Los dueños mexicanos de Duro Felguera inyectarán más capital para tratar de ejecutar el plan de viabilidad

Esa aportación de capital por parte de los actuales dueños es una de las patas de un plan de viabilidad a diez años (2025-2035) que incluye la reestructuración de la deuda contraída tanto con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que asciende a 120 millones de euros, como con la banca acreedora, según fuentes conocedoras de la situación.

Ese plan recoge, además del propio ajuste de plantilla ya anunciado, la supresión de algunas líneas de negocio y delegaciones que la firma tiene en el exterior. Al mismo tiempo se incide en la necesidad de centrarse en proyectos de menor envergadura que impliquen menos riesgo, como los relacionados con las energías renovables, pero no tanto a la fotovoltaica y la eólica como hasta ahora, sino a vectores como el hidrógeno

Asimismo, la firma ultima tanto la venta de su sede en el Parque Científico Tecnológico de Gijón como la planta de El Tallerón a Indra (que centralizará en Asturias su nuevo negocio de fabricación de vehículos blindados). Precisamente este miércoles, el consejero delegado de la multinacional, José Vicente de los Mozos, se desplazará a Gijón para firmar una operación por importe de 3,6 millones de euros en la que se incluye la subrogación de los 158 empleados que aún trabajan en las instalaciones de El Tallerón.

Sin embargo, pese a todos estos avances, aún faltan algunos puntos por pulir dentro del plan de viabilidad (como el acuerdo con las entidades bancarias) y el tiempo corre en contra de la ingeniería. La centenaria empresa asturiana afronta los últimos días antes de que venza el plazo de la segunda prórroga del preconcurso de acreedores, que tiene como límite este jueves, 31 de julio. En caso de no cerrar el acuerdo con los acreedores antes de esa fecha límite, desde Duro no se descarta solicitar una tercera prórroga que permita cerrar los últimos flecos del plan de reestructuración.

Fuentes sindicales se muestran escépticas ante la nueva hoja de ruta de la cúpula y expresan su desconfianza después de los inclumplimientos pasados: «Es un plan de futuro como cualquiera de los anteriores. Presentaron uno en 2022 y no se cumplió nada. ¿Por qué ahora nos lo teníamos que creer? La otra vez también contaba con el visto bueno de la SEPI y de la banca».