Borrar
Arcelor apagará en dos meses las instalaciones de la italiana Ilva y se prepara para abandonarla

Arcelor apagará en dos meses las instalaciones de la italiana Ilva y se prepara para abandonarla

Prevé detener los tres hornos altos entre el 13 de diciembre y el 15 de enero y provoca un terremoto social en la localidad de Tarento

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Viernes, 15 de noviembre 2019, 02:06

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A Arcelor no le tiembla el pulso en Italia. Después de anunciar que renunciaba a la compra de Ilva al serle retirada la inmunidad para desarrollar su plan estratégico, la multinacional anunció ayer que parará todas las instalaciones productivas de la gigantesca planta siderúrgica de Tarento. Y lo hará casi de forma inmediata. Su hoja de ruta pasa por apagar el horno alto 2 el 13 de diciembre y el 4 el 30 de ese mismo mes, para detener también el 1 el 15 de enero. Se trata de los tres que quedaban en activo en esta factoría, que duplica el tamaño de las dos asturianas juntas, ya que el 5 está parado desde 2015 y estaba prevista su reconstrucción y el 3 hace aún más años que se encuentra inactivo y está en fase de demolición. Además, también cesará la actividad de las baterías de cok, las instalaciones energéticas con las que cuenta y las líneas acabadoras.

La noticia ha supuesto un auténtico terremoto social en una localidad que, con unos 200.000 habitantes, vive pegada a esta siderúrgica y se debate entre su aporte a la economía -de ella dependen de forma directa más de 10.000 trabajadores- y los problemas que ocasiona, puesto que lleva años incumpliendo la normativa medioambiental y se la acusa de provocar el aumento de la incidencia de cáncer y enfermedades respiratorias en la zona.

Arcelor se hizo con la italiana Ilva tras vender varias factorías para cumplir con los requisitos de las autoridades de competencia de la UE -traspasó a Liberty House instalaciones en Polonia, Rumanía, Macedonia, Italia, Luxemburgo y Bélgica- y comprometerse a invertir 2.300 millones de euros en Tarento, 1.200 en materia industrial y 1.100 para mejoras ambientales, unas cuantías que ahora se esfumarían.

Michele Emilliano, presidente de la región de Apulia, en la que se encuentra la planta, aseguró que la compañía sí administraría la fábrica hasta mayo, un aspecto que sin embargo no ha sido confirmado por la multinacional.

La preocupación es máxima en Italia, dado que queda en el aire el futuro de la mayor siderúrgica de Europa. Fuentes sindicales ya han considerado la situación de «dramática» y dudan de que otro grupo industrial pueda contar con el mismo músculo financiero y quiera hacerse con las instalaciones si no cuenta con protección legal hasta poner en marcha las inversiones necesarias, además, en un contexto muy negativo para el sector. El problema añadido ahora es que una larga parada de todas las instalaciones y con la mayoría de trabajadores regulados hará mucho más complejo que puedan volver a arrancar.

La compra frustrada de Ilva tiene una doble lectura para las plantas asturianas. Por un lado, las factorías de Gijón y Avilés se quitan un duro rival dentro del grupo para lograr contratos e inversiones, ya que competían en el mismo mercado con la italiana, el del sur de Europa, y con los mismos productos -el buen comportamiento del tren de chapa de Ilva se utilizó como amenaza para realizar ajustes en el de Gijón-. Esto podría facilitar que vuelva arrancar el horno alto 'B' y se recupere la plena actividad. Sin embargo, el fracaso de esta operación supone un duro varapalo para Arcelor, tanto económico como de influencia, ya que que ve cómo pierde peso en Europa tras la venta de plantas a Liberty House. Las pérdidas ocasionadas por la operación podrían suponer también que la dirección del grupo quisiera apretar aún más el cinturón y derivar en nuevos ajustes en las factorías que aún mantiene.

De momento, los planes en Asturias continúan, tanto las inversiones que se concentran en estas semanas, como las paradas programadas y los recortes, que la multinacional tiene intención de extender a la acería de Gijón, para la que ha anunciado su intención de suprimir unos 45 empleos.

En este sentido, el consejero de Industria, Empleo y Promoción Económica, Enrique Fernández, destacó ayer los compromisos de inversión que tiene la compañía y, aunque aseguró que no le corresponde pronunciarse cada vez que hace un determinado ajuste, achacó este nuevo recorte a la situación del mercado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios