La sidra, en todas las ocasiones
Escanciada, en la mesa, como aperitivo, como ingrediente de cocina, para hacer postres o para acompañarlos, la bebida patria es una auténtica todo terreno gastronómica
Miguel Llano
Sábado, 17 de enero 2015, 00:34
La sidra es la bebida del verano y mucho más. Lo es todo o puede serlo, porque la industria sidrera, en los últimos años, se ha encargado de ampliar su gama de productos.A la sidra tradicional de escanciar, y a la sidra achampanada, se le han sumado sidras naturales filtradas (de mesa), brut, de hielo, aguardientes, de otras frutas como la pera...
Y la industria agroalimentaria también ha desarrollado nuevos productos: quesos lavados con sidra o hechos directamente con ella, chorizos a la sidra enlatados, turrones y cuarta y quinta gama en las que la bebida patria es base de las salsas y condimentos.
La sidra, de principio a fin, puede ser hilo conductor de una comida y, aunque en Asturias, la de escanciar es la que realmente se consume, el cliente foráneo está dispuesto a probar cualquiera de las que hoy en día están en el mercado:«El cliente gastronómico que tiene sed y hambre de nosotros quiere probar nuestras sidras. Calculo que entre un cinco y un diez por ciento de nuestras mesas prueban alguna sidra en cualquier de sus presentaciones», explica el maitre y propietario del restaurante gijonés Auga, Antonio Pérez, galardonado con una estrella Michelin y referencia culinaria del Principado.
«En la cocina, la sidra aporta acidez, amargor y eso va muy bien con muchos platos», explica el socio de Pérez, Gonzalo Pañeda, cocinero del restaurante. La sidra, además de como bebida, es condimento para muchos platos, entre ellos el ya tradicional plato de merluza a la sidra:«Es muy importante controlar la cocción de la merluza a la sidra y no tenerla cociendo más de tres o cuatro minutos (para una ración de 200 gramos aproximadamente) ya que así la textura y la combinación con la salsa serán perfectas», explica.
La gelatina de sidra, un producto agroalimentario, sirve también para realizar platos con el aroma de la bebida. Además, la sidra, salvando el aguardiente envejecido que supera los 40 grados, es una bebida baja en alcohol, por lo que con un consumo moderado, en esta época de desplazamientos, es un producto que puede permitir realizar una comida y, después, volver a coger el coche. Hay más formatos, como el botellín de sidra, que parecía en deshuso, pero que, de nuevo, vuelve a introducirse en Asturias, para así, no tener que dejar de disfrutar esta bebida en ninguna ocasión. Porque casa en todas.