Vicente Alonso: «Los jóvenes no quieren dedicarse a la hostelería; tenemos que cambiar»

Tras más de media vida profesional ejerciendo fuera, Vicente Alonso, el que fuera maître del Grupo Paraguas en Madrid, regresó a Asturias en plena pandemia para coliderar un grupo hostelero que en Oviedo tiene Casa Ramón y en Gijón, La Nueva Zamorana. Este ovetense, que de niño descubrió que lo que le gustaba era el trato con el público, encontró su sitio en la sala y, tras trabajar 15 años en su ciudad, probó fortuna en Lanzarote y Madrid. «La hostelería es una carrera interminable», asegura quien ha atendido a estrellas tales como Naomi Campbell, Sharon Stone o Leonardo DiCaprio y ha visto la debilidad de Miguel Boyer por los frixuelos.

-No paramos de decir que la hostelería ha cambiado. Ponga ejemplos de ello.

-Antes había mejores equipos de profesionales. Ahora, la gente joven escoge menos este oficio y cuesta más formar equipos.

-La falta de trabajadores se ha convertido en una constante. ¿Qué pasa?, ¿por qué no hay?

-Porque eligen otras opciones que ven más claras. Es que en hostelería se echa alguna hora más que en otros sectores y está el tema de los horarios... Esto hace a los trabajadores inclinarse hacia otros oficios.

-Los horarios y otras cuestiones han sido la eterna lucha, pero es ahora cuando empieza a faltar.

-Asuntos tales como los horarios, los descansos y los contratos son por los que la gente no se quiere dedicar a la hostelería.

-¿Qué solución ve?

-Acortar horarios y abrir en las horas de mayor productividad sería una. Al final, en todos los negocios hay días o momentos de mayor actividad frente a otros más tranquilos. Pienso que el cambio es responsabilidad nuestra, de los que estamos a este lado; reorganizarlo para ser mejores.

-Ha estado los últimos 15 años trabajando en Madrid. ¿En qué se diferencia su clientela de la asturiana?

-Son mercados totalmente diferentes. El de Madrid es mucho más amplio porque se da cita todo el mundo, desde grandes empresarios y políticos a actores de Hollywood, deportistas y personajes de la televisión, por citar algunos. Además hay que sumar la población flotante, con lo cual se trabajaba todos los días al 100%.

-Tendrá muchas anécdotas...

-Muchísimas. Recuerdo una atendiendo una mesa con Isabel Preysler, Miguel Boyer y otros empresarios. Estaba comandando los postres cuando ella sugirió compartir al centro, a lo que respondió Miguel 'Vicente, usted tráigame mis frixuelos que yo no los comparto con nadie'. Otro gran empresario respondió 'ay, Miguel, ya sabemos que perdiste el poder por no querer compartir el pastel'. Él, me miró y me dijo: a esto señor tráigale calamares en su tinta de postre'. (Ríe)

-¿Por qué decide regresar?

-Coincidió con el coronavirus; estaba más parado, trabajando solo en algún proyecto, cuando me surgió la oportunidad de volver para colaborar con Olegario González en la dirección del Grupo Fontán Restauradores, y no lo pensé. Estoy encantado de la vida y con ganas de poner toda mi experiencia al servicio de la hostelería asturiana.

-¿Qué aporta la experiencia?

-Ayuda a organizar, a crear protocolos que, aunque sean básicos, hay que ponerlos en marcha, y a enseñar a los equipos que la base de todo está en la cercanía, el servicio y amabilidad. Es que el cliente no va únicamente a comer a un restaurante, tenemos que pensar que va a disfrutar de un momento inolvidable el cual le tenemos que crear nosotros.

-¿El cliente siempre tiene la razón o ya no?

-Al cliente hay que contradecirlo lo menos posible. Siempre.

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