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E. C.

Asturias mantiene más de un millar de empresas 'zombis' tras la crisis derivada de la pandemia

Son compañías sobreendeudadas, cuyo rendimiento no puede cubrir sus gastos financieros, y abocadas en su mayoría al cierre

Jueves, 8 de junio 2023, 00:50

En Asturias hay más de un millar de empresas 'zombis'. Son compañías que en su mayoría están ya muertas, como poco agonizantes, pero que siguen activas, de ahí que se las haya denominado así. Su cifra se desbocó a partir de la pandemia, que paralizó casi por completo numerosos sectores, como el de la hostelería, y disparó las deudas de las sociedades. A nivel nacional, su número sigue creciendo a pesar de que la crisis de la covid haya quedado atrás. Los problemas arrastrados desde entonces resultan imposibles de superar, pero no ha llegado aún para ellas el temido cierre. En el Principado, según el último informe publicado por Informa D&B, hay 1.098 de estas compañías, 111 menos que hace un año, lo que supone una reducción del 9,18%. Sin embargo, en todo el país la cifra continúa en ascenso. Ya hay 48.049 empresas en esta situación, 839 más que el ejercicio precedente y 8.489 más que en 2021. En dos años se han disparado un 21,4%. En el Principado, en 2022 eran 1.209 y el año anterior 1.160.

Este análisis identifica este tipo de compañías como las sociedades cuyo rendimiento económico no es suficiente para cubrir sus gastos financieros. Son empresas tremendamente endeudadas. En concreto, el estudio considera que tienen esa categoría de 'zombis' aquellas con una ratio de cobertura de intereses inferior a 1 durante dos años consecutivos y con más de diez años de antigüedad y las compara con empresas de las mismas características. Por tanto, podría haber muchas más entre aquellas de creación más reciente. Todas ellas suponen una «fuente de preocupación porque no son eficientes, y mantenerlas en actividad a través de préstamos bancarios o de ayudas públicas afecta a la productividad general de la economía», explica el informe.

El tamaño reducido de estas sociedades es una de sus características principales, ya que algo más del 83 % son microempresas, mientras que solo el 2,83% son grandes. El 4,31% corresponden a las de tamaño mediano y el 9,62% son pequeñas. Por sectores, la mayoría se concentran en construcción y actividades inmobiliarias (28,49%) y comercio (20,36%). La hostelería, sin embargo, a pesar de ser la actividad más afectada por la pandemia, solo concentra el 7,73% del total, aunque este porcentaje supera ampliamente el peso del grupo de control -sociedades con más de 10 años de antigüedad sin esos problemas de financiación- , por tanto, proporcionalmente tienen una influencia importante.

Para Santiago Álvarez, profesor de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo y vicetesorero del Colegio de Economistas de Asturias, estas empresas «tendrían que haber sido liquidadas anticipadamente». Sin embargo, siguen ahí gracias a refinanciaciones y ayudas como las derivadas de la pandemia o el aplazamiento de procedimientos concursales. Al terminar los periodos de carencia, afloran. «Muchas de ellas quiebran ahora. Están abocadas a desaparecer, pero en su momento se intentó que no se liquidaran, ni cesaran su actividad para no agravar la situación con despidos en masa», explica Álvarez. En la actualidad, deberían estar en concurso de acreedores o ya cerradas porque no son viables. «En algunas, el bache temporal que se esperaba que fuera la pandemia ha generado una deuda tan grande que es imposible de remontar».

«Son empresas que no pueden sobrevivir», coincide Marcos Óscar Martínez, presidente del Colegio de Graduados Sociales de Asturias, que lleva el inicio de su crecimiento a la crisis de 2008 y su apogeo a la del coronavirus. «Sus gastos superan sus ingresos y sobreviven a base de ayudas y de aplicar ERTE a los trabajadores, el problema es que estas empresas se endeudan ellas y dejan deuda en el sistema público, Hacienda, la Tesorería General de la Seguridad Social, en los trabajadores y también en bancos o el 'renting'», advierte.

Regenerar la actividad

En Asturias ve los principales problemas también en la construcción y las actividades inmobiliarias, pero suma el sector de las comunicaciones y la hostelería. «La solución es prohibir la financiación a este tipo de empresas, porque solo causan perjuicios. Hay que tener en cuenta que llegan a un punto en el que es imposible su viabilidad económica», aconseja, y recuerda que cuanto primero se cierren, primero se regenerará la productividad en otras compañías que sí son viables. «Alargar la vida de las zombis solo provoca alargar su deuda con los acreedores».

Madrid y Cataluña concentran el 19,40% y el 18,90% de este tipo de empresas, mientras que Asturias se queda con el 2,29%, sin embargo se trata de una cifra muy superior al porcentaje que supone el llamado grupo de control, que está en el 1,73%. Esto implica que proporcionalmente cuenta con más empresas 'zombis'. Comunidades uniprovinciales como Cantabria o La Rioja, tienen 507 y 463, respectivamente, mientras que en Navarra suman 784. En el entorno, en Galicia hay 3.286, 2.233 en Castilla y León y 2.740 en el País Vasco.

A pesar de la idoneidad de que este tipo de empresas salgan del mercado lo más pronto posible para no afectar a la productividad general de la economía, solo el 6,27% cesó su actividad en el último año, mientras que el 46% se mantuvo en la misma situación y casi el 48% sí logró alguna mejora y «no presenta actualmente indicadores de sobreendeudamiento», lo que implicaría que algunas 'zombis' podrían dejar de serlo.

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