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El cabo Vidio es uno de los descubrimientos del proyecto arqueológico. ARQUEASTUR
El proyecto Arqueoastur saca a la luz 34 nuevos recintos fortificados en la geografía asturiana

El proyecto Arqueoastur saca a la luz 34 nuevos recintos fortificados en la geografía asturiana

Eduardo Pérez-Fernández, arqueólogo profesional afincado en Escocia, lleva cuatro años catalogando castros y fortificaciones

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Miércoles, 17 de febrero 2021, 01:33

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La arqueología ya no exige exclusivamente de rasquetas y escobillas. Ahora se pueden descubrir yacimientos notables desde un cómodo sillón y con una conexión a internet. Casi como quien juega a un videojuego, a colocar las piezas de un puzle en las que las herramientas de un presentes tecnológico permiten recomponer el pasado. Eso hace el arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández, afincado en Escocia desde 2015 y un apasionado de los recintos fortificados y los castros, que hace ahora cuatro años comenzó a trabajar en un proyecto que busca catalogarlos todos, aportar información sobre ellos y dar con los inéditos, con los desconocidos, con los que se ocultan o apenas se vislumbran en los paisajes asturianos. Así nació Arqueoastur, una web que detalla todo el patrimonio forticado del Principado con el fin último de que pueda ser protegido y estudiado, y que desde hace unos seis meses está operativa. Y en ese camino, ha dado con 34 nuevas fortificaciones.

Son más de 400 castros o recintos fortificados los inventariados en Asturias y los 34 citados han sido ya comunicados a Cultura para su futura inclusión en el inventario de patrimonio. Esos descubrimientos son el fruto de un trabajo intenso, constante pero distante. Se utilizan sistemas de información geográfica, ortofografías aéreas, los datos LIDAR (light detection and ranging), que permiten hacer una especie de limpieza de las imágenes aéreas para quedarse solo con lo que interesa, en este caso restos de fortificaciones. Con esas mismas técnicas se han encontrado numerosos campamentos romanos. «Es la arqueología desde el sillón, tienes medios que no tenías antes, y descubres yacimientos que hasta ahora eran inimaginables», relata Eduardo Pérez-Fernández a la fresca de una montaña escocesa, donde trabaja en un proyecto arqueológico. Y pone un ejemplo concretoy específico de sus hallazgos: «Yo el pasado año entregué la ficha de un castro costero en el cabo Vidio, que en el istmo de la península tiene dos fosos y un parapeto brutal», explica. En realidad, a partir de esas imágenes que aporta la tecnología, comparandolas con fotografías aéreas antiguas, como las captadas en los cincuenta por el vuelo americano, más la visita a la zona, se van cerrando los hallazgos. El de cabo Vidio es uno. Pero hay 34. Y conocer que existen y comunicarlo al Principado es un primer paso para su protección y es también una forma de que los ayuntamientos y los vecinos sepan que están ahí y se preocupen de ellos. Porque además Eduardo Pérez-Fernández considera que puede ser un recurso a aprovechar en el futuro con fines turísticos, y sin grandes inversiones. Esa catalogación y la información concreta que se aporta en la web puede servir para que un paisano de un pueblo no pase con el tractor por encima de unos restos arqueológicos que pueden tener su valor.

Pero esto es solo el principio. Porque con su detección no es suficiente. Es necesario estudiarlos para saber más, para saber si esas fortificaciones son de la Edad de Hierro o medievales. Ese es otro cantar. De momento, lo que Eduardo cree importante es que se renueven las cartas arqueológicas, porque las existentes son antiguas y previas a estas tecnologías casi milagrosas. Y para hacerlo, no es necesario solo el concurso de las administraciones públicas, sino también compromiso de los arqueólogos en ese proceso de búsqueda y rescate.

«Ahora tenemos medios que antes no teníamos, por eso se deberían renovar las cartas arqueológicas»

Entre sus descubrimientos, que en el futuro podrían formar parte de una publicación científica en la que ya se trabaja, destacan los del área oriental de Asturias, «donde supuestamente no había castros». El Cuetu Chico, en Onís, y algunos en la zona de Llanes son de interés, como otro hallado en el concejo de Mieres.

«En Asturias tienen un potencial enorme los recintos fortificados, tenemos lo mismo que hay en Escocia, en Inglaterra o en Francia», concluye Pérez-Fernández, que cuenta en su proyecto con la colaboración de Marcos García González, Nieves Ruiz-Nieto, Rogelio Estrada García y Beatriz González Montes.

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