«La televisión pública debe trabajar más el prestigio que la competencia»
El sábado presenta en el Teatro Filarmónica 'Mi vida es una anécdota', un espectáculo en el que repasa los grandes momentos de su carrera
Pedro Ruiz (Barcelona, 1947) no quiere ni oír la palabra jubilación. Este presentador y humorista dice que tiene «más planes que tiempo» y por eso ... no para de hacer cosas. El sábado a las 20.30 horas presenta, en el Teatro Filarmónica, 'Mi vida es una anécdota'.
–Es un espectáculo con tintes autobiográficos, ¿por qué creyó que había llegado el momento de contar sus anécdotas?
–Yo no tenía necesidad de contarlas, pero lo que hago aquí es convertir las verdades en un espectáculo. No pretendo presumir de vida para nada, sino que todo lo que cuento tiene un propósito: enseñar a la gente que a los Reyes, a los ministros, a los cantantes y a los actores les pasan las mismas cosas que a cualquiera. Esto no va de darse importancia, sino de lo contrario.
–¿Hay alguna anécdota que haya elegido no contar para evitar problemas?
–Por mi forma de pensar y mi educación, lo que hago es no hablar mal de nadie. Como hacía Groucho Marx, llamo con el mismo nombre a toda la gente que me hizo mal. Yo quiero que el público salga del espectáculo con muy buen rollo, muy buenas sensaciones y, en algunos casos, muy emocionado.
–Por poner la miel en los labios, ¿puede desvelarnos alguna anécdota?
–Una de las cosas que cuento y que sorprende mucho es quien fue la persona que más intentó influir en el hecho de que yo tuviera hijos, pero no lo consiguió. Hay cosas muy interesantes y muy divertidas, aunque algunas no tienen nombre porque ocurrieron en el tiempo de la dictadura. A los jóvenes que puedan venir, si es que viene alguno, les digo que no es importante conocer si hablo de un presidente o de un cantante porque lo interesante es el hecho.
–Usted lleva ya unos cuantos años de carrera, ¿cómo lleva el que ahora proliferen los 'ofendiditos' en el humor?
–Yo creo que la especie humana es solamente un chimpancé con un teléfono. No damos para más y lo digo en serio. 2024 años y 6.000 desde que existe la escritura y tenemos una enorme inflamación de ombligo. Demasiado 'ofendidito' significa que hay demasiado complejo. Yo estoy en una fase de la vida muy agradable porque ya no quiero tener razón y no queriendo tener razón se vive muchísimo más libre.
–Dice usted que esta obra es un remanso de paz en estos tiempos de crispación. ¿Cómo lleva usted esa polarización diaria?
–Repetimos las cosas. Los seres humanos, en todas las situaciones, tenemos tres fases: hambre, atracón y diarrea. Y se van repitiendo, lo mismo en la revolución, en la dictadura, en la democracia…Yo creo que ese tipo de actitudes responden muchísimo más al instinto que a la conciencia y nos pasa así porque no hemos evolucionado, somos un chimpancé muy mal terminado.
–Televisión Española está en el candelero por el fichaje de David Broncano. ¿Qué le pareció a usted?
–Yo le propuse a la televisión pública hace un par de años hacer algo parecido, pero de una manera más suave. Yo entiendo que mezclar el entretenimiento con la política no es un buen síntoma y creo que la televisión pública debe trabajar más el prestigio que la competencia. Ya sé que esa frase que digo es totalmente inútil porque luego todas las cadenas de la televisión pública de todo el planeta quieren sobre todo que se vean sus programas, pero me parece un camino muy inestable. Igualmente, le deseo lo mejor a Broncano, yo me llevo muy bien con él.
–Usted que ha hecho de todo a lo largo de su carrera, ¿tiene algo pendiente de hacer?
–Muchas cosas. Creo que este año pondré de pie una película, que seguramente producirá un asturiano, Juan Gona. En la televisión estoy intentando reponer 'La noche abierta', sigo con la gira de teatro, escribo poesía todos los días, compongo… Tengo más planes que años y esa es la clave de la salud. Además, todo lo que he hecho lo volvería hacer, intentando hacerlo mejor. Me gustaría ser un buen director de cine, un buen director de orquesta, un gran pintor… Tengo muchas inquietudes y, a pesar de que soy un pesimista, me quedan muchas inquietudes por satisfacer, que es el modo de caminar por la vida sin aburrirse y sin llenarse de telarañas.
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