Menos del 20% de los trabajadores genera el 70% de las bajas laborales
España se sitúa a la cabeza de Europa en tasa de incapacidad temporal por enfermedad, con un 5,6% de jornadas perdidas y un impacto económico del 5,4% del PIB
En España menos del 20% de los trabajadores (concretamente el 16,6%) acumula el 70% de las bajas laborales (69,6%), una tendencia que ha ... disparado el impacto económico de las incapacidades temporales por enfermedad. En 2023 estas ausencias justificadas representaron un 5,4% del PIB español; además, las jornadas laborales perdidas aumentaron un 52% respecto a 2018.
Son datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), junto con la mutua Umivale Activa, que han trabajado con más de 62 millones de procesos de IT anonimizados para entender qué está ocurriendo en el mercado laboral español y ponen sobre la mesa en un momento en el que las bajas laborales aumentan la partida de gastos de la Seguridad Social. «No todo se puede explicar con que si la economía va bien, aumentan las bajas. Si va mal, se va más a trabajar», explicó José María Peiró, catedrático de Psicología Aplicada a la Empresa de la Universidad de Valencia y coautor del estudio. «Tampoco se puede explicar por esa picaresca española de repetir la baja o ampliarla», apunta Octavio Granado, exsecretario de Estado de la Seguridad Social.
No obstante, los autores de la investigación consideran que la repetición es fundamental para entender el absentismo por IT y su crecimiento en España. Según sus datos, esta característica representó el 64,5% de las jornadas perdidas en 2023 (12,6 puntos más que en 2018) y fue responsable de todo el aumento de la tasa de absentismo. «Es cierto que la mayoría de los trabajadores no tiene ninguna baja en todo el año», destaca Lorenzo Serrano, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universitat de València y también codirector del informe. Sin embargo, el 16,6% de la fuerza laboral de 2023, es decir, aproximadamente 3,3 millones de trabajadores, acumula el 70% de las incapacidades temporales. «No solo tienen una baja, sino que acumulan dos y hasta tres en un año», apuntó Serrano.
Este porcentaje ha aumentado 12,6 puntos porcentuales en el último lustro y estos trabajadores son responsables de prácticamente la totalidad del aumento del indicador de absentismo por incapacidad temporal entre 2018 y 2023, resumieron los autores. «La repetición de bajas puede ser un fenómeno natural, pero también puede estar relacionada con fallos en el proceso de curación y diagnóstico, o incluso podría esconder situaciones irregulares, especialmente en las patologías difíciles de objetivar», apostillaron.
La repetición de las bajas tiene un peso importante en los 368,7 millones de jornadas laborales perdidas al año, según los datos de 2023, que provocaron una pérdida de 81.574 millones de euros del PIB español, un 5,4%. Esta cifra supone 25.900 millones más que el coste total de 2018.
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Si observamos a los trabajadores que repiten baja, su peso ha crecido notablemente en los últimos cinco años: han pasado de representar el 50% del total de días perdidos a concentrar el 64,5% en 2023, es decir, casi dos de cada tres casos. La mayoría de estos 'repetidores' presenta dos o más grupos patológicos. Las más comunes son también las más difíciles de determinar, como los dolores (algias) y, sobre todo, los trastornos de salud mental, aunque también hay procesos neumológicos o digestivos. Estas dos categorías —las algias y la salud mental— concentran más de la mitad de los casos y suponen casi seis de cada diez procesos de larga duración actualmente activos.
En 2023, los registros de la Seguridad Social, por primera vez en su historia, anotaron casi 600.000 incapacidades temporales relacionadas con la salud mental, un 110,52% más que en 2018. Según los datos a los que tuvo acceso este periódico, la ansiedad y los trastornos depresivos fueron las causas que más bajas laborales acumularon ese año. No obstante, esta cifra no ha dejado de aumentar en los ejercicios siguientes.
Coste milmillonario
El drástico aumento de las incapacidades temporales en España está tensionando la tesorería de la Seguridad Social y también de las empresas. La partida de subsidios por IT se ha disparado un 78,5% con respecto a 2019, según los cálculos del Banco de España, y rozan los 16.500 millones de euros. Al mismo tiempo, el coste directo que supone para las empresas, que a menudo completan la ayuda de la Seguridad Social, ha crecido hasta los 4.613 millones, un 62% más que un año antes de la irrupción de la pandemia provocada por el virus Sars-CoV-2.
Las causas que explican por qué hay tantos trabajadores de baja en comparación con antes de la pandemia no están claras, como revelan los autores del estudio. El deterioro de la salud tras la pandemia, el envejecimiento natural de la población y el buen momento económico son algunas de las justificaciones que el Ministerio de Seguridad Social ha puesto sobre la mesa de diálogo con sindicatos y patronal para abodar esta problemática. «También hay que revisar el sistema sanitario español que alarga estas bajas por su saturación», apuntó el exsecretario de Seguridad Social durante la presentación del informe del Ivie. «Los médicos no son interventores de la Seguridad Social. Ellos no estudian para controlar el gasto, no es su función. Les atribuimos funciones que no les competen», añadió.
