El Principado prevé inversiones en materia de descarbonización por 1.900 millones hasta 2025

La estrategia dibuja tres escenarios posibles para los próximos nueve años en los que es común el esfuerzo inversor, el despliegue de renovables y la eficiencia energética. De hecho, el Principado confía que en el corto plazo, de aquí hasta 2025, se logre una invesión acumulada, tanto pública como privada, de más de 1.900 millones de euros en actuaciones relacionadas con la transición energética. Esta tendencia se mantendría hasta finalizar esta década, cuando la cuantía esperada se elevaría hasta 6.500 millones. No obstante, a pesar de los parques de generación proyectados, la producción eléctrica caerá en Asturias con respecto a 2017, año de referencia, entre un 53,5% y un 12,5%, en el mejor de los modelos planteados.

En este proceso, reconoce el texto, «se producirá una pérdida de empleo neta en el sector energético como consecuencia del cierre de la cadena de carbón», pero se propone que se compense con actividad generada en otros sectores, como el industrial, la construcción, el primario o los servicios. Así, se establece como objetivo que la transición energética posibilite la creación neta de 3.600 puestos de trabajo para 2025 y de 6.300 en el medio plazo, en 2030, por un lado asociados a la construcción y montaje de las nuevas instalaciones y, por otro, relacionados con su operación y mantenimiento, de carácter más estable. A esto habría que añadir la actividad inducida que se genere.

Este documento «de consenso», subrayó Díaz, está elaborado a partir de los trabajos desarrollados desde septiembre de 2019 por la Mesa Regional para la Transición Energética, en la que han participado el Gobierno de Asturias, la Fundación Asturiana de la Energía, la Universidad de Oviedo, CSIC-INCAR, la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), los sindicatos CC OO y UGT, así como representantes de empresas electrointensivas y energéticas, el Club de la Energía y las entidades y agrupaciones representativas de los sectores implicados. Estará en periodo de información pública hasta el 28 de mayo para recabar aportaciones y sugerencias de la ciudadanía.

La estrategia asturiana se asienta en dos objetivos estratégicos, basados cada uno de ellos a su vez en otros dos. Así, se plantea como el primero de ellos descarbonizar el modelo energético, que se asocia con un nuevo modelo de suministro basado en las renovables y la diversificación tecnológica y un nuevo modelo de consumo, impulsado por la eficiencia energética y la electrificación. El segundo objetivo estratégico pasa por potenciar la competitividad de las capacidades regionales y se liga con impulsar actividades económicas alternativas. Además, pone el foco también en el ciudadano, con la generación de empleo y la reducción de las desigualdades. Con esta hoja de ruta se espera que Asturias logre en 2050 un modelo energético descarbonizado, descentralizado, digitalizado y sostenible.

«Aspira a impulsar un nuevo modelo de suministro energético, basado en las renovables, en la diversificación del suministro, la no dependencia de una única tecnología y en un mix equilibrado, capaz de asegurar la calidad y la seguridad de suministro», resumió ayer Belarmina Díaz, para destacar también la importancia que puede tener para Asturias el desarrollo de la cadena de valor relacionada con la energía y la amplia experiencia de la comunidad en este ámbito. «Es una estategia que se basa en actuaciones que son posibles», señaló, en defensa de los planteamientos del documento.

Para seguir esta ruta, se plantean 16 líneas de acción y 63 medidas, que incluyen potenciar las renovables y el almacenamiento energético para asegurar el suministro, desde la eólica marina al hidrógeno, pasando por la hidráulica, la biomasa o la valorización de residuos, pero también acelerar la burocracia relacionada con proyectos, promover un transporte más sostenible (vehículo eléctrico, renovación de flotas...), mejorar la eficiencia energética en edificios e industria, impulsar la I+D+i o potenciar las cadenas industriales regionales vinculadas a este proceso, entre otras.

Con todo este paquete de medidas, el Principado se plantea como objetivo para el año 2025 una reducción del consumo de energía primaria del 28,5%, y durante el segundo periodo de la década, hasta 2030, un ligero crecimiento de la demanda . En cualquier caso, en el global desde 2017, año que se toma como referencia, a 2030 la meta sería una caída del 26%.

En lo que se refiere al porcentaje de renovables en la producción de electricidad se prevé que exista una paulatina transformación del parque de generación, que irá abandonando los combustibles fósiles. De este modo, se propone incrementar significativamente el 16% que representaba en 2017 la generación renovable en Asturias hasta el 55% en 2025 y llegar al 72% en 2030, sobre todo, gracias al empuje de la eólica. En lo que se refiere al ahorro de energía, se prevé que se comiencen a notar resultados en el medio plazo, de modo que se establece el objetivo de alcanzar en 2030 un ahorro del 9,1% en el consumo de energía final.

