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Semifinales | Vuelta

Con pegada y portero a Kiev

El Real Madrid padece otra agonía en un partido grandioso y memorable, jugado a la ruleta rusa, que eleva a Benzema y Keylor Navas

Amador Gómez

Madrid

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Martes, 1 de mayo 2018

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«Sale el Madrid a luchar... Sale el Madrid a ganar...», reza el himno del centenario del Real Madrid. Y así, tal y como proclama la composición creada para conmemorar en 2002 los 100 años de existencia del club más laureado del mundo, cuando el equipo blanco 'sólo' presumía de ocho Copas de Europa, quiere afrontar este martes el defensor del título, como si no hubiese vencido por 1-2 en Múnich, la vuelta de las semifinales de la Champions contra el Bayern. Con la experiencia del sufrimiento padecido en el Bernabéu tras el 0-3 de la ida de cuartos ante el Juventus, cuando el conservadurismo ante su afición puso en peligro el pase a su octava semifinal consecutiva y estuvo cerca el Madrid de fracasar en su reto de enlazar una tercera final, Zinedine Zidane y sus jugadores se han conjurado para recibir al Bayern con credenciales de campeón y mostrar desde el primer minuto autoridad y ambición.

El camino a Kiev está ya a un solo paso y, conscientes los madridistas de que seguramente les espera otra eliminatoria durísima, como la que también tuvieron que superar en cuartos de la pasada temporada ante el Bayern (otro 1-2 en la ida en el Allianz Arena y 4-2, en la prórroga, en el Bernabéu), les avala el talento y el oficio ante la que hasta hace seis años era su indiscutible bestia negra y se ha convertido en blanca, para disfrute del Real Madrid. Aunque el Bayern destila también orgullo y calidad y cree en la remontada, es el Real Madrid el que pretende dar esta vez el primer golpe, que sería seguramente definitivo, con la intención de mandar desde el principio, y no sólo en el juego, que no está siendo brillante, sino, sobre todo, en el marcador.

«Tenemos que entrar a ganar el partido, sin especular, recular ni hacer cosas extrañas. Tenemos que salir a marcar rápidamente y es lo que vamos a intentar hacer», insistió este lunes Zidane, convencido de que el Bayern se presentará en el Bernabéu «sin complejos, a jugar un gran partido». Conoce ya el Madrid suficientemente al Bayern como para esperar, pese a la indudable ventaja de Múnich, un choque de máxima exigencia, un examen de nivel, como no podía ser menos en el último cruce, rumbo a la gloria o al fiasco, ya que sin la 'decimotercera', sin una tercera Copa de Europa consecutiva, los blancos cerrarían el curso sin títulos. A expensas de esa tercera final seguida, algo que por última vez logró la Juventus en 1998, el de este martes será «el partido del año», como lo ha calificado Zidane, el choque en el que el Real Madrid «debe tener mucha motivación y dar el máximo», como reclama el técnico francés.

El desafío del único equipo que en formato Champions ha encadenado dos títulos consecutivos y aspira al 'triplete' europeo para igualar la marca que logró precisamente por última vez el Bayern hace 42 años, en 1976, vuelve a ser de altura, porque tratándose del rival y, paradójicamente, del escenario, donde el Madrid se encoge ante su afición, el resultado de la ida, incluso con dos goles a domicilio, no puede ser una garantía. «Lo más importante es enfocar la eliminatoria como si fuera 0-0», subrayó en la víspera Sergio Ramos, el capitán de un equipo que, lejos de perder el hambre, aumenta en Europa su voracidad y se crece ante los adversarios a priori más complicados. Tras el PSG y la Juventus, el Bayern es la tercera piedra, aunque en esta ocasión el equipo de Jupp Heynckes no podrá contar con Robben ni con el central Boateng, bajas muy destacadas que se suman a la de Arturo Vidal, que ya no estuvo en el Allianz Arena.

El Real Madrid tiene otra preocupación importante con la ausencia del lesionado Carvajal, que obligará a Zidane a alinear como lateral derecho a Lucas Vázquez o recurrir a Nacho tras un mes de baja por una rotura muscular y con sólo dos entrenamientos del central madrileño. Con la amenaza de Ribéry en la banda izquierda del medio campo germano, el compromiso para el elegido es de cuidado, y requerirá ayudas defensivas y solidaridad del resto de líneas, la ofensiva, liderada de nuevo por el insaciable Cristiano Ronaldo, que en esta Champions sólo se quedó sin marcar en Múnich, donde Lewandowski falló demasiadas ocasiones y el Bayern no estuvo nada afortunado, sobre todo, en el tramo final de la primera parte. Pero por algo es el Madrid el rey de Europa.

