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Arcelor se reconstruye en Asturias con obras por más de 230 millones en plenos recortes

Arcelor se reconstruye en Asturias con obras por más de 230 millones en plenos recortes

Unos 2.000 operarios trabajan estas semanas en la acería de Avilés y en un horno alto, un sínter y las baterías de cok de Gijón

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Domingo, 17 de noviembre 2019, 05:02

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Es la mayor concentración de obras en las instalaciones siderúrgicas asturianas desde que Lakshmi Mittal se hizo con el control de Arcelor hace más de una década. De aquí a fin de año coinciden en las plantas de Gijón y Avilés trabajos que superan los 230 millones de euros, aunque en el caso de la reconstrucción de las baterías de cok de Gijón se dividen en varias anualidades. Esta instalación, llamada a sustituir a la obsoleta de Avilés, en proceso de desmantelamiento, supone la mayor partida, con una cifra total que supera los 150 millones de euros, pero a ella se suman más de 60 para acometer la segunda fase de la reforma de la acería de Avilés; mientras que las obras en el horno alto 'B' superan los 10 millones de euros y las del sínter rondan los 12.

La paradoja es que esta coincidencia de obras, llamadas a preparar para el futuro las instalaciones asturianas con el objetivo de hacerlas menos contaminantes y más competitivas, se produce en plena crisis del sector y en un periodo de recortes que tampoco se conocía desde los momentos más duros de la recesión, con amenazas incluso mayores que entonces, ya que en aquel momento se trataba de una situación coyuntural y cíclica que afectaba a toda la economía y ahora, a pesar de la desaceleración económica generalizada, existen riesgos casi exclusivos para la industria y, sobre todo, para la del acero. La crisis del sector ha tocado de lleno las instalaciones asturianas, que han visto como se sucedían las paradas por la caídas de pedidos o se regulaba a su personal de producción, pero también al de estructura. De hecho, la plantilla de oficinas tiene nueve jornadas de ERTE en el último trimestre ante un descenso de los pedidos de alrededor del 20%, según la multinacional.

Además, la empresa ha llegado a amenazar con el cierre del tren de alambrón por sus malos resultados, un hipotético cese de la actividad que haría tambalearse como un castillo de naipes al resto de instalaciones siderúrgicas de Gijón. Para reconducir la situación, Arcelor planteó recortes de personal que ha extendido esta semana, aguas arriba en el proceso de producción, a la acería de esta factoría, la LDG, para la que la compañía plantea una reducción del 20% de su personal de producción, alrededor de 45 trabajadores. Una medida sin bajas traumáticas, lo que implicaría principalmente recolocaciones y prejubilaciones, que rechazan los trabajadores y no ven justificadas. Además, para evitar la contratación de eventuales, la dirección quiere parar la actividad del 22 de diciembre al 1 de enero y concentrar ahí las vacaciones de todo el personal.

Mientras todo esto sucede, el gigante siderúrgico alerta de una situación que va empeorando por la desaceleración económica, el aumento desmedido de las importaciones siderúrgicas de países extracomunitarios, la caída de los precios y el incremento de los costes de producción por los derechos de emisión de CO2, la subida de la tarifa eléctrica y el encarecimiento del mineral de hierro.

Sin embargo, con parte de su plantilla regulada y muchas instalaciones paradas o a medio gas, la actividad en las plantas es frenética, precisamente, en estas líneas en las que la multinacional realiza obras. En ellas trabajan estos días alrededor de 2.000 operarios de empresas auxiliares.

La reconstrucción de las baterías de cok de Gijón, apagadas en 2013 y que básicamente se están levantando de nuevo -solo se ha conservado parte de la estructura de la obra civil anterior-, es la inversión de mayor envergadura. Las plantas asturianas de Arcelor se quedaron sin producir cok por primera vez en 63 años el pasado 1 de octubre con el cese de la actividad de las de Avilés, un inicio del apagado que se adelantó sin que las de Gijón estuvieran listas. Se espera que puedan empezar a producir a finales de este mes, aunque solo con la mitad de los hornos, 45. Para el resto habrá que esperar a marzo y solo hacia junio se cree que puedan estar a plena capacidad. No obstante, fuentes conocedoras de la obra hablan de plazos muy ajustados.

