«Cada uno tiene una Vetusta en su imaginario»
Helena Pimenta dirige hoy en el Niemeyer una versión de 'La Regenta' que cumple 140 años
Con 140 años sobre sus lomos, 'La Regenta' sigue siendo una novela imprescindible. Esta obra cumbre de Clarín se reinventa asiduamente en series, películas y ... obras de teatro como la que la dramaturga Helena Pimenta sube hoy, a las 20 horas, a las tablas del Centro Niemeyer.
–Llegan con prácticamente todo el papel vendido, ¿qué tiene 'La Regenta' para que nadie se canse de ella?
–A mí realmente me sorprende mucho porque tanto la serie como las películas que se hicieron sobre ella tuvieron mucho éxito. Desde luego, la novela es grandiosa y especial y creo que por eso el público está teniendo muchísimo interés en verla. Además influye que estemos en este territorio, que es conocedor de Clarín y de la historia de Ana Ozores.
–¿Representar Vetusta aquí en Asturias añade un poco de presión?
–Trato de que no sea así, porque ya el simple reto de hacerla, supone una enorme presión por lo importante que es la novela y por la cantidad de versiones que tiene la gente en la cabeza. Cada uno tiene su Ana Ozores y cada uno tiene su Vetusta en su imaginario.
–¿Fue complicado trasladar ese ambiente opresor de Vetusta al escenario?
–Fue un reto reflejar esa sociedad que no la deja respirar, pero a veces, en vez de echar mano del gris y la lluvia en el escenario, ponemos el blanco para saturar el ambiente. Hemos elegido una escenografía luminosa para dar una sensación inquietante. Además la opresión también viene dada por la actitud de los otros personajes, que la presionan desde esas conciencias que tienen tan manipuladoras.
–¿Y cómo es esta Ana Ozores?
–Para nosotros es una muchacha que tiene un afán de libertad desde niña muy claro, pero que no tiene instrumentos para desenvolverse bien ni emocionalmente ni socialmente porque no ha estado acompañada por adultos razonables. Su padre no le hacía mucho caso, su madre murió y los adultos que la han acompañado han sido muy rígidos. Por tanto, su necesidad de libertad es apasionante y lucha por construir su propia historia. Es triste porque ella no tiene instrumentos y eso te hace ver, con bastante dolor, una cosa que se podría referir a muchas mujeres de la época.
–¿Cómo fue el proceso de condensar una novela tan extensa en una obra de teatro?
–Fue Eduardo Galán el que hizo la síntesis de aquello que luego trasladamos a escena. Una vez que nos pusimos ya a trabajar en el escenario, fuimos proponiendo cosas que la fueron completando, intentando ser fieles al espíritu de la obra y respetuosos con la grandeza del autor y de lo que él ha contado.
–¿Mantienen el lenguaje de la novela?
–El lenguaje, en lo posible, hemos tratado de mantenerlo porque admiramos mucho a Clarín, pero es verdad que el lenguaje teatral permite ampliar el significado, entrar en aspectos poéticos, redoblar metáforas y aclarar lo que va ocurriendo en el alma de cada personaje. Esto es algo muy propio de esta obra y nosotros incorporamos cuatro narradores que dan información.
–Muchas veces al releer obras clásicas se desvelan semejanzas con el presente, ¿usted ha encontrado alguna que le llamara la atención?
–Siempre me impresiona mucho echar atrás la mirada y ver lo difícil que lo han tenido para sobrevivir y para construir su camino las mujeres. Eso me atormenta, pero también es impresionante el papel tan extraño de la Iglesia, tan criticado por parte de Clarín.
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