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Enfriadero del tren de carril en las instalaciones de Arcelor en Gijón. DANIEL MORA
La gran industria asturiana recibe como un «desastre» el golpe de la subasta eléctrica

La gran industria asturiana recibe como un «desastre» el golpe de la subasta eléctrica

Arcelor y AZSA salen damnificadas de la puja, que solo reparte 4,38 millones entre las electrointensivas por la interrumpibilidad

PALOMA LAMADRID

GIJÓN.

Viernes, 20 de diciembre 2019, 02:42

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«Una tragedia». La Asociación de las Empresas Productoras de Acero y de Productos de Primera Transformación del Acero de España (Unesid) no se anduvo con rodeos a la hora de evaluar el resultado de la subasta eléctrica, correspondiente al primer semestre de 2020, que finalizó ayer con la adjudicación de 4,38 millones de euros. Una remuneración que es un 90% menor que la repartida en puja de este año, que, a su vez, no llegaba ni a la mitad de lo que se pagaba en 2017. El recorte de potencia del 60% y la desaparición de los bloques más ventajosos (los de 40 MW) provocó que la competencia entre las 118 empresas que concurrían a la puja fuera feroz.

«La subasta de interrumpibilidad lleva a la industria siderúrgica al borde del abismo», señaló la patronal del sector, que recalcó el «enorme daño económico» que supone para las empresas -entre las que se encuentran Arcelor y Asturiana de Zinc (AZSA)- «aún mayor del esperado». En este sentido, subrayó que ningún otro sector de actividad ha sufrido recortes tan severos. Las compañías electrointensivas reciben compensaciones por ofrecer el llamado servicio de interrumpibilidad, por el que se desconectan de la red en caso de necesidad para garantizar el suministro eléctrico o para ajustar los precios.

Pero las modificaciones introducidas por el Gobierno central han causado que se tiren las tarifas, con la correspondiente merma para los grandes consumidores de energía. «Con la desaparición práctica del único instrumento que disponía la industria electrointensiva para ayudar a su competitividad, España deja de ser un destino para las inversiones industriales», lo que acarrea consecuencias muy negativas para el tejido empresarial y el empleo de calidad, alertó la patronal siderúrgica. Asimismo, lamentó que el diferencial de precio que paga la industria nacional no se debe a ventajas competitivas de países como Francia y Alemania, «sino a decisiones regulatorias españolas».

Así las cosas, Unesid pidió al Gobierno medidas similares a las de otros estados europeos para contener el precio de la energía porque, sin ellas, «el sector y sus empleos no podrán sobrevivir a largo plazo». Los 1.000 MW que estaban en liza -repartidos en 200 bloques de 5 MW- se adjudicaron entre 30 compañías a un precio medio de 8.764 euros por MW y año. Esta cantidad se encuentra lejos de los 81.220 euros/MW de la subasta anterior, correspondiente a la del segundo semestre de 2019. Se trata del último bache en un proceso que ya venía recortando los importes que recibe la industria, no ya en los últimos meses, sino durante varios años.

Sumando los 101,15 millones de euros destinados a la interrumpibilidad en el primer semestre, el importe de 2019 ascendía a un total de 196,15 millones. Esta cifra supuso un nuevo recorte significativo, unido al del año pasado, que dejó la cuantía recibida por la gran industria en 2018 en poco más de 300 millones, respecto a los más de 350 millones que los grandes consumidores de electricidad percibieron por este concepto en 2017, y menos de la mitad de los más de 500 millones que percibían años atrás.

Entre las compañías que concurrían a la subasta estaban Arcelor y AZSA, las dos únicas de la región que optaban a estas retribuciones. En palabras de la multinacional de la familia Mittal, el resultado fue «un desastre». Tal y como adelantó este periódico, Arcelor se fue con las manos vacías y el balance podría acarrear consecuencias para las plantas asturianas. AZSA tampoco salió bien parada, según apuntaron portavoces sindicales. Según fuentes del sector, la salvaje competencia provocó que los precios se desplomasen y, por tanto, a las empresas no les compensaba pujar para interrumpir su producción en determinados momentos por ese dinero.

Otra de las compañías más afectadas es Alcoa, que tras vender a Parter sus plantas de Avilés y La Coruña mantiene una operativas en Sin Ciprián (Lugo). La multinacional aluminera señaló ayer que el resultado de la subasta supone un encarecimiento de los costes de esta factoría que hace «inviable» su futuro y, por tanto, la producción de aluminio primario en España. Según aseguró en un comunicado, los ingresos obtenidos en esta última subasta son un 90% inferiores a la anterior. Por ello, la dirección está «analizando su impacto».

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