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Miguel Magdalena, en el escenario. Javier Ruiz
«Lo que pasa en el escenario me sigue pareciendo magia»
Miguel Magdalena, actor de Ron Lalá

«Lo que pasa en el escenario me sigue pareciendo magia»

El Centro Niemeyer de Avilés recibe este 14 de febrero a Ron Lalá con '4x4', una especie de retrospectiva sobre cuatro obras de la célebre compañía

M. F. Antuña

Gijón

Viernes, 14 de febrero 2025, 10:46

Ron Lalá llega este 14 de febrero al Centro Niemeyer de Avilés con '4x4', una función que es una retrospectiva de sí mismos, de sus ya 29 años de trabajo que en 2026 serán treinta. Miguel Magdalena, uno de sus miembros, tiene sus orígenes en esta Asturias, una tierra a la que vuelve con ganas y con un poquito más responsabilidad y nervios por aquello de tener a los suyos entre el público. 'Mi misterio del interior', 'Mundo y final', 'Time al tiempo' y 'Siglo de Oro, siglo de ahora' son las cuatro historias que se vuelven a contar de otra forma con Juan Cañas, Diego Morales, Luis Retana y Daniel Rovalher acompañándole.

–¿Actuar en Asturias siempre es especial?

–Toda mi familia materna es de ahí. Mi madre nació en Luanco, he estado ligado a Asturias desde muy pequeño. Es una parte de mi vida. Recuerdo cuando estrenamos Juan Rama en el Palacio Valdés, creo que fue el más horrible que he hecho en mi vida, era la primera función y fue medio pueblo a verme. Fue una experiencia bonita, pero sí, siempre que vamos a Avilés, al Jovellanos o al Campoamor viene la familia a verme y aprovecho para que pasemos un rato. La gente de Asturias es luz.

–Ustedes también vienen siempre cargaditos de luz, y en este caso con una mirada atrás.

–Es una especie de retrospectiva. Las eferérides ayudan. Cumplimos veintinco años juntos y quisimos mirar atrás. Hacía tiempo que veníamos preguntándonos qué pasaría ahora con todo aquello que hicimos cuando empezamos. Ron Lalá en su momento fue, y lo sigue siendo, una compañía con sellos de identidad muy claros en cuanto a su mensaje, su cariño por el texto, pero también en cuanto a su velada crítica social. Siempre decimos que no nos gusta responder preguntas, sino plantearlas. Y la pregunta de qué ha ocurrido con el humor estaba ahí.

–¿Y cuál es la respuesta?

–Nosotros seguimos recibiendo el mismo cariño, pero es evidente que la sensibilidad de las personas es distinta, que estamos más polarizados que nunca y la gente está más achuchada. La sociedad está un poco más enfadada, pero además hacia adentro. Ron Lalá siempre tiene una vocación popular y siempre es muy bien recibida porque la gente necesite que el teatro esté a su lado, poder ir a las salas y sentir que hay una plataforma desde la que te dicen las cosas que uno piensa.

–Han constatado ese cambio, pero ¿estos montajes en retrospectiva siguen funcionando?

–Sí, sí, el humor sigue funcionando. En este caso no quisimos hacer un 'greatest hits', buscamos un hilo. Encontramos la dramaturgia con un actor como Luis Retana, que es un chaval que cuando empezamos tendría doce años, y era perfecto para ver cómo él transmitía todo eso, ese hilo del novato nos hizo vertebrar bien el espectáculo para que no sea un autohomenaje. Eso añadido a la potencia de los sketches, el ritmo frenético, la música en directo, la fuerza de las palabras, la ausencia de la cuarta pared hace que la gente viva una hora y media maravillosa. Queremos ofrecerles ese canalleo de Ron Lalá.

–La sociedad ha cambiado. ¿Y ustedes?

–Es imposible no cambiar después de tanto tiempo. Yo creo que Ron Lalá ha venido a hacer algo y ese algo lo ha hecho, lo cual no quiere decir que hayamos tocado techo. Estamos con la sensacion de haber conseguido lo que para aquellos chavales era una utopía. Ahora, a mí personalmente, si yo tuviese que ir mañana al instituto, me siento un poco igual, y eso no sé si es bueno o malo, que también hay que madurar... Pero los tíos somos así.

–Saben de dónde vienen, ¿pero saben a dónde van?

–Tenemos ya en las manos el espectáculo siguiente, y vamos a volver por algunos fueros, temáticas más del Siglo de Oro. Seguimos juntos y tenemos cuerda para rato, a pesar de que todos estamos en proyectos distintos. Siempre decimos que cuando estamos con Ron Lalá es como si te llamara la selección nacional.

–Los actores son gente con sus egos y sus cositas, ¿cuál es el secreto para que en 30 años no se hayan enfadado?

–Nos hemos enfadado muchas veces. La clave está en cómo te relacionas con la ambición. Eso te coloca en tu lugar, porque puedes pecar de ser muy ambicioso o muy poco. Yo a veces cuando alguien mea fuera del tiesto le digo: '¿pero en qué momento has hecho el canal de Panamá que yo no me he enterado?' 'Chico, que hay gente que instala redes wifi en campos de refugiados y nosotros somos actores, trabajamos para la cultura, sí, pero ojo'.

–Tienen una labor sanadora.

–Sí, y yo me subo al escenario y me pasa lo mismo: me encanta esa comunión, me encanta oír las risas, y me sigue pareciendo magia absoluta. Me gustar ir a hacer funciones a Salamanca, a Tomelloso y ver a la gente que sigue siendo ronlalera. Eso me tiene muy enganchado.

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