Las tecnológicas piden al Principado que renueve la formación ante el reto de sumar 600 empleos al año
Solo el 7% de quienes se formaron en el Servicio de Empleo en el último lustro fueron contratados por empresas de Tecnologías de la Comunicación
¿Qué grado de coherencia hay entre los programas formativos impartidos por el Servicio Público de Empleo de Asturias (Sepepa) en los últimos cinco años ... y las necesidades de las empresas del sector TIC (de Tecnologías de la Información y la Comunicación? A esta pregunta ha querido dar respuesta el clúster TIC en un informe realizado para el Sepepa. Y una de las principales conclusiones es que, siendo una actividad que crece a un ritmo de entre el 6% y 8% anual y requiere de la incorporación de unos 600 profesionales al año, la aportación a través de esta vía formativa del Sepepa es escasa.
Para empezar, en el lustro 2018-2022 participaron en todas las formaciones 1.859 personas, una cifra baja, teniendo en cuenta que el promedio anual no llega a los 400 participantes. En ese periodo, además, se formalizaron 9.917 contratos (la mayoría para camareros, peones y vendedores en tiendas y almacenes) y, de ellos, solo 752 (el 7,58% del total) fueron contrataciones de empresas tecnológicas para ocupaciones específicas del sector TIC. Encabezan el listado técnicos en operaciones de sistemas, programadores informáticos y técnicos en asistencia al usuario.
Si se amplía el espectro –esto es, contrataciones para ocupaciones que necesiten alguna capacidad TIC– el porcentaje se eleva al 18,23%. Los teleoperadores, empleados administrativos y profesionales de la enseñanza están en la parte alta de la tabla.
«Formación a la carta»
A la vista de ese 7,58% de contrataciones propiamente del ámbito TIC, el sector considera que no solo se necesita que haya más participantes, sino también «una mejor oferta de las empresas formadoras para que los participantes acaben siendo contratados. De un catálogo de formación de más de 300 cursos de informática diferentes, solo se impartieron 36 distintos». También estima necesaria «una mejor definición de los cursos». En este sentido, una de sus propuestas es el diseño de «formación a la carta, con certificación de fabricante» en función de las necesidades de las empresas, según explica Enrique Jáimez, director general del clúster TIC, agrupación empresarial que lleva pidiendo una «estrategia tecnológica clara en la región». Entre otros motivos, para la atracción de talento ante situaciones de empresas que no encuentran profesionales. Los 500 al año que pone la enseñanza reglada en el mercado no son suficientes.
Para este informe, el clúster contó con la colaboración de 30 expertos que, divididos en tres grupos (Administración y sistemas de ciberseguridad; Desarrollo de software y Marketing digital), analizaron a lo largo de dos meses más de una treintena de programas de formación y certificados de profesionalidad. Y extrajeron varias conclusiones. Específicas y generales.
Entre estas últimas, la necesidad de renovación. Recomiendan, así, «promover certificados y especialidades que estén fuera de las ya incluidas en el catálogo del Sepe (el Servicio Público de Empleo Estatal)», agilizando el procedimiento para diseñar el programa formativo previo.
Esto, sin olvidar la importancia «revisar la posible obsolescencia en todas las formaciones cuyo diseño o creación supere los cinco años, dada la alta velocidad de avance de las tecnologías, herramientas y competencias del propio sector». De hecho, recomiendan la elaboración de este tipo de estudios cada año para asegurar «la adaptación a las necesidades cambiantes de la tecnología y la mejora de la empleabilidad». Asimismo, consideran fundamental que «los formadores en el sector no solo posean conocimientos pedagógicos adecuados, sino que tengan también experiencia profesional».
Abordar casos prácticos
En cuanto a la modalidad formativa, se inclinan por los formatos semipresenciales, «acorde a la modalidad habitual mixta de teletrabajo y presencialidad parciales de las empresas TIC empleadoras», y hacen dos apuntes de interés: la importancia de que se incluya en todas las formaciones un módulo de 'competencias blandas ('soft skills'), como la comunicación y el trabajo en equipo, y que en todos los cursos haya un proyecto o caso práctico.
Hablan así, de casos reales tutorizados, «planteando un reto razonablemente complejo, sin facilitar la solución, asignando un presupuesto, realizando un análisis de riesgo...» o utilizando metodología Lean, orientada a resolver problemas y orientarse por objetivos. Aconsejan también incrementar la duración de los módulos de prácticas en empresa y realizarlos a la vez que la parte académica. Esto es, apuestan por la formación dual.
El informe se presentó hace unas semanas en el seno del Nodo de Talento del clúster TIC, en el que se integran el propio Sepepa, con su gerente, Begoña López; la dirección general de Enseñanzas Profesionales, con Javier Cueli al frente; y agentes de las oficinas de empleo de los ayuntamientos de Gijón, Oviedo y Llanera. La idea es facilitar la información a centros formadores y hacérsela llegar a actividades profesionales del sector, a la patronal TIC, al Sepe y a ministerio para el diseño de itinerarios formativos.
Contratar con un nivel 3
En este punto, los expertos sugieren que «muchos programas formativos, por su alcance y duración, no son profesionalizantes para las competencias y habilidades requeridas por el desarrollo profesional. No obstante, puede ser interesante el diseño de itinerarios formativos en cada área de trabajo a través de estudios que cuenten con estos profesionales».
De hecho, en el grupo específico sobre Desarrollo de software, se vio «insuficiente el alcance de casi todos los certificados y especialidades formativas para que las personas que los cursan tengan las competencias necesarias que permitan su inserción directa en el sector. Sobre todo, aquellos certificados correspondientes a niveles 1 y 2». Y similar opinión se extrajo en el grupo de Marketing digital.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión