«No se va a aprobar ningún producto que no tenga todas las garantías»
María Río. Vicepresidenta y directora general de Gilead España ·
«Para salir de esta crisis hace falta grandeza de miras, poner el bien común por encima del particular»El Remdesivir, uno de los medicamentos utilizados para tratar el coronavirus, ha puesto a la biofarmacéutica Gilead en el foco de la actualidad ... en los últimos meses. Pero antes de que este antiviral saltara a los titulares, esta compañía también llamaba la atención internacional por otros avances, como los relacionados con el tratamiento del VIH y la hepatitis C. Su estrategia es clara: una apuesta decidida por la I+D+i para desarrollar y producir medicamentos contra enfermedades que amenazan la vida. La vicepresidenta y directora general en España de esta multinacional es la asturiana María Río. Licenciada en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela y máster en Dirección y Administración de Empresas por el IESE de Barcelona, esta noreñense acumula experiencia en un sector más clave que nunca.
–Gilead tiene una estrategia arriesgada, reconocen que persiguen casi imposibles. ¿Pensó alguna vez que una pandemia podría darles esta repercusión?
–Es normal que en una pandemia los ojos de todos se vuelvan hacia quien puede ofrecerles soluciones, ilusión, esperanza. Y es lógico que nosotros, como laboratorio especialista en virología, y por haber sido capaces de desarrollar el primer medicamento que ha sido aprobado para tratar esta enfermedad, nos hayamos hecho un poquito más populares.
–¿Qué papel juega España en una multinacional como Gilead?
–Somos una importante filial de Gilead Inc. en la que replicamos todos sus departamentos. Pero es innegable que la parte dedicada al VIH es la más extensa. España juega un papel muy importante, prueba de ello ha sido su protagonismo en el desarrollo de Remdesivir, ya que ha sido el país, después de los Estados Unidos, en el que más centros han participado y más pacientes han tenido acceso a él en esta fase.
–¿Cómo logra rentabilidad una compañía que busca soluciones tan complejas en un sector en el que los procesos suelen ser muy largos y costosos?
–Poniendo nuestro foco en enfermedades que amenazan la vida y exigiéndonos que nuestros productos sean verdaderamente innovadores. Nuestra compañía fue fundada por investigadores muy prestigiosos que buscaban soluciones a una lacra tan terrible como fue el VIH y hemos conseguido algunos de los mayores avances contra esta enfermedad. Después hemos sido uno de los protagonistas en la exitosa lucha contra la hepatitis C, y, ahora, pioneros en el campo de la terapia celular. La rentabilidad ha sido una consecuencia necesaria y lógica de nuestro buen trabajo.
–¿Cómo se llegó a la conclusión de que el Remdesivir podría funcionar contra la covid-19?
–Era un producto que ya teníamos en nuestra cartera desde hacía 10 años y había sido estudiado en otros virus como el Ébola y para otras enfermedades como SARS o MERS provocadas por otros tipos de coronavirus. Este hecho, unido a la potencia del producto, nos hizo pensar que, tal vez, podía ser eficaz contra la covid-19. Por eso, comenzamos a trabajar sin tregua en su desarrollo clínico y estamos muy orgullosos de haber podido hacer en pocos meses el trabajo que normalmente ocupa varios años.
–¿Cómo está logrando el sector acortar tanto los procesos?
–Para reducir los tiempos y garantizar la seguridad han tenido que concurrir muchos factores: se ha multiplicado el número de participantes en los ensayos clínicos y se ha aumentado extraordinariamente el esfuerzo. Así, se han reorganizado las plantas de producción; se han multiplicado las inversiones a riesgo, poniéndonos a producir antes de tener una confirmación de la eficacia; se han establecido acuerdos de colaboración… Y no menos importante ha sido la coordinación con las administraciones públicas y las agencias reguladoras.
–Pero hay quien pone en duda la seguridad de las vacunas...
–Debemos tener una plena confianza en las autoridades regulatorias. Ellas no van a dar su aprobación a ningún producto que no tenga todas las garantías. Actúan con altísimo rigor e imparcialidad.
–¿Se ha tenido poco en cuenta la opinión de los profesionales sanitarios para tomar decisiones?
–Sin duda, la opinión de los profesionales sanitarios debe ser escuchada con la máxima atención en una situación como esta. Ellos son los que están en contacto directo con lo peor de esta enfermedad y debemos impulsar su presencia en todos los foros.
–¿Cómo ve la salud de la industria farmacéutica española?
–Esta crisis ha permitido que se perciba su verdadera contribución. Este sector ha demostrado durante esta pandemia su extraordinaria capacidad de innovar aportando soluciones en tiempo record y España tiene un gran protagonismo. Es el país de Europa con más ensayos clínicos en covid-19. Y esta tónica se repite en el caso de otras muchas enfermedades. Goza de muy buena salud y es y va a seguir siendo un sector estratégico.
–La industria farmacéutica no tiene siempre buena fama por el precio de algunos de los tratamientos...
–Es posible que en el pasado fuera así, pero lo que yo compruebo ahora no es eso sino todo lo contrario. La gente se ha dado cuenta del valor añadido de la investigación. Resulta muy cara y hace que el precio del medicamento también lo parezca, pero en este escenario todos estamos comprobando que es mucho más caro no disponer de una solución.
