La hostelería perdió casi 4.000 puestos, el 40% de la destrucción de empleo

con la de momentos que se vivían y ahora solo hay tristeza», lamenta.

La pandemia ha triturado empleo en el sector hostelero como en ninguno. A 31 de enero, el epígrafe de «servicios de comidas y bebidas» reunía a 23.736 cotizantes en la región. En los doce meses anteriores salieron de él 3.926 asalariados y autónomos. Eso supone dos cosas. El 14% de quienes trabajaban en pubs y restaurantes han dejado de hacerlo. De los 50 subsectores que se desprendieron de empleados durante la pandemia, este acumula el 40,1% de las pérdidas.

«Lo peor es que vemos el futuro muy incierto, sabemos que es casi imposible volver a abrir antes de otoño y para entonces suponemos que todavía será con muchas restricciones», comenta Gómez. Hasta marzo de 2020, la sala daba de comer, según recuerda, a una docena de empleados entre camareros y guardarropía, «a los que hay que sumar cuatro de limpieza, un técnico de sonido, entre tres y cinco vigilantes de seguridad, y luego ya los músicos; una sesión de electrónica eran cuatro DJ al menos».

Era una plantilla flotante de unos 25 trabajadores. «Se cansan de esperar a que abramos y parte se está buscando la vida en otros sectores o fuera de Asturias», indica. Él se queda, con la sala cerrada, «sin ninguna ayuda diseñada para este tipo de actividades». Con eso y con «la ilusión del proyecto y la esperanza de poder levantarlo».