La caída de precios y del consumo eléctrico evidencian la crisis industrial en Asturias
La región lidera la bajada de la demanda de energía en 2019, con un 32,9% de descenso, y los importes se reducen un 10,8% por los recortes en la actividad
NOELIA A. ERAUSQUIN / PALOMA LAMADRID
GIJÓN.
Sábado, 25 de enero 2020, 02:50
Hay indicios claros de la crisis que atraviesa la industria asturiana y que poco margen dejan a las dudas sobre la caída en la actividad del sector. En una región donde las empresas electrointensivas tienen un peso enorme, la caída en el consumo eléctrico -coincidente prácticamente con la demanda- es una señal clara de problemas. El desplome registrado en 2019, en comparación con el ejercicio anterior, fue de tal calibre que Asturias lideró este descenso con un 32,9% de reducción. Casi el mismo porcentaje que alcanzó Galicia (-32,8%), según los datos ofrecidos por Red Eléctrica de España.
La explicación más lógica apunta al brutal recorte de la actividad aplicada en la actividad de Alu Ibérica -la antigua Alcoa-, que aún hoy en día tiene paralizadas las cubas de electrólisis. Antes de anunciar su decisión de cerrar las factorías de Avilés y La Coruña, el consumo de sus tres plantas -hay que añadir la de San Ciprián, en Lugo, la única que queda en sus manos- suponía el 3% del total de la electricidad utilizada en España. Es en estas instalaciones de las fábricas de Avilés y La Coruña donde se producía el aluminio primario y precisamente las que otorgaban el carácter electrointensivo a las plantas.
De hecho, la multinacional y la plantilla -que sumaba casi 700 trabajadores antes de su venta a Parter Capital- acordaron el apagado de las series de electrólisis para reducir notablemente la factura energética y mantener así los empleos durante el tiempo que se prolongó el expediente de regulación de empleo (ERE). Los trabajadores reclaman al nuevo propietario que las ponga en marcha, pero Parter alega que es inviable hacerlo si se mantienen los actuales costes de la electricidad en España, que se sitúan entre los más altos de Europa.
Paradas de Arcelor
Otra de las grandes electrointensivas asentadas en Asturias, Arcelor, también redujo su producción, lo que contribuyó a reducir la demanda de electricidad. Resultó clave para ello el recorte de 700.000 toneladas en la producción anual, decisión que el gigante siderúrgico achacó a la caída de pedidos como consecuencia de la desaceleración económica, del elevadísimo aumento de las importaciones de acero procedentes de países extracomunitarios y al incremento del precio de las materias primas. A esto hay que sumar las sucesivas paradas ejecutadas a lo largo del año, no solo para ajustarse a la demanda, sino también con motivo de las obras realizadas en el horno alto 'B', las baterías de cok de Gijón y la acería de Avilés, entre otras. En líneas generales, no ha sido un buen año para las electrointensivas, que siguen sin contar con el estatuto prometido por el Gobierno central, que calcula que podría aprobarse en un mes. Se refleja esta crisis en su consumo interanual, que en España cayó un 9,2%, el mayor retroceso de los últimos diez años.
Otra demostración del declive industrial de la región la da el Índice de Precios Industriales, cuyo dato de cierre de 2019 hizo público ayer el Instituto Nacional de Estadística, y que revela que Asturias sufrió la mayor caída del país. Este indicador retrocedió en el Principado un 10,8% durante el pasado año, lastrado por el desplome en el sector energético, que bajó un 21,1%; mientras que el de bienes intermedios se redujo un 5,9% y el de bienes de consumo duradero lo hizo un 2,7%. Sí subieron, aunque de forma moderada, en torno a un 1%, los bienes de consumo no duradero y los de equipo.
La explicación de esta caída, que por su virulencia contrasta con la que se produjo a nivel nacional, que fue de un 1,9%, deriva de distintos factores. El principal fue la evolución del sector energético durante el último ejercicio. La reducción del precio del gas en comparación con el del carbón supuso la expulsión de este último del mix eléctrico, un aspecto al que contribuyó también de forma determinante el aumento del precio de los derechos de emisión de CO2, que penaliza más a las centrales que utilizan este combustible fósil.
De este modo, las térmicas de carbón, en las que se basa principalmente la generación eléctrica en Asturias, apenas funcionaron en todo el país, con la excepción de la de Aboño, que entró en el sistema con cierta normalidad, ya que resulta imprescindible, al menos hasta el momento, para garantizar el suministro a la gran industria y que, además, revaloriza los gases siderúrgicos de Arcelor. Mientras, la central térmica de Soto de Ribera, también de EdP, funcionó principalmente como ciclo combinado, mientras que las de Naturgy e Iberdrola, en Soto de la Barca y Lada, respectivamente, apenas tuvieron actividad. Según un comunicado enviado esta misma semana a la Comissão do Mercado de Valores Mobiliários (CMVM), el supervisor portugués, EdP redujo su producción con carbón durante 2019 en un 49% en la península, mientras que elevó un 91% la generación con gas. Esta sustitución del carbón por el gas, a precios mucho menores, tuvo una incidencia directa en la caída de los precios, pero también otro aspecto, el desplome del mercado del acero.
Más información