AZSA ve el «futuro comprometido» por unos sobrecostes de 50 millones al año

«Llevamos años concienciados con la necesidad de cambio y apostamos firmemente por la eficiencia energética en nuestros procesos industriales. En la actualidad, destinamos más de cien millones de euros a inversiones y ya tenemos electrificado el 98% de toda la energía que consumimos», recordó, pero ese uso intensivo de la electricidad genera enormes problemas de competitividad con el precio de la luz disparado. «Necesitamos un marco que regule las tarifas y nos permita seguir siendo competitivos», reclamó.

Estas declaraciones las realizó durante una mesa redonda con la que se cerró el 'Ciclo transición energética en Asturias, clave para la reactivación económica de la región', que bajo el título 'Apuestas energéticas y tecnologías para una economía sostenible y duradera' organizó Compromiso Asturias XXI y la Fundación Foro Jovellanos, con el patrocinio de Liberbank y la colaboración de las Cámaras de Comercio asturianas, el Club Español de la Energía y el diario EL COMERCIO.

En ella también participaron responsables de otras empresas, tanto eléctricas como industriales, así como representantes políticos. Bautista Rodríguez, director técnico de EDPR-EDP, puso de manifiesto la gran apuesta que está realizando su grupo por el hidrógeno verde, ya que «está llamado a ser el combustible del futuro para el transporte pesado y una alternativa a industrias que no son electrificables». Así, planteó el aumento de la demanda que tendrán los puertos de Gijón y Avilés y la necesidad de almacenarlo.

El papel de las eléctricas en esta cuestión es determinante. Iberdola triplicará su presencia en materia eólica en el Principado, con una inversión de cien millones de euros que generará más de mil puestos de trabajos indirectos, según cuantificó Enrique Fernández Varela, responsable territorial de renovables de la compañía en Galicia y Asturias. «De esta manera contribuimos a dinamizar el tejido industrial de nuestra región. Todo el trabajo de campo fue realizado por empresas asturianas», subrayó.

Para Julio Martín Ramos, director general de Idesa, del Grupo Daniel Alonso, «la transición energética ya no es una opción, es una realidad que se ha acelerado con la pandemia». Su empresa, precisamente, participará en el mayor proyecto industrial de hidrógeno de Europa de la mano de Iberdrola. «Ya vemos que la demanda nos lleva a fabricar cada vez mas materiales para este tipo de productos», señaló.

La movilidad es otro caballo de batalla para administraciones y empresas. «Tenemos el objetivo de reducir 6.000 toneladas de CO2 en Oviedo apostando por planes de movilidad sustentados en aplicar la última tecnología», señaló Benigno Runza, gerente de TUA ALSA, que reclamó una «normativa que regule las velocidades de esta transición energética».

Por su parte, Nuria de Lucas Sánchez, responsable de desarrollo y nuevos negocios de Naturgy, puso en valor la necesidad de «ser capaces de transformar el cierre de las industrias contaminantes en oportunidades de negocio y de empleo y para ello apostamos, entre otras cosas, por el biometano, que nos permita la creación de biogás aplicable a la movilidad y a la creación de energía para usos industriales».