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Manel Menéndez (Avilés, 1971) está feliz en el Marino. «Es mi casa, el club que me dio la oportunidad de entrenar en una ... categoría superior después de pasar por el Mosconia y el Praviano. Hay un vínculo. Cuando las cosas son negativas, lo sientes más aquí», confiesa un entrenador que cumple su quinta campaña en el equipo señero de Luanco y al que conduce con paso firme por Segunda RFEF, a solo dos puntos de distancia del 'play off'.
El preparador avilesino conoce bien la casa y a quienes forman parte de ella. Cuenta con la confianza del club para participar de la confección de plantillas de su gusto y también con la tranquilidad de saber que a la directiva no le entrarán las prisas. Con todo ello, el que fuera jugador de equipos como el Real Oviedo, Deportivo de La Coruña, Tenerife y Eibar defiende el discurrir de una temporada que les ha llevado a disfrutar, a doce jornadas del final, de una «situación privilegiada». No obstante, tanto él como el resto del cuerpo técnico y los jugadores saben que en Segunda RFEF no hay opción de relajarse. «Es una categoría muy complicada en la que cualquiera gana a cualquiera».
La tradición del Marino dice que su campo, Miramar, es su particular fortín. No comenzó el equipo haciendo honor a la historia, con tropiezos en casa que se compensaron con buenos resultados fuera. Las tornas han cambiado y ahora el campo luanquín vuelve a ser fetiche para los azules, dándoles dos tercios de los puntos que acumulan en el torneo.
«La gente de fuera piensa que entrenamos allí y que eso nos da ventaja, pero no es así», explica tras culminar la jornada de trabajo de campo en el Complejo Deportivo de Balbín, de hierba sintética. Aunque pisan Miramar solo para competir, Manel Menéndez es consciente de que los secretos del campo no les son ajenos a sus jugadores. «Es un campo complicado y difícil para los de fuera, cuando lo ven no les gusta. Nosotros conocemos las distancias, sabemos dónde resbala, dónde se acumula agua... Esto es una guerra en la que hay que usarlo todo y Miramar es un arma más».
La plantilla del Marino destaca por su experiencia. Con muchos jugadores que pasan de los treinta años, es la más longeva de la categoría. Años que no pesan a la hora de trabajar. «Lo de veterano no me gusta nada. Veterano soy yo, que estoy retirado. Son jugadores con mucha experiencia que han pasado por categorías superiores y han venido al Marino a disfrutar, seguir jugando al fútbol y demostrar que todavía tienen ganas. Da gusto ver a esta gente de más de treinta años por las ganas que le ponen. Es un ejemplo para los jóvenes».
De futbolistas con menos experiencia también sabe el Marino. Los sub 23 con los que cuenta tienen «mucha calidad y talento, pueden aprender mucho. Solemos elegirlos bastante bien, es lo más complicado», asegura. El reto que se plantea el equipo en las doce jornadas que restan para que acabe la temporada es conseguir mantener la línea en casa y afinar en los partidos de fuera, «no cometer tantos errores, que son los que te van quitando puntos».
Con una situación cómoda en la clasificación y la posibilidad de pelear por el 'play off' muy cerca, Manel Menéndez no quiere oír hablar de ascenso. «En el vestuario no se habla de eso, para nada. Tenemos un objetivo muy claro y cuando queden cinco o seis jornadas sabremos por lo que peleamos», apunta un entrenador que recuerda las dificultades para mantener la categoría de campañas anteriores.
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