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Los participantes en la tercera sesión de las jornadas sobre fondos europeos organizadas por EL COMERCIO. Damián Arienza

La UE y el Principado coinciden en impulsar la economía del dato, biosanidad y el mundo rural

La telemedicina y el sector agroalimentario se revelan también como dos de los sectores clave para la captación de las nuevas ayudas

Viernes, 11 de septiembre 2020

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La pandemia ha condicionado, o cuanto menos acelerado, la formulación de aquello en lo que la Unión Europea quiere convertirse en las próximas décadas. Ese resultante parece que aunará elementos que ya estaban ahí, un mundo rural al que se había prestado menos atención en los últimos años, y sectores emergentes que estén en consonancia con la neutralidad climática y la digitalización. Una estrategia hacia la Europa que viene que, según se vio ayer en la tercera sesión de las jornadas 'Asturias, ante los nuevos fondos europeos', organizadas por EL COMERCIO y Fade y patrocinadas por Banco Santander, ha alineado los intereses del Principado y la Comisión Europea. «La Asturias de la próxima década debería reflejar una sociedad cohesionada, con un sector primario puntero y uno industrial que esté basado en la economía del dato», señaló el jefe de la Representación de la Comisión Europea en España, Francisco Fonseca. Un guante que fue recogido por el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez, quien subrayó que el Gobierno autonómico «ya tiene la visión de ir hacia ahí e incluso las herramientas a disposición, a falta de afilarlas un poco más». El consejero, reivindicando la estrategia prioritaria del Ejecutivo de potenciar la cohesión territorial en la región, recordó que Asturias es una de las pocas regiones en el mundo que cuenta con un operador neutro de telefonía. Algo que, en este contexto, debería facilitar «esa conexión del mundo rural y urbano, donde el teletrabajo sea uno de sus principales ejes».

Buen conocedor de los entresijos comunitarios, el eurodiputado socialista Jonás Fernández, señaló que, en este nuevo escenario, «se abre una oportunidad muy importante para el sector agroalimentario asturiano, no solo para las grandes empresas, sino también para el desarrollo de proyectos más pequeños».

No obstante, desde Fade, su coordinador de fondos comunitarios, Guillermo Orejas, insiste en que no se debe olvidar cuál es actualmente la realidad empresarial de la región: «Debemos de arrancar esta transformación con aquella gran industria que tiene una mayor importancia en número de empleados y contribución a la balanza comercial» de tal forma que sirva de «fuerza tractora que acabe permeabilizando en todo el tejido industrial asturiano».

Pero, a vueltas con el medio rural, claro protagonista de la jornada, el debate sobre su revitalización sirvió para traer al primer plano otro sector prioritario para la Unión Europea y el Principado: la biomedicina. Y bajando al detalle, la telemedicina. «La población del mundo rural se sentiría mucho más cerca, aunque sea de forma telemática, mediante esa primera asistencia», señaló Francisco Fonseca, quien avanzó que «ya están en marcha algunos proyectos experimentales donde la Unión Europea va a invertir dinero». Por lo pronto, la Comisión Europea ha puesto en marcha una consulta pública donde los ciudadanos pueden responder, hasta el 30 de noviembre, sobre la percepción que tienen del medio rural y sus carencias, bien sea en aspectos relacionados con las infraestructuras, accesos a los servicios públicos o la conectividad. Guillermo Orejas recalcó que en todo este ambiente de cambio «la empresa va a jugar una papel decisivo que permita cumplir con los objetivos del Pacto Verde».

Trabajo en remoto

Jonás Fernández aconseja, en estos momentos que pudiera parecer que exista una sobreabundancia de ayudas, «la necesidad de ser más proactivos; cada vez estará disponible un mayor volumen de financiación para los proyectos que se presenten a las convocatorias de concurrencia competitiva». Pero, incluso en este campo, el consejero de Ciencia, dejó claro por donde deben ir los tiros en el caso de Asturias: «la economía del dato, el Internet de las cosas, el big data y la ciberseguridad». Y, de nuevo, se volvió al medio rural. «El desarrollo de esos campos permitirá atraer puestos altamente cualificados que trabajen en remoto, permitiendo conectar de forma ordenada el mundo rural con las ciudades». Desde la Comisión Europea se avala esta iniciativa. Es vista como una forma de «aprovechar la desventaja rural y el síndrome de la Asturias vaciada para darle la vuelta a la ecuación, atraer fondos europeos y garantizar que la región se conecta a las islas urbanas», señaló, Francisco Fonseca.

A la hora de abordar todos estos nuevos proyectos, el coordinador de fondos comunitarios de Fade considera «esencial» la cooperación público-privada y la «definición inminente de una estrategia, acompañada de un liderazgo» que permita dar forma a las iniciativas. Por su parte, desde el Principado se insiste en que esta transición no debe alterar la aportación de los sectores clave en la economía asturiana, solo, transformarlos. Borja Sánchez defendió que «Asturias debe seguir siendo una región industrial, donde este sector suponga el 20% del PIB o más» pero, añadió, «tras haberse reinventando». Para conseguirlo, el directivo de la Comisión Europea tranquiliza: «hay mucho dinero y Asturias sabe cómo gastarlo».

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