Se esperaba que fuese sufrido el pase a la tercera final consecutiva de la Champions, la cuarta en cinco años del Real Madrid, que tras sobrevivir en el alambre ya atisba la 'decimotercera'. Sin embargo, la clasificación a Kiev superó todas las expectativas, en un duelo grandioso y memorable, jugado a la ruleta rusa, agónico de principio a fin, en el que el rey de Europa volvió a exhibir pegada para derribar a un enorme Bayern y esta vez superó el reto también gracias a la decisiva actuación de Keylor Navas, contra quien se estrellaron los alemanes cuando acariciaron el billete a la final. en un choque que eleva la figura del portero costarricense, como también la de Benzema. A falta de Cristiano Ronaldo el francés tomó el relevo, Keylor Navas echó el cerrojo y el madridismo disfrutó con el pitido final casi tanto como con la conquista de la Copa de Europa, después de tantísimo padecer. Una vez más.

Zidane había reclamado en la víspera salir a ganar y «no especular, recular ni hacer cosas extrañas». Pues fue todo lo contrario en el inicio, porque el que fue valiente y ambicioso desde el inicio fue el Bayern, el que se echó atrás fue el Madrid y lo más inverosímil lo llevó a cabo el técnico, al dejar fuera del once a Casemiro y alinear a Modric en la derecha del medio campo para ayudar en teoría a Lucas Vázquez, confirmado como lateral diestro. Así, en el primer error defensivo de la defensa blanca, Kimmich, el mismo que abrió el marcador en Múnich, también lo hizo en el Bernabéu, en esos momentos casi con tanto miedo como su equipo, que se crece cuando precisa de remontadas épicas pero no está acostumbrado a jugar las vueltas en su estadio después de obtener ventaja en la ida, y eso que ya debería tener varias lecciones aprendidas. Aparecieron pronto los fantasmas de la Juventus en cuartos, porque en un duelo inmenso, vibrante, el Bayern había decidido mandar y golpear. Afortunadamente para el Real Madrid, en una jugada elaborada, emergió por fin Benzema, que rompió así su sequía goleadora, en los dos tantos en el sitio y el momento más oportunos y es de nuevo héroe del Bernabéu, rendido en pie ante el francés.

Real Madrid

Keylor Navas, Lucas Vázquez, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Modric, Kovacic (Casemiro, min. 72), Kroos, Asensio (Nacho, min. 87), Cristiano Ronaldo y Benzema (Bale, min. 72).

2

-

2

Bayern de Múnich

Ulreich, Kimmich, Süle, Hummels, Alaba, Tolisso (Wagner, min. 75), Thiago, Müller, James (Javi Martínez, min. 83), Ribéry y Lewandowski.

  • GOles 0-1, min. 3: Kimmich. 1-1, min. 11: Benzema. 2-1, min. 46: Benzema. 2-2, min. 63: James.

  • ÁRBITRO Cüneyt Çakir (Turquía). Tarjetas amarillas a Modric, Lucas Vázquez, Varane y Casemiro.

  • Incidencias Partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones 2017-2018, disputado en el Santiago Bernabéu. Lleno.

Entre Marcelo y Benzema alejaron en principio los temblores, pero ni con el empate fue el Real Madrid capaz de estar tranquilo en el duelo que se disputó a tumba abierta, con el Bayern, que no defiende nada bien, asumiendo muchísimos riesgos, aunque no le quedaba otra, pero también aprovechándose en cada ataque de un agujero entre los centrales blancos, con Sergio Ramos colosal, y encontrando área con muchísima facilidad. El equipo de Zidane también estaba jugando con fuego y demostrando una vez más que sufre excesivamente sin el balón. Sin elaboración en el centro del campo, sus intentonas pasaban sólo por zarpazos intermitentes, pero no era la noche de Cristiano Ronaldo, y la precipitación era seña de identidad en cada ofensiva. Atrás, el Madrid tampoco era capaz de templar y poner orden, y ante un Bayern que es envidiable y no se asusta nunca en el Bernabéu, continuó el sufrimiento de los blancos. A la media hora, cuando el campeón estaba más inestable, aunque menos que tras el descanso, ya debió intervenir Keylor Navas, en lo que fue la primera internada de Ribéry, siempre amenazante por la izquierda, y casi sin tiempo el guardameta respondió a otro ataque germano que culminó James a las nubes a puerta vacía. Ahí se salvó el Madrid, como en el descuento de la primera parte, cuando el árbitro ignoró una mano en el área de Marcelo.

El mayor mazazo para el Bayern llegó sin embargo antes de cumplirse el minuto del segundo tiempo, con el gravísimo error cometido por Ulreich, tras un pase atrás de Tolisso, dejando el portero pasar el balón para que Benzema, crecido en ataque y defensa, entregado y atento a todo, marcase el segundo. Con el mismo resultado de Múnich a favor y un 4-2 global en ese momento, nunca se podía garantizar el ansiado billete a la final, porque el Bayern iba ser aún más peligroso herido. Cada ofensiva alemana era temible y le tocó a Keylor Navas hacer entonces uno de los más formidables paradones de la temporada tras un zapatazo de Alaba antes de cumplirse la hora de juego. Era el primer gran aviso para un Madrid que después desperdiciaría también sus ocasiones, para permitir que el Bayern, siempre al ataque y a tumba abierta, resucitase después con el tanto de James, otro que estuvo excelente en un duelo épico, de altísimo nivel, precioso e inolvidable para el espectador aunque de infarto para todos.

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