Las asturianas Sara Ouzande y Lucía Val, oro en K4 500 en el Mundial de Piragüismo: «Ha sido un año histórico»

«Hemos hecho historia», sintetizaba la propia Ouzande. «Ha sido un año histórico con dos oros y una plata». El K4 femenino venía de conseguir unas semanas atrás la medalla de plata en los Campeonatos de Europa en República Checa. Ayer quedaron las primeras, pero del mundo. «Detrás hay mucho trabajo». La embarcación española, en la que Ouzande lleva la voz cantante, cruzó la meta parando el cronómetro en 1:32:58, solo nueve centésimas por delante de China (plata) y 21 por delante de las bielorrusas del equipo de Atletas Internacionales Neutrales. «Suele ser un final ajustado. Es una regata de mucho nivel y la gana el que más sufre».

Los Juegos, a largo plazo

«De saltar y gritar no nos hemos privado de nada», continuaba Ouzande, para quien este éxito supone «un plus de motivación». A largo plazo, tanto ella como Val no eluden hablar de la cita olímpica de Los Ángeles en 2028, aún lejana: «Son un objetivo sí. Tenemos objetivos a corto y a largo plazo y la cita olímpica está ahí».

Más especial, si cabe, era el oro para Lucía Val. «Era mi primer Mundial y venía con muchas ganas y nervios». La piragüista de Coaña se deshacía en elogios de su compañera y paisana. «Sara ya tiene esa experiencia y ese montón de vivencias y nos transmite esa confianza y seguridad». De la prueba, la definió como «una regata dura, pero la disfruté muchísimo».

La española era una de las embarcaciones con más opciones en la prueba, pero no lo tenía fácil. El día anterior se habían impuesto en su serie, superando a China y Noruega. El cuarteto español se presentaba en la final con la segunda mejor marca, solo por detrás de Hungría, sextas ayer. «Era importante no desgastarse y llegar con fuerza al tramo final. Nosotras hasta los últimos 150 metros no apretamos y creo que hasta la última boya no nos pusimos en cabeza», acertaba a explicar Ouzande. La gijonesa, que ya había sido bronce mundial en la misma prueba en Duisburgo (Alemania) 2023 y plata en K2 500 en 2022 en Halifax (Canadá) se colgó así el metal que le faltaba.

Para Val, ocho años más joven, su camino casi acaba de empezar: «Una de las cosas que he aprendido es a soñar en grande». Las dos daban por cerrada una temporada de ensueño. Ahora, les quedan dos días de empujar al resto de compañeros de la delegación, en un Mundial que para ellas ya es inolvidable.

La Federación de Piragüismo del Principado felicitó ayer a ambas, así como a los «asturianos de adopción» Carlos Arévalo y Miguel García por su papel en el campeonato en aguas italianas.