«En un derbi influyen tantas cosas que no hay favoritos»

–¿Cómo nace la idea de hacer este libro?

–Con la editorial De La Llama llevaba otros dos otros libros y querían ver si se podía hacer un producto que fuese para las dos aficiones. A raíz de que yo había visto por ahí un libro del clásico Madrid-Barcelona, me surgió la idea y les propuse hacer uno del derbi asturiano.

–¿No parece sencillo repasar cien años de partidos?

–No, porque el libro lleva las crónicas de los derbis desde 1926. Tengo un apartado especial en el que guardo la información de esos partidos, en unas carpetas especiales de todo lo que publica la prensa, sobre todo, fotografías. Fue ponerlo en orden y luego consultar el resto de las hemerotecas, porque una de las partes del libro que lleva los titulares de la información de cada partido de la prensa regional y en algunos casos de la nacional.

–¿Cuánto tiempo le tuvo que dedicar?

–Estuve más de dos años, hay muchísimas horas de trabajo, porque después hay otra cosa muy especial en el libro, que a mí me gusta mucho, que yo llamo el apartado de notas y anécdotas, para lo que me leí prácticamente tres o cuatro crónicas de cada derbi.

–¿Cuál es la anécdota más curiosa que se haya encontrado en ese repaso?

–Una que a mí me llama mucho la atención es del año 1930. Vino un autobús de Gijón al partido y costaba cinco pesetas venir en el interior y cuatro pesetas en el exterior, arriba. Hay infinidad de anécdotas. Las aficiones se mofaban mucho una de la otra desde siempre.

–¿Es posible hacer un trabajo como este sin la pasión que tiene por la historia del fútbol?

–No, creo que no. Un autor que no lo viva y que no tenga esa pasión, yo creo que va a ser difícil. Además, aquí, yo trato de ser imparcial, aunque todo el mundo sepa que mi color es el azul. Sin entender un poco la materia, igual resultaba difícil.

–En diciembre de 1926 se jugó el primer derbi. ¿Cómo se vivió aquel encuentro?

–Ese primer derbi, la verdad es que fue de superioridad del Sporting. Una curiosidad fue que se inauguró una puerta de acceso a El Molinón precisamente ese día. Gustó el equipo que entrenaba Fred Pentland, pero bueno, el Sporting fue superior y venció. Hay que destacar que en esa época había dos tribunas en El Molinón y para esos partidos se puso una más detrás de una portería. El Oviedo fue recibido allí con aplausos, cosa que entonces en Buenavista también pasaba.

–¿Los que se vivieron en los 90 en Primera División fueron los que hicieron famosos a los derbis asturianos?

–La prensa siempre les dio un trato especial. En la prensa regional siempre fueron muy famosos, incluso la nacional siempre dio un trato preferencial a estos derbis, porque, además, había grandes figuras del momento, como Herrerita y Lángara, en el Oviedo, o Antón, Cholo Dindurra, Molinucu y demás, en el Sporting.

–¿Y qué diferencias aprecia entre aquellos y los de ahora?

–El fútbol cambió tanto que no se parecen en nada. Tenga en cuenta que, por ejemplo, en aquella época no se podían hacer cambios si había una lesión y ahora prácticamente cambias el 50% de los jugadores de campo y tienes el tema del VAR. Todo fue evolucionando, particularmente para mal en mi opinión, porque a mí me gustaba más el fútbol de los 70, los 80 y los 90 que el de ahora.

–¿Se echan de menos aquellos derbis en que había mayoría de asturianos sobre el césped en los dos equipos?

–Hombre, a mí me gustan los canteranos, que haya gente de cantera. En el Oviedo quedan Lucas y Cazorla, pero el Sporting tiene bastantes. Influye porque el jugador que es de aquí y pasa temporadas aquí, pues seguramente que va a sentir más si se pierde, porque está más identificado con la afición, más dentro de la sociedad asturiana, que el que viene una temporada y se va.

–¿Se echan de menos aquellos viajes sin incidentes y sin los líos que hay ahora?

–Sí que se echa de menos. Pero como yo digo, al principio de los derbis hubo peleas y como se decía en la época 'atenciones en la Casa Socorro'. Luego llegó la dictadura y ya no había follones, ni había opción a que los hubiera. En los 60 y 70 sí que había buena sintonía entre las aficiones y aparentemente las crónicas y demás no reflejan follones. Empezó más o menos con los amistosos de los 80 y la asociación de los grupos más radicales, cuando se radicaliza un poco el fútbol en general.

–Está identificado como aficionados oviedista, pero este libro también interesa a los sportinguistas.

–Este libro interesa a los locos de la historia del fútbol y somos cuatro. A los clubes actualmente les interesa entre poco y nada. Hay clubes, como el Atlhletic de Bilbao, que ves que sí cuidan y les interesa su historia, pero a los equipos asturianos les interesa muy poco. Con la gente que me relacioné, porque busqué ayuda en gente e historiadores del Sporting, les encanta. Con los que contacté, perfecto. Incluso Janel Cuesta, que fue el que busqué para hacer el prólogo. Me pareció una persona perfecta, nació el año en que Herrerita fichó por el Oviedo y vio muchísimos derbis porque oficiales se jugaron 116 y hay otros 66 amistosos que se recogen en los libros. Él era ideal para dar la visión rojiblanca que sigue dando en EL COMERCIO y me pareció la persona ideal.

–¿Es posible elegir uno entre todos los que ha analizado?

–Siempre pongo dos ejemplos. Hay dos derbis que cambiaron un poco o bastante la historia de ambos clubes. Hay uno de 1930, prácticamente en la penúltima jornada, en el que el Oviedo gana 1-3 en Gijón cuando estaba a punto de ascender el Sporting. El Oviedo le fastidia el ascenso al ganar ese partido y acaba ascendiendo el Alavés. El Sporting tuvo que esperar 14 años para conseguir el ascenso. La otra cara de la moneda fue en 1977, con el famoso gol de Quini, que se le escapó el balón a Dukovic. Era también la penúltima jornada de liga y privó totalmente al Oviedo de subir a Primera División. No sólo eso, sino que el Oviedo el año siguiente bajó por primera vez a Segunda B.