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Herencias que merecen todos los premios
Las Calderetas se quedaron en Asturias para celebrar su primer cuarto de siglo, enfocadas más que nunca a premiar legados que se mantienen
Las Calderetas de Don Calixto cumplieron 25 años en una gala emotiva y más especial de lo habitual, celebrada el lunes ante un numerosísimo público. Nadie quiso perderse un capítulo fundamental en la historia de los premios que anualmente entrega este suplemento en el transcurso de una gala que termina convirtiéndose en la gran fiesta del sector.
Fue singular porque se recordaron los alrededor de 70 grandes nombres de la hostelería que han pasado a recoger el premio a lo largo de estos años, y también a los jurados encargados de su elección, firmas todas ellas reconocibles en estas páginas en uno u otro momento. A todos los recordó, agradecido, el director de EL COMERCIO, Ángel M. González, durante su intervención: Carlos Iglesias, Luis Antonio Alías, Eufrasio Sánchez, Eduardo Méndez Riestra, José Manuel Vilabella, Miguel Llano, Jessica M. Puga y Benjamín Lana.
La vigesimoquinta entrega de las Calderetas de Don Calixto fue también única porque no se aplaudió únicamente la historia propia, sino también la de cuatro familias premiadas en la edición. Todas por haber contribuido a poder saborear una Asturias mejor a base de trabajo, saber hacer y muchas ganas. Porque si algo tienen en común la familia Manzano (Honor), el restaurante La Tabla (Asturiana), Alejandro Villa (Proyección) y Acueo, ostras del Eo (Innovación) es que son proyectos heredados que se merecen todos los premios.
La fiesta fue en Somió Park con Real Agrado, El Gaitero, Ternera Asturiana y Coca-Cola como aliados
La Caldereta «es sinónimo de constancia, esfuerzo, calidad y éxito», presentó el director de este periódico los galardones que ponen de manifiesto el trabajo de los veteranos y sirven de ascensor a los nuevos talentos. «Los creamos para aplaudir a los mejores del sector, y en eso seguimos», sumó al respecto el director general de la División de Gastronomía de Vocento, Benjamín Lana. Y si algo tiene Asturias para presumir son proyectos que pasan de generación a generación y perviven.
Es ejemplo claro la familia Manzano; de hecho la Caldereta es para todos ellos, para la saga que iniciaron Marcial y Olga, continuaron Nacho, Esther, Sandra y Olga, y ya tiene futuro con Jesús y su hermano Miguel. En el caso de La Tabla, fueron los abuelos y la madre de la actual generación al frente quienes abrieron el restaurante a las afueras de Gijón el 7 de julio de 1973.
LOS PREMIADOS
- Casa Marcial: «Gracias de corazón por acordaros de nosotros»
- La Tabla: «La nuestra es una historia de sacrificio que tiene a la familia siempre en el centro»
- El Pandora: «Estamos en un buen momento y tengo muy claro hacia dónde quiero ir»
- Acueo: «Carmen Vinjoy aportó a Acueo la tradición y nos inició a amar el entorno»
El Caldereta a la Proyección, el cocinero avilesino Alejandro VIlla, también agradeció a sus padres un negocio que ellos abrieron como cafetería y él se ha encargado de convertir en restaurante. Y en el caso de Acueo, no fue la familia la que les cedió el testigo del cultivo de ostras en el Eo, pero sí que tanto Eduardo Martín como Nuria Núñez deben lo que soy a Carmen Vinjoy, la última cooperativista que produjo tal peculiar manjar en la ría a la altura de Castropol.
En el transcurso de la gala también se reivindicó la sala como pieza fundamental del día a día de los restaurantes. Nacho Manzano encumbró a su hermana Sandra «como la mejor jefa de sala de España», y lo mismo declaró Alejandro Villa de su padre Alberto. Y junto a ellos estaba Víctor Menéndez, que oficia en la Tabla. «Los tres mejores de España están en Asturias, tenemos un 'dream team' que ni el Barça», bromeó Manzano.
Lo más granado del sector hostelero y la política asturiana no se perdieron discursos cargados de sentimiento por parte de quienes defienden la esencia del pasado desde una perspectiva de futuro. Nada de lo ocurrido hubiera sido posible sin el impulso del Gobierno del Principado y el Ayuntamiento de Gijón. La gran fiesta de la gastronomía asturiana se celebró en el restaurante Somió Park con el patrocinio de la IGP Ternera Asturiana, Grupo El Gaitero y vinos Real Agrado y con Coca-Cola como colaborador.