«Algunas plantas lo van a pasar muy crudo el año que viene»

No oculta su enfado por las condiciones de la nueva subasta de interrumpibilidad, tampoco su sorpresa por el recorte que llevará a la gran industria a reducir a la mitad sus ingresos por este servicio que prestan al sistema y sirve de garantía de suministro, así como para controlar los precios. Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), en la que se integran compañías como Arcelor o Asturiana de Zinc, advierte de que la situación es insostenible.

-La convocatoria de la subasta para 2020 reduce a 1.000 MW la potencia interrumpible, lo que representa menos de la mitad de los 2.340 MW que fueron asignados en la última puja. ¿En qué situación deja a la industria?

-Estamos muy preocupados. La situación es desesperada. Lo que estamos sufriendo es un palo tras otro. No es de recibo que sin aprobar el estatuto para las electrointensivas nos vengan con este recorte tan drástico. Algunas plantas lo van a pasar muy crudo el año que viene.

-¿Hay peligro real de cierre de instalaciones?

-La foto para las empresas es la peor posible. No hay opciones. No quiero citar empresas, pero las hay que ya han vendido dos plantas (en referencia a Alcoa, que traspasó sus factorías de Avilés y La Coruña) y que llevan mucho tiempo alertando del alto precio del suministro eléctrico, tenemos empresas con ERE... La situación es muy problemática porque se toma una decisión de este cariz sin que se acompañe de ninguna alternativa. Si al menos nos hubieran dado alguna... pero no hay nada. Hemos dado un salto al vacío.

-Desde el Gobierno se defiende que este recorte es necesario para no recibir una sanción de la UE y que recoge las condiciones de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia. ¿No lo ven así?

-Pues habrá que pelear en Bruselas, porque si la UE autoriza a Francia o Alemania una retahíla de medidas que aplican y a las que no pone peros, ¿por qué aquí no se hace lo mismo? Da la sensación de que hay algo. No pedimos que se inventen nada, sino que se practique lo que tienen otros países, porque si no es un agravio comparativo.

-¿Se sienten discriminados?

-El diferencial con Alemania y Francia se mantiene y, además, no se ha aprobado el estatuto, que era una palanca para mejorar y ayudar a la industria electrointensiva, y nos ha sorprendido que sí se apruebe el real decreto que dota de certidumbre a las renovables. Nosotros también necesitamos certidumbre. Si se aprueba uno se puede aprobar el otro y que tenga medidas concretas y dotación económica.

-El Gobierno asegura que no lo puede hacer porque está en funciones.

-Podríamos entender que no se puedan poner en marcha todas las medidas, pero sin el estatuto, que se haga ahora un recorte de más del 60% en la subasta... Nos hemos quedado en shock, porque esta subasta es la única herramienta que nos ayuda a rebajar el diferencial del precio de la electricidad con respecto a nuestros competidores de Francia y Alemania.

-¿Cuál ha sido la evolución de este servicio?

-La retribución ha ido cayendo en picado, desde 550 millones en 2014 o 2015 con las subastas, porque en 2013 llegó a ser de 700, a los 196 que habrá al cierre de 2019. En 2020 será mucho peor con un servicio de interrumpibilidad muy mermado, con una potencia que supone le 40% de la de 2019, y sin el paquete normativo que se había prometido.

-Tras la moción de censura acogieron con cierta satisfacción las iniciativas del Ministerio de Industria...

-Es que parecía que cogía el toro por los cuernos, pero en este discurrir no ha pasada nada. Ellos mismos dijeron que el estatuto era urgente y se aprueban otros temas, ¿cómo no adoptas este? Y encima te recortan.

-¿Cree que es un problema de falta de entendimiento entre los ministerios de Industria y de Transición Ecológica?

-Nos dicen que es una decisión colegiada. Lo que nos preocupa es que la foto es esta. Se saca adelante el real decreto de renovables, pero no el estatuto de las electrointensivas. Necesitamos certidumbre y seguridad jurídica, porque si no ¿qué nos queda? Todo son buenas palabras pero también indefinición.

-¿No hay un resquicio para el optimismo?

-Estábamos esperanzados con la aprobación del estatuto. Se nos dijo que iba a haber un mecanismo sustitutivo de la interrumpibilidad, con una solución transitoria, pero no ha habido nada. Y vemos que unas decisiones se toman y otras no. Es todo muy oscuro, hay grandes nubarrones y mucha incertidumbre que pone en riesgo plantas y la economía de las comarcas en las que se asientan. La situación es muy complicada. Luego están todos los esfuerzos que hacemos con la descarbonización para ser más eficientes y en vez de ayudarnos a sacar estos proyecto en cuatro o cinco años y que calen esos procesos... Y si ahora tenemos en 2020 la interrumpibilidad tan mermada, apaga y vámonos.