Borrar
La planta de Fos-sur-Mer tiene un horno alto apagado y se llegó a anunciar la parada del segundo. afp
Arcelor advierte de una crisis «profunda y duradera» y pide ayudas públicas

Arcelor advierte de una crisis «profunda y duradera» y pide ayudas públicas

La preocupación se extiende por las plantas del sur de Europa, mientras que el grupo tiene parados ocho hornos altos

Noelia A. Erausquin

Domingo, 24 de mayo 2020, 01:06

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La crisis provocada por el coronavirus es solo la gota que ha colmado el vaso para el sector siderúrgico en Europa, muy tocado ya en el último año por enormes problemas, que van desde la sobreproducción mundial y la llegada masiva de acero extracomunitario a los sobrecostes que supone el mercado de derechos de emisión y la transición energética. El parón de la economía por el COVID-19 es un golpe más que está sembrando preocupación en todas las factorías europeas de Arcelor, pero sobre todo en el sur del viejo continente, más afectado por el coronavirus y con plantas menos modernas y productivas. «Nuestros mercados del sur de Europa han sido severamente afectados por la crisis, que será profunda y duradera», ha advertido estos días el director de ArcelorMittal Mediterráneo, Bruno Ribo.

La anterior crisis ya se llevó por delante los hornos altos y, por tanto, la fase caliente, de las factorías de Lieja (Bélgica) y Florange (Francia). En este último caso, tras un apagado de las instalaciones que, en teoría, iba a ser solo coyuntural. En la actualidad, Arcelor cuenta con ocho hornos altos parados en Europa. Uno en las plantas de Cracovia (Polonia), Bremen (Alemania), Fos-sur-Mer (Francia) y Gijón, y dos en Ilva (Italia) y Dunkerque (Francia), aunque estas factorías tienen tres hornos cada una en disposición de operar. Además, se han cerrado también de forma definitiva las baterías de cok galas de Serémange-Erzange. Sin embargo, aunque los recortes son generalizados, donde hay más recelos por si los ajustes se convierten en permanentes es en las factorías del sur del continente.

En los últimos años, las plantas de Fos, cercana a Marsella, y de Asturias han sido cuestionadas por la dirección del grupo por su productividad, que no se considera a la altura de otras instalaciones. De hecho, en esta ronda de ajustes, la dirección europea decidió el 20 de marzo parar los dos hornos altos de Fos. El primero ya está detenido y el segundo iba a apagarse en junio, lo que despertó los mayores temores en la plantilla. Sin embargo, el 13 de mayo Arcelor dio marcha atrás y ahora asegura que trabaja para mantener la instalación en funcionamiento hasta julio y más allá. Este cambio llegó tras las presiones de los sindicatos al Gobierno galo para que tomara cartas en el asunto.

En Francia se da por seguro que esta decisión se enmarca dentro de las negociaciones que ha iniciado el grupo con el Estado para recibir ayuda pública. «En un contexto sin precedentes, nuestra industria necesitará apoyo de las políticas públicas de relanzamiento y acompañamiento a nivel europeo, nacional y regional», ha señalado tambiénRibo.

A pesar de esta decisión, el mercado no da tregua y, mientras se decide mantener la instalación de Fos encendida, la amenaza se cierne sobre el segundo horno alto de Gijón, el 'B', después de que el 'A' se detuviera a principios de abril. La posibilidad de apagarlo ha sido uno de los argumentos esgrimidos por la multinacional siderúrgica a la hora de presionar a la parte social para que aceptara sus condiciones del nuevo expediente de regulación temporal de empleo. Precisamente, mañana se celebrará la reunión de la mesa central del ERTE, de ámbito nacional, para intentar llegar a un acuerdo entre empresa y trabajadores sobre las mejoras aplicables a esa regulación.

En Italia, las cosas no van mejor. El coronavirus no ha hecho otra cosa que agravar una situación ya de por sí muy complicada. Arcelor adquirió Ilva, la siderúrgica con la mayor acería de Europa, situada en el tacón de la bota, en Tarento, y también con instalaciones en Génova y Novi Ligure. La factoría, que había sido confiscada por el Gobierno, era un desastre ambiental y Arcelor se comprometió a invertir en ella 4.000 millones de euros.

Salida de Italia

Sin embargo, las cuentas no salieron como esperaba y antes de llegar a formalizar la adquisición, la multinacional planteó su salida de Ilva. Finalmente, ha llegado a un acuerdo con el Gobierno para seguir, un pacto que incluye la participación del Estado, pero que ya antes del coronavirus se consideró por parte de los sindicatos un cierre en falso que permitiría al grupo dejar Italia con un menor coste. Los rumores vuelven a sonar con fuerza, sobre todo, tras el cierre de las líneas acabadoras. Tanto es así que los sindicatos y la alta dirección de ArcelorMittal han sido convocados mañana por el Ministro de Desarrollo Económico, Stefano Patuanelli.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios