La leyenda del Avilés que triunfa en México
Nacho Castro, que estuvo cerca de sustituir a Cañedo, declara su amor «al equipo de mi ciudad que me dio todo» mientras bate récords en el país azteca
El éxito de la fabricación y venta de la camiseta conmemorativa de la época dorada del Real Avilés Industrial en Segunda División del fútbol español ... está en el imaginario colectivo de la afición blanquiazul. Enfundarse la mítica elástica con la publicidad de Los Telares evoca otros tiempos gloriosos del club avilesino, pero sobre todo permite recordar nombres de leyendas como Joaquín, Marigil o Nacho Castro. Jugadores que que llegaron a lo más alto en la historia blanquiazul y que ahora, desde distintos ámbitos, siguen luciendo con orgullo su pasado en Avilés.
Uno de ellos es Nacho Castro, que allá donde va, y ahora está muy lejos, presume de su Real Avilés Industrial y le declara amor eterno al club. Desde el verano pasado lo hace en México, donde ha emprendido una aventura como entrenador de Mineros de Zacatecas en Segunda División, un equipo que busca ahora su identidad en la formación de futbolistas tras haber sido propiedad del Grupo Pachuca, actual dueño del Real Oviedo.
«Era mi primera experiencia fuera, quería tenerla y buscaba un sitio donde el lenguaje no fuera un obstáculo. Tuve un par de entrevistas con gente joven con visión parecida a la que yo tengo del fútbol. Habían quedado penúltimos y fue todo rodado, con un primer semestre espectacular», recuerda Nacho Castro desde México. Su equipo llegó a batir el récord de más partidos sin perder como local de la competición de la Liga de Expansión MX, donde juegan equipos históricos como el Atlético Celaya, en el que llegaron a estar Butragueño y Míchel, o el Atlante, que disputó el Mundial de Clubes.
REAL AVILÉS«Vidales me llamó, pero acababa de llegar a México y no pude concretar el proyecto con Diego Baeza»FUTURO«Si hay un equipo al que me gustaría entrenar algún día es el Avilés. Me dio mucho y algún día tengo que devolverle muchas cosas»
El Mineros marcó 44 goles en 18 partidos de la liga regular y cuatro de play-off, otro récord del equipo en tan pocas jornadas, en un torneo de apertura en el que llegaron a semifinales. En México la liga de Primera División es cerrada, funciona a modo de franquicias que solicitan plaza en base a una serie de requisitos que tardan un tiempo en certificarse. El equipo de Nacho Castro es uno de ellos y está a la espera de que se resuelva su petición.
Castro tiene contrato en vigor y la posibilidad de prolongar su aventura mexicana. «Me han acogido muy bien, aunque siempre me mantengo en el día a día, y más en el fútbol, que es muy inestable», asegura, a pesar de que a su llegada a México tuvo que lidiar con la prensa local, que intentó desprestigiar su fichaje a base de 'memes' por su trayectoria previa en la Kings League. «Te catalogan un momento de tu trayectoria en el que no podía entrenar en España por normativa. Quise probar cosas nuevas y me gustó muchísimo, conocí a gente como Dj Mario o Ibai Llanos. Fue maravilloso, pero te catalogan como que vienes de una liga de 'streamers', cuando llevo desde los 17 años viviendo del fútbol profesional», añade orgulloso. Lejos de renunciar a esa etapa, incluso piensa en repetir; «en mi mes de vacaciones es el Mundial, igual cojo y me voy a entrenar esas dos o tres semanas».
Mientras, disfruta de su experiencia en Zacatecas, un Estado en el centro-norte de México situado a 2.500 metros de altura con una de las rentas 'per cápita' más bajas del país. «Está castigado por la inseguridad, es un sitio de gente muy trabajadora, con problemas para llegar a fin de mes. La ciudad es muy bonita, con un centro histórico que es de lo más bonito de México. El club lo cogió un empresario local para ayudar a los chicos jóvenes para que tengan academia y ayudarlos en su formación», destaca Nacho Castro, cuyo trabajo en el Mineros llegó a meter a 15.000 personas en su estadio.
Su trayectoria en los banquillos empezó en Peralada con un ascenso de Tercera, después pasó al filial del Girona y de ahí se fue a Barcelona al Horta de Tercera, donde jugó el play-off de ascenso a Segunda B y disputó la final de la Copa Cataluña. «Me llegó el Andorra y fue un cambio brutal en mi vida», donde llegó a coliderar su grupo en Segunda B y fue destituido antes del ascenso a Segunda División.
Volver a casa
Castro no duda en reafirmar su amor por el Avilés. «Si a algún equipo me gustaría algún día entrenar es el Avilés, porque al final es mi equipo. Tengo a mi hermano, a mis amigos del cole, a mi mejor amigo, Manel, que es como mi hermano, y a su mujer, María. Es el equipo de mi ciudad», concluye emocionado.
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