Ganar en automatización

En estas baterías, que se encuentran al inicio del proceso siderúrgico integral, se produce el proceso de coquización de la hulla para convertirse en el combustible de los hornos altos para que fundan el mineral de hierro. Las nuevas baterías, mucho más automatizadas, requerirán de alrededor de 100 trabajadores menos. Construidas con las mejores técnicas disponibles, además de los propios hornos y la estructura que los recoge, destacan en esta obra otras instalaciones asociadas y equipos que antes no disponían, como una planta de desorción de NH3 y SH2, una de craqueado de amoníaco y azufre elemental, una de agua amoniacal fuerte, una de generación de vapor, un equipo de agua desmineralizada y nuevos equipos de agua refrigerada, además de una depuradora biológica y un avanzado sistema de captación de polvo. En todos estos trabajos están empleados en la actualidad entre 800 y 900 operarios de auxiliares.

Esta semana también se ha iniciado la parada de otra de las instalaciones que se encuentra en el inicio del proceso productivo: el sínter 'A'. Es ahí donde se prepara el mineral de hierro para que tenga la granulometría ideal para los hornos altos y es de las instalaciones más contaminantes de la factoría gijonesa. En este caso, además de ser sometido a un mantenimiento, se instalará un filtro de mangas para permitir la separación de partículas sólidas en suspensión de la corriente gaseosa. Con él se espera reducir en un 80% la emisión de estas a la atmósfera y dejarlas por debajo de 10 mg/Nm3. La colocación va con cierto retraso, pero se espera que se desarrolle sin incidentes. En la obra participan alrededor de medio centenar de trabajadores. Está prevista una obra similar en el sínter 'B' para 2022.

El cok de las baterías y el mineral de hierro aglomerado con fundentes en el sínter tienen como destino los hornos altos. De los dos con los que cuentan las instalaciones asturianas, ambos en Gijón, solo funciona en la actualidad el 'A'. El 'B' se paró el pasado 6 de noviembre para ser sometido a una obra de mantenimiento que consiste en sustituir los conductos de refrigeración que van por sus paredes, los 'staves', pero se aprovechará también para instalar una captación adicional de humos y prepararlo para poder consumir gas de cok procedente de las baterías y así ser energéticamente más eficiente y necesitar menos combustible procedente del carbón. Estas obras emplean a unos 300 operarios y tienen una duración prevista de 42 días. No obstante, la multinacional ya anunció que la parada de esta instalación es indefinida hasta que no mejore la situación del mercado. Sin cok para abastecer los dos hornos y con la demanda siderúrgica en retroceso, todo apunta a que no retomará la actividad hasta, como mínimo, el segundo trimestre de 2020.

El arrabio que sale de los hornos altos se destina a las acerías donde se fabrican los desbastes que luego se laminarán en las distintas líneas acabadoras. En la acería avilesina también se están acometiendo importantes obras. La mitad de la conocida como LDIII fue sometida a una importante reforma en 2016 y ahora es el turno de modernizar la segunda parte. Se trata de sustituir la vasija y el anillo del convertidor 'A', además de colocar una nueva caldera y un nuevo conducto de aspiración.

Además, se está modificando la máquina de colada continua número 2. En este caso, no se instalará un molde vertical como se hizo hace dos años con la número 1, sino que se mantiene el curvo y se prepara para producir desbastes más anchos y de mayor grosor, lo que permitirá al tren de chapa de Gijón incrementar su eficiencia y proporcionar un producto de mayor calidad. En esta obra trabajan entre 700 y 800 trabajadores y supone que la acería esté completamente parada nueve días entre noviembre y diciembre.

El resto de días, al menos hasta febrero, funcionará a medio gas. Es entonces cuando está previsto que entre en funcionamiento la máquina de colada continua, aunque a finales de enero ya lo habrá hecho el convertidor. La normalidad tardará en llegar a las plantas, aunque Arcelor advierte de que será el mercado el que fije el ritmo de producción y cuando se vuelve a arrancar el horno alto 'B'.

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