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Mbappé y Benzema celebran uno de los goles de Francia, ante un Ferran Torres cariacontecido.

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Mbappé y Benzema celebran uno de los goles de Francia, ante un Ferran Torres cariacontecido. Franck Fife (Afp)
Liga de Naciones

La pareja prodigiosa tumba a España con polémica

Un gol de Benzema y otro muy controvertido de Mbappé permiten a Francia remontar la final de la Liga de Naciones ante una Roja encomiable

Óscar Bellot

Enviado especial a Milán

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Domingo, 10 de octubre 2021

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España pasó el rodillo ante la reina de Europa pero quiere más. El fresco y descarado combinado de Luis Enrique, vitaminado por la extraordinaria victoria que logró el miércoles frente a la durante mucho tiempo invencible Italia, desafiará este domingo a la campeona del mundo, de nuevo en San Siro, donde La Roja confía en hacer cima otra vez.

Nueve años después de abrochar en Kiev la Eurocopa con la que cerró un ciclo inolvidable que la convirtió en la envidia de todos, la selección que triunfó con el 'tiki-taka' vuelve a presumir de un juego ágil y vistoso, impulsado por la lozanía de una camada de talentos que viene pisando fuerte.

Pero enfrente estará un rival formidable que ha revolucionado la idiosincrasia que le permitió auparse a lo más alto hace tres años en el Mundial de Rusia para ponerse al servicio de un tridente dorado de delanteros que tira de una Francia menos compacta pero más trepidante y vertical que entonces.

Aunque nació con cierta sordina para poner coto a la letanía de amistosos intrascendentes y su vida todavía es escasa para atisbar el grado de madurez con el que alcanzará la edad adulta, la Liga de Naciones ha cobrado impulso en esta edición gracias a unas semifinales espectaculares que han demostrado la seriedad con que se han tomado la competición los cuatro contendientes. España completó una oda majestuosa frente a Italia y Francia asombró un día más tarde con una remontada frenética que dejó a Bélgica en la cuneta. Ahora los vecinos se verán las caras con la corona que se ciñó Portugal hace dos años en disputa.

El bloque de Luis Enrique acude al cuadrilátero relanzado por el desparpajo con el que se conducen sus juveniles púgiles, que han derribado la puerta con el aval de su talento. La carencia de complejos ante esa Italia que venía comportándose como una apisonadora ha devuelto la ilusión a la afición española, entregada a la solvencia de Pau Torres, el aplomo de Gavi a sus 17 años para nada tiernos y el dinamismo de Oyarzabal, Sarabia y Ferran Torres, tres puñales que aparecen por cualquier lado.

Cargados de galones por un seleccionador valiente que no atiene a carnets de identidad por mucho que se le discuta hasta la más nimia de sus decisiones, esta joven generación de internacionales que mantiene el toque y la posesión como bandera pero también metaboliza ese 'dragon khan' que tanto gusta a Luis Enrique ofrece signos de que está preparada para empresas mayores. Ante Francia tiene una oportunidad excelente para dar otro golpe de autoridad, aunque para ello tendrá de rayar a gran altura porque los 'bleus' no hacen prisioneros.

Dinamita

El grupo de Didier Deschamps no es tan disciplinado defensivamente como aquel que se entronizó ante Croacia en el Luzhniki moscovita pero tiene un arsenal de atacantes capaz de resolver cualquier entuerto en un santiamén. No debe haberle resultado fácil al técnico de Bayona revisar sus principios, asentados por la férrea escuela italiana en los tiempos del 'catenaccio', para ponerse al servicio de una trinidad de delanteros que no tiene equivalente en ninguna otra selección. Pero así lo requería la inconmensurable clase de Griezmann, Mbappé y Benzema.

El viraje operado ya antes de la Eurocopa multisede se ha acelerado tras el fracaso en aquel torneo, lo que está acarreando cierta inestabilidad que seguramente resulte inevitable ante un cambio de semejante calado. Los galos son ahora más permeables porque la defensa de tres centrales que Deschamps viene utilizando en los últimos partidos todavía está en fase de acoplamiento y en el centro del campo falta N'Golo Kanté, el mediocentro con más fondo físico del mundo y un factor de corrección inestimable. Pero los carrileros son otra arma nuclear, especialmente Theo Hernández, autor de la diana decisiva contra Bélgica.

Frente a los 'diablos rojos' funcionó como nunca la conexión entre Griezmann, Mbappé y Benzema. Solo se quedó sin marcar el futbolista del Atlético, que ante España alcanzará el centenar de apariciones con la tricolor, algo que solo habían logrado ocho futbolistas antes que el 'Principito'. Cincuenta y siete de ellos los ha disputado de forma consecutiva, lo que demuestra el valor esencial de su labor para Deschamps, que le ha adjudicado el rol de conector entre el centro del campo y la delantera.

El seleccionador galo tiene las bajas de Lucas Digne por lesión y de Adrien Rabiot, aislado tras dar positivo por coronavirus este sábado. El joven Aurélien Tchouaméni se perfila como recambio del centrocampista de la Juventus como sostén, junto a Paul Pogba, de un centro del campo que tratará de discutirle la posesión a España. El gran desafío de La Roja será evitar pérdidas en la salida que faciliten la guerra relámpago de Francia. En esa partida de ajedrez y en la calidad individual de dos equipos que andan sobrados en dicho aspecto pueden estar las claves de un litigio apasionante.

España tuteó a la campeona del mundo y durante buena parte del partido mereció ganar por su mejor juego y mayor ambición, pero fue víctima, como Bélgica tres días antes, de una pareja prodigiosa que se basta para tumbar al peso pesado más reputado. Aferrada a Benzema y Mbappé, dos atacantes que han establecido una sociedad perfecta, Francia se coronó en la segunda edición de la Liga de Naciones y dejó con la miel en los labios a una Roja encomiable, no sin polémica.

El combinado español dio un repaso en toda regla a Italia en semifinales y peleó con bravura en la final ante un equipo que intimida con la sola mención de sus componentes. Caer, cuando se hace con tanta dignidad, no es ningún descrédito. Los pupilos de Luis Enrique se van de Italia sin el trofeo que tanto ambicionaban, pero han madurado en el proceso y eso ya es un premio considerable. Derrotas así forjan el carácter. Y esta España tiene mucha raza.

Luis Enrique remarcó en la previa que no alteraría su patrón de juego. No iba de farol, pero sí aplicó un par de variantes con miga al alistar a Rodri en detrimento de Koke y a Eric García por Pau Torres. Dos teclas tocó también Didier Deschamps, una de ellas obligada por la baja de Rabiot, que dio espacio a Tchouaméni en la medular, y otra voluntaria, al decantarse por Kimpembe como central zurdo en lugar de Lucas Hernández.

España

Unai Simón, Azpilicueta, Eric García, Laporte, Marcos Alonso, Busquets, Gavi (Koke, min. 75), Rodri (Fornals, min. 84), Ferran Torres (Mikel Merino, min. 84), Oyarzabal y Sarabia (Yéremy Pino, min. 60).

1

-

2

Francia

Lloris, Koundé, Varane (Upamecano, min. 42), Kimpembe, Pavard (Dubois, min. 79), Pogba, Tchouaméni, Theo Hernández, Griezmann (Veretout, min. 92), Mbappé y Benzema.

  • Goles: 1-0: min. 64, Oyarzabal. 1-1: min. 66, Benzema. 1-2: min. 80, Mbappé.

  • Árbitro: Anthony Taylor (Inglaterra). Amonestó a Pogba, Koundé, Laporte y Mbappé.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la final de la Liga de Naciones, disputado en el estadio de San Siro ante unos 35.000 espectadores.

Pero por encima de nombres, en San Siro existía una confrontación de estilos. El toque y la posesión de España contra la electricidad y la pegada de Francia. La campeona del mundo salió con una presión muy alta y a La Roja le costó tomarle el pulso al pleito. No renunciaba a salir tocando bajo ningún concepto, pese al riesgo que ello conllevaba. Una pérdida de Rodri tras una larga cadena de pases precipitó una ocasión pintiparada de Francia. Filtró Pogba para Benzema, que retó a Unai Simón en una acción en la que el guardameta al Athletic respondió de forma soberbia.

Pero la fluidez de España con la pelota atemperó pronto el empuje de Francia, que retrasó el bloque e interiorizó que le tocaba faena. La batuta correspondía a La Roja, ágil en la circulación aunque le faltaba pisar zona venenosa. Defenderse con el balón de las individualidades galas era el santo y seña de Luis Enrique, y en esa faceta el plan de España fue óptimo en la primera parte porque logró borrar el ataque de los 'bleus', más allá del susto inicial. Otro cantar fue el apartado ofensivo, donde el bloque de Luis Enrique no pasó de un disparo mordido de Sarabia que atrapó Lloris sin problemas antes de marcharse a la caseta.

Tenía un punto extra de ambición España, más unida y solidaria que esta Francia llena de egos. Con todo, los 'bleus' seguían siendo un enemigo capaz de arrasar a la carrera. La campeona del mundo no tiene rival en las marchas largas. Lo recordó Pavard con un pase que logró cortar Marcos Alonso cuando Mbappé salivaba. Así se le escaparía el choque a España.

A La Roja le convenía un ritmo bajo. Y en eso Busquets es un maestro. El mediocentro del Barça dio un recital al corte, pero también en la confección. Un envío magistral suyo facultó el gol de Oyarzabal, que soltó las bridas de un partido hasta entonces adormilado. Mas la alegría le duró un suspiro a La Roja, porque Pogba desencadenó un ataque vertiginoso encontrando a Mbappé, que oteó a Benzema en la izquierda y se la cedió generoso. El delantero del Real Madrid divisó a Unai Simón y soltó un derechazo a la escuadra.

Francia, que antes de la diana de Oyarzabal ya había avisado con un disparo de Theo que se estrelló contra el travesaño, descargó entonces su furia. Mbappé marró una entrega fantástica de Benzema, alfa y omega también de estos 'bleus' que le han acogido como el hijo pródigo que es. El talento de Bondy logró desquitarse de ese fallo, para desesperación de España. Porque Theo Hernández, uno de los grandes nombres de esta 'final four', encontró un resquicio en la zaga española y entregó para que el delantero resolviese con finura. La posición del astro del PSG era discutible, pero el VAR validó la acción atendiendo a una interpretación del papel de Eric García en el lance más que cuestionable.

Ni por esas aceptó su suerte España, que acarició el empate con un disparo de Oyarzabal y en un latigazo de Yéremy a quemarropa. Ambos los sacó un Lloris soberbio. Llora España su suerte, pero motivos tiene para estar contenta. Porque de esta Liga de Naciones sale reafirmada en una idea que puede devolverla a lo más alto tarde o temprano. Árbitros mediante.

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