animado
El nombre de Vigo 430, tal como se apellida la orquesta gallega que ayer clausuró la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón, indica ... dos cosas. Una, la ciudad en la que se formó en el 2005 esta agrupación con profesores y estudiantes la mayoría procedentes del conservatorio de Vigo. La otra, más técnica, se refiere a la afinación de los instrumentos, con la nota la a 430 hercios, ligeramente más grave que las orquestas actuales, y más acordes con la música anterior al siglo XX. Pero más allá del patrón de afinación, lo que caracteriza a la Orquestra Vigo 430 es un entusiasmo espontáneo y directo, subrayado en el concierto de ayer por la maestría del director alemán de procedencia greco-albanesa Jonian Ilias Kadesha. La orquesta es un grupo de cámara de trece instrumentistas de cuerda, dos trompas y dos oboes. Su sonoridad no es especialmente empastada, sobre todo por las trompas, que empalidecen ante los oboes. El director Kadesha es un músico animado, dinámico, le gustan los ataques un poco exagerados y posee un sentido del ritmo un tanto irregular, difícil a veces de seguir, con pausas muy prolongadas. Este sentido del tiempo subjetivo lo lleva también al violín cuando actúa de solista.
En su adolescencia Félix Mendelsshon compuso doce sinfonías para orquesta de cuerda, de la que ayer escuchamos la 'Sinfonía N.º 2 en re mayor'. Una obra para orquesta de cuerda interpretada con corrección.
Cerró la primera parte el 'Concierto N.º 5 para violín y orquesta en La mayor', KV. 219 de Mozart. La versión de Kadesha fue muy personal con cadencias poco convencionales y tiempos demasiado personales. Lo más curioso fue el último movimiento con unos aires de czardas muy acordes con esa sensibilidad de mover los tiempos y de jugar con medidas muy lentas y otras vertiginosas, propia de este director que debutó ayer en España.
'Kadesha volvió como solista en el 'Concierto para violín y orquesta en Re mayor' RV 208 apodado 'Grosso Mogul', por encontrarse en el libreto de la ópera 'El gran Mongol'. Nos encontramos aquí a un Vivalvi muy sui géneris. Una guitarra barroca reforzaba con sus acordes el bajo continuo y lo más peculiar fueron las cadencias en las que el solista introducía aires folclóricos actuales, por ejemplo, el 'Oh Susana! La fusión resultó muy simpática.
'La 'Sinfonía N.º 49 en fa menor' es una obra tensa, característica del movimiento prerromántico 'Tormenta y pasión'. La versión Kadesha la llevó con cierta exageración expresiva no exenta de emoción. Especialmente acertado el último movimiento llevado a una velocidad vertiginosa.
Esta orquesta tiene mucho mérito, le hace falta una mayor compenetración pero sabe transmitir vitalidad y alegría.
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