La renuncia a la compra de Ilva «no está ligada a los recortes»

La renuncia de Arcelor a culminar la compra del grupo siderúrgico italiano Ilva no tendrá repercusión en el plan de recortes planteado por la multinacional propiedad de la familia Mittal. Así lo aseguraron ayer fuentes de la dirección europea de la compañía a este periódico, ante la posibilidad de que la retirada de la planta de Tarento del tablero de juego permitiera revertir la bajada de la producción aplicada en las plantas asturianas, que se traduce en 700.000 toneladas menos.

«La decisión sobre Ilva y los recortes de producción en otras plantas europeas no están ligadas», apuntó un portavoz de Arcelor. La decisión de reducir la fabricación en 3,2 millones de toneladas en Europa -en las factorías de Cracovia e Ilva, además de las asturianas-, «está basada en las condiciones del mercado en el que operan las plantas afectadas y la competitividad».

Es decir, en factores como «el impacto de las importaciones y el coste de la energía y el CO2». Los sindicatos ya alertaron de que las plantas de Gijón y Avilés no están preparadas para asumir un incremento de la producción debido a las obras que se están realizando en distintas instalaciones.

La decisión de Arcelor de no hacer efectiva la compra de Ilva ha caído como un jarro de agua fría en Italia. La reunión convocada ayer por el primer ministro, Giuseppe Conte, con la dirección de la multinacional se ha retrasado a esta mañana. Varios miembros del Gobierno han recalcado que Arcelor no puede echarse atrás solo por la retirada de la protección legal de la que disfrutaba, como acaba de acordar el Parlamento.