–¿Hay enfermedades de primera y de segunda y también países de primera y de segunda?
–Remdesivir fue desarrollado en un inicio para un virus como el Ébola que no es propio de países desarrollados. Además, la nueva realidad nos hace ver que en temas de salud ya no tiene cabida esta distinción. O hay una solución para todo el mundo o no la habrá para nadie.
–¿Hacia dónde camina el sector?
–La industria farmacéutica sigue buscando y encontrando nuevas vías y tecnologías para combatir la enfermedad y procurar la mejor calidad de vida. Lo estamos viendo con la terapia celular o con el nuevo mecanismo de ARN mensajero que se está utilizando en alguna vacuna contra la covid-19. Personalmente, creo que caminará hacia tratamientos más personalizados y específicos con el objetivo, no solo, de vivir más sino de vivir mejor.
–Y Gilead, ¿qué retos se marca?
–Seguimos trabajando con Remdesivir. Tenemos el firme compromiso de procurar mejorar la vida de los pacientes que sufren enfermedades graves, como hemos hecho con el VIH y la hepatitis C. No menos ilusionante es nuestra presencia en la oncología en lo que puede ser el futuro de la medicina a través de la terapia celular. Estamos teniendo unos resultados muy esperanzadores.
–Es farmacéutica, pero también directiva de una empresa... ¿Cómo ve la economía?
–Con una lógica preocupación a la vista de los datos. Pero quiero tener esperanza. Somos un país que ha sido capaz de superar muchas veces situaciones muy difíciles y lo hemos hecho con éxito. Para esto hace falta grandeza de miras, quiero decir, que seamos capaces de poner el bien común por encima de cualquier interés particular.
–¿Qué hará falta para salir de la crisis económica?
–Tendríamos que buscar la manera de que las empresas que están sufriendo su impacto puedan encontrar una vía para recuperar su actividad. Debemos hacer todo lo posible para recuperar cuanto antes el sector turístico y con los avances en las vacunas y tratamientos puede ser alcanzable en el corto plazo. También deben ser una prioridad las familias que se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad. Tenemos ante nosotros la oportunidad de aprovechar los fondos destinados a España dentro de los planes europeos de recuperación, 140.000 millones que podrían ayudar a paliar algunos de los efectos de esta pandemia y mejorar nuestra competitividad.
–¿Cómo cree que nos ha cambiado esta crisis sanitaria?
–Nos ha hecho conscientes de lo vulnerables que somos y de lo pequeño que es el mundo. Ya nunca vamos a considerar un problema de salud que ocurre a miles de kilómetros como algo ajeno. También nos ha hecho dar mayor valor a la vida que teníamos hasta hace apenas un año y a cosas tan aparentemente insignificantes como son un beso, un abrazo o una charla amistosa. También está cambiando nuestra forma de trabajar. La situación nos ha permitido eliminar barreras y trámites que no aportan valor. Sin olvidar que estamos utilizando más y mejor los recursos digitales.
–¿Cuándo cree que podremos volver a la normalidad?
–No lo sé, ni creo que nadie lo sepa. Con optimismo y, permítame la broma, le puedo decir que ya queda un día menos. Todos los avances médicos nos hacen pensar que va a ser más pronto que tarde.
«Asturias podría convertirse en el mejor destino del mundo para el teletrabajo»
–¿Cómo llegó a ser vicepresidenta y directora general en España de Gilead?
–Quiero creer que es el resultado de todo lo estudiado, de todo lo aprendido, de mucho trabajo y de haber estado rodeada de gente muy valiosa. Pero, para mí, ocupar una dirección general o ser nombrada vicepresidente a nivel global nunca ha sido un objetivo vital. Eso sí, siempre he tratado de responder lo mejor que he sabido a los retos que se me han ido planteando.
–¿Cómo ve a Asturias en la distancia?
–Yo procuro que no haya distancia y siempre que puedo me escapo a Asturias. Allí he pasado este último verano, como todos los anteriores, y aspiro a pasar allí todo el tiempo que pueda. Quiero mucho a mi tierra y me importan sus cosas de verdad. Me alegró mucho de que este verano fuera un destino turístico seguro y lo beneficioso que fue esto para su economía. Ahora me preocupan las restricciones y la incidencia del virus que apenas existió en la primera ola. Espero que pronto pueda volver a la normalidad y que sea consciente de una posibilidad que se le abre para el futuro próximo que no es otra que convertirse en el mejor destino del mundo para el teletrabajo. ¿Se imagina usted un sitio más guapo para teletrabajar?
–¿Qué echa de menos en la Asturias actual?
–El afán emprendedor que siempre han tenido mis paisanos. Asturias tradicionalmente ha sido una tierra de visionarios y de grandes transformadores. Echo en falta ese espíritu y me gustaría verlo en la juventud que vive y trabaja allí. Creo que esa potencia está ahí, latente, y espero que se haga realidad y se traduzca en trabajo, prosperidad y un futuro mejor.
–Se ha planteado declararla Hija Predilecta de Noreña, ¿qué supondría para usted?
–No creo que exista un reconocimiento mayor que el de los tuyos. Si llega, me hará sentir muy orgullosa por mí y por mi familia que tiene sus raíces allí y que tanto me ha arropado siempre.
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