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Van Rossom y Rafa Martínez alzan el título.
El Valencia Basket tiñe de naranja la Liga

El Valencia Basket tiñe de naranja la Liga

El cuadro dirigido por Pedro Martínez apabulla al Real Madrid en el cuarto partido de la final y entra en la historia

Óscar Bellot

Viernes, 16 de junio 2017, 02:17

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El Valencia Basket hizo historia al inscribirse como séptimo campeón liguero en la historia del baloncesto español. Lo logró con una superioridad apabullante también durante el cuarto partido frente a un Real Madrid completamente desaparecido durante dos cuartos y medio, irreconocible salvo en los minutos finales cuando la empresa estaba muy cuesta arriba que perdió en la Final Four de Estambul ese espíritu guerrero que le había permitido levantar 13 trofeos en las 19 finales anteriores disputadas en la era Laso a lomos del carácter irredento de los Sergio Llull, Felipe Reyes, Gustavo Ayón o Andrés Nocioni y que aún anda buscándolo.

Poco rastro de ello hubo en los tres encuentros consecutivos en los que los blancos fueron arrollados por una apisonadora, una impresionante máquina de hacer baloncesto que a la férrea defensa que ha exhibido a lo largo de toda la temporada agregó en la ronda decisiva un abrumador acierto en ataque al que contribuyó la endeblez atrás de un equipo cuyos pesos pesados habían apelado en las horas previas al coraje pero que no lo encontró salvo en el arreón desencadenado a raíz del cambio a la defensa en zona ordenada por Pablo Laso en el tercer cuarto y liderado, cómo no, por el base menorquín, que no tiene parangón cuando se ve picado en su orgullo.

Demasiado poco para salvar una temporada que alguna vez olió a triplete y que acabó saldándose con una solitaria Copa del Rey como resultado en parte de la desidia de parte de su extensísimo plantel y otro tanto de la convicción y ambición de dos conjuntos, el Fenerbahçe en la máxima competición continental y el Valencia Basket en la principal doméstica, a los que debe erigir sendos monumentos cualquier aficionado al deporte de la canasta que se precie.

Se abre un panorama gris para la escuadra que entrena Pablo Laso, con varios jugadores señalados por su pobrísimo desempeño en la final. Randolph, Maciulis, Rudy, Ayón, Carroll, Hunter La nómina de estrellas que han rendido por debajo de su nivel en el bando madridista es muy extensa y aboca a los directivos a replantearse un proyecto que parecía navegar viento en popa a toda vela.

Todo lo contrario que el Valencia Basket, un equipo al que pocos situaban en la quiniela de favoritos a comienzos de temporada pero que cerró la misma conquistando la gloria en la Liga que le negaron el Real Madrid en la final de la Copa del Rey y el Unicaja de Málaga en la de la Eurocup. San Emeterio, Dubljevic -MVP de la final-, Thomas, Sikma, Sato. Todos ellos rayaron a un extraordinario nivel, condición imprescindible para aniquilar a una de las escuadras más poderosas de Europa, a la que acabó pasando factura la interminable campaña en la que el nuevo formato de la Euroliga obligó a disputar 82 partidos, la cifra más alta de su historia. Un ritmo agotador que acabó nublando su creatividad en los momentos de la verdad y que se sumó a la descomposición de ese carácter coral que le aupó a lo más alto tras la llegada al banquillo de Laso.

Baste para comprender lo sucedido en el cuarto y último partido de la final la abrumadora diferencia bajo los aros. 47 rebotes (30 defensivos y 17 ofensivos) capturaron los jugadores taronjas, frente a los 24 (19 defensivos y sólo cinco ofensivos) que atraparon los blancos. Un aspecto que suele dar cuenta de quién está más metido en el partido, quién tiene más hambre y más claras las ideas. En todo ello sacó el cuadro local varios cuerpos de ventaja a su contrincante. El abrumador dominio de la zona de los valencianos no impidió al Madrid adjudicarse por la mínima el primer cuarto (19-20). Pero a partir de ahí los visitantes iniciaron una caída libre que les llevó a cerrar el segundo con la tercera mayor desventaja en un parcial de toda la historia para una final (18 puntos).

Tan sólo en el tercer cuarto, cuando Laso contrapuso una defensa en zona que nubló el demoledor ataque taronja se permitió el Real Madrid soñar con la remontada. Llegaron a colocarse a siete puntos. Era el momento que tantas veces se ha visto con el cuadro de Chamartín. Con Llull en modo increíble y el Chapu Nocioni tratando de alargar la hora de su adiós, comenzaban los nervios en una Fuente de San Luis que se había sentido campeona al descanso pero que notaba ya en el cogote el poderoso aliento del conjunto capaz de remontadas imposibles.

No la hubo en esta ocasión porque el Valencia Basket, galvanizado por su público y sabedor de que se hallaba ante una oportunidad única, dio un paso al frente y evitó que los pupilos de Laso salvasen el match-ball. La Liga se queda en Valencia, que catorce años después de su primera y hasta este año única final, une por fin su nombre a los de Real Madrid, Barcelona, Joventut, Manresa, Baskonia y Unicaja. La Liga Endesa viste ya de naranja.

87 - Valencia Basket (19+29+19+20): Diot (11), San Emeterio (7), Sastre (19), Sikma (8), Dubljevic (1) -cinco titular- Sato (10), Thomas (12), Vives (3), Rafa Martínez (9) y Oriola (7).

76 - Real Madrid (20+11+25+20): Llull (23), Rudy Fernández (8), Taylor (7), Reyes (6), Ayón (10) -cinco titular- Nocioni (6), Doncic (2), Randolph (1), Carroll (11) y Maciulis (2).

Árbitros: García González, Conde y Peruga. Sin eliminados.

Incidencias: Cuarto partido de la final de la Liga ACB disputado en el pabellón de la Fuente de San Luis ante 8.500 espectadores.

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