No obstante, la estrategia asturiana dibuja tres modelos energéticos, en función de los tres escenarios que se pueden dar: PNIEC, que se obtiene del cumplimiento de los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima ; tendencia, que toma como base el conocimiento del mercado y los proyectos en tramitación en la región, así como otros condicionantes, y escenario objetivo, obtenido a partir de ciertas hipótesis técnicas, económicas y de optimización de recursos para conseguir los mejores resultados posibles. Todos ellos implicarían una caída de la producción eléctrica en Asturias y que se siga empleando carbón como fuente energética en la industria, pero con una caída de las emisiones del CO2 con respecto a 2005 de entre el 68,7% y el 77,8% para 2030.

-Promover el aprovechamiento de los recursos energéticos: Impulsar el aprovechamiento de energías renovables marinas, de biomasa sostenible, de calores industriales, de biogás y biometano, sinergias entre el sector energético y el industrial y optimizar la hidroeléctrica.

-Asegurar el suministro de la energía: Evaluar los efectos de la transición energética en el sistema eléctrico y propuesta de mejoras, renovación de las redes, almacenamiento energético, proyectos demostrativos de hidrógeno renovable o de bajas emisiones, redes de calor que aprovechen las renovables o calores industriales, infraestructura de suministro de puntos de recarga del vehículo eléctrico y de combustibles alternativos y digitalización de las redes eléctricas.

-Poner en valor las infraestructuras energéticas: Alternativas para el mantenimiento de instalaciones productoras regionales que finalizan su vida regulatoria, puesta en servicio de la planta de El Musel y puesta en valor de los nudos de transición justa.

-Optimizar la tramitación administrativa de proyectos de transición energética: Adecuación normativa y regulación favorable para fomentar proyectos.

-Promover la eficiencia energética y la diversificación tecnológica en la industria: Programa de mejora de la eficiencia energética y la incorporación de renovables en la industria, acciones piloto de regulación de la red a través de gestión de la demanda industrial, campañas de información y proyectos demostrativos de uso de hidrógeno.

-Renovación energética en el parque de edificios regional: Campaña regional de rehabilitación energética de edificios, puesta en marcha de oficina de asesoramiento energético para Administraciones locales, favorecer la elaboración de planes de mejora energética, así como la compra de energía renovable, incluir la huella de carbono en la contratación pública y determinar mejoras energéticas.

-Impulsar una nueva movilidad sostenible y la diversificación tecnológica en el transporte: Programas de renovación de vehículos, planes locales de movilidad urbana sostenible, proyectos de renovación de flotas y proyectos demostrativos de movilidad alternativa y de hidrógeno en el transporte.

-Impulsar un modelo energético más distribuido: Favorecer la mejora energética colectiva (eficiencia energética y uso de renovables), 'smart grids' y agregadores de demanda.

-Impulsar y fortalecer cadenas industriales regionales vinculadas a la transición energética: Fortalecer y promover la industria regional de energías renovables (marina, solar...), del hidrógeno, del almacenamiento energético, de la edificación sostenible y sus sistemas y de la movilidad alternativa.

-Aprovechar la transición energética para traccionar actividad en los sectores primario y servicios: Aprovechamiento de los recursos renovables naturales como palanca de actividad en el sector primario y como sumideros de carbono, impulsar minería sostenible, acciones para mejorar la gestión sostenible de residuos, la aplicación de TIC y renovación de instalaciones.

-Impulsar la I+D+i en tecnologías de transición energética: Realizar un mapa de instalaciones públicas por sectores para identificar su potencial como bancos de pruebas e impulsar la I+D+i.

-Impulsar la participación ciudadana en el modelo energético: Actuaciones piloto para impulsar la generación de energía renovable local, el autoconsumo colectivo y compartir excedentes con hogares vulnerables.

-Favorecer acciones en territorios en transición justa: Poner en valor las singularidades regionales (cierre minas, térmicas, descarbonización industrial, logística...) y promover la puesta en marcha de proyectos en territorios de transición justa.

-Proteger a los colectivos más vulnerables: Creación del Observatorio Regional contra la Pobreza Energética y asesoramiento desde las Administraciones a los colectivos vulnerables.

-Informar, sensibilizar y formar sobre la transición energética: Campañas de divulgación para promover autoconsumos colectivos, generación de energía renovable local, gestión de la demanda o compartir excedentes con hogares vulnerables; campaña de sensibilización sobre movilidad sostenible, acercamiento entre la formación y la industria para favorecer la adaptación de los profesionales a las necesidades derivadas de la transición energética y optimizar la tramitación administrativa de proyectos.

Implementación e integración de la Estrategia Energética: Elaboración de la Planificación Energética con horizonte a 2030, seguimiento de la estrategia (Observatorio Regional de Transición Justa), integración con otras estrategias y políticas regionales, facilitar la colaboración público-privada y realización de actuaciones conjuntas entre distintas Administraciones.