La reforma del Gobierno, sin embargo, no se centra en el apartado sanitario, sino en la modificación del apartado laboral. La propuesta del departamento de Elma Saiz se asienta sobre dos ejes de actuación: acortar la duración de las bajas y favorecer la reincorporación de los afectados.
En el primer campo, el Gobierno propone para los procesos por contingencias comunes de menos de 365 días de duración que las mutuas puedan proponer el alta por incapacidad permanente a la inspección médica, para que la entidad gestora valore si procede o no acordar la iniciación de expediente.
El segundo foco, el Ejecutivo lo pone en la reincorporación en los casos de larga duración o «altas progresivas» como así se ha trasladado popularmente. En esta propuesta, el Ministerio plantea que la vuelta al trabajo (siempre que la IT sea mayor a 180 días) sea progresiva cuando el trabajador haya recuperado la salud y tras recibir el alta médica. Una progresividad que tendrá una duración máxima de 30 días y será aplicable a trabajadores a jornada completa y también trabajadores a tiempo parcial con una jornada superior al 80%. «Esto es habitual en los países de nuestro entorno», defendió Granado este martes.
Durante este periodo el empleado trabajaría la mitad de su jornada habitual, recibiendo la parte correspondiente del salario y una prestación equivalente al 50% de la prestación por la mitad de la jornada que no trabaja. No obstante, por el momento, esta propuesta cuenta con la oposición de los sindicatos. «La medida parece precipitada y carente de garantías suficientes para proteger la salud de las personas trabajadoras», han repetido en varias ocasiones los representantes de los trabajadores.
Bajas con rostro femenino
El estudio del Ivie y Umivale también analiza las diferencias de las bajas laborales pautadas en España en los últimos años, y estas tienen un rostro claro: el femenino. «Esto se debe a que muchas de ellas tienen una doble jornada laboral», apuntó Granado.
En 2023 las mujeres registraron mayores valores en el indicador de absentismo por IT (porcentaje de jornadas anuales perdidas sobre las potenciales), con un 6,4%, frente al 4,8% de los hombres. Destaca que la salud mental tiene un mayor peso en las jornadas perdidas de las mujeres (21% frente al 15% en los hombres). El informe también constata la disparidad de resultados en función de la edad: el indicador de IT es del 3% en el caso de los jóvenes de entre 16 y 29 años y del 9,6% en el caso de los trabajadores entre 60 y 64 años. De hecho, el 20% del incremento corresponde a las jornadas perdidas por estos trabajadores cercanos a la jubilación. «Esto es normal, porque la fuerza laboral ha envejecido», comentó Serrano.
Sin embargo, la incidencia es mayor en el grupo de los más jóvenes, con 648.000 trabajadores de entre 20 y 24 años. «Los jóvenes presentan muchos más episodios, aunque su duración por IT sea menor en términos de días de baja», explicaron los autores del estudio.
En cuanto a las diferencias derivadas de las características de los empleos, el informe detecta una probabilidad ligeramente mayor de tener IT entre los trabajadores con contrato indefinido y jornada completa. Además, la probabilidad también es mayor —hasta 17 puntos porcentuales— en el caso de las ocupaciones menos cualificadas.
Por sectores, el estudio detecta las mayores tasas de absentismo laboral por IT en las actividades administrativas y servicios auxiliares, las relacionadas con el suministro de agua y actividades de saneamiento, y las actividades sanitarias, con porcentajes de jornadas perdidas por encima del 7%. Por el contrario, las menores tasas de absentismo se registran en el sector de información y comunicaciones (2,4%) y en las actividades profesionales, científicas y técnicas (2,6%). Llaman también la atención sectores con menor absentismo que la media, como agricultura, actividades financieras y educación.
Del mismo modo, se estiman diferencias significativas en función del territorio. Las mayores tasas de IT se registraron en Canarias, País Vasco y Galicia, donde superaron el 7% de jornadas perdidas en 2023. Por el contrario, los menores porcentajes se dieron en Islas Balears, La Rioja y la Comunidad de Madrid, donde no superaron el 5%. Las diferencias territoriales también son evidentes en la prevalencia de procesos de IT de larga duración (más de 365 días): Canarias, Galicia y Cataluña presentaron una prevalencia superior a 11 por cada 1.000 trabajadores, mientras que fue inferior a 7 en comunidades como La Rioja y Madrid.
Asimismo, cabe destacar las diferencias en cuanto a trabajadores repetidores a nivel provincial. Los mayores porcentajes se registraron en Barcelona, Álava y Navarra, con valores superiores al 24% de la población protegida. En el extremo opuesto, Cáceres, Jaén y Salamanca presentaron los porcentajes más bajos.
Fruto del estudio combinado de las variables sector y territorio, los análisis muestran que las diferencias del indicador de absentismo por IT que existen entre comunidades autónomas se explican en su mayor parte (un 80% del total) por las diferencias regionales de IT dentro de cada sector y, en menor medida, por las diferencias en la composición sectorial de sus economías (el 20% restante).
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