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La argentina Narda Lepes visitará Asturias en un mes por Féminas. AFP
Narda Lepes, cocinera y empresaria

«Se le ha pedido más a la comida dándole cada vez menos»

La argentina conocerá Asturias en septiembre por FéminAs, donde expondrá su forma de ver la cocina

JESSICA M. PUGA

Jueves, 12 de agosto 2021

La argentina Narda Lepes es una mujer con carácter, cocinera y gran comunicadora. Sabedora del poder de los mensajes accesibles y entendibles, tendrá una participación activa en FéminAs, el primer congreso internacional de Gastronomía, Mujer y Medio Rural, que se celebrará en septiembre en Asturias organizado por el grupo Vocento y con el apoyo del Gobierno autonómico.

-¿Qué espera de Féminas?

-Va a ser mi primer viaje después de la pandemia, así que será significativo. Que sea en una ciudad que no conozco me da ganas porque las cosas más interesantes suceden fuera de las grandes capitales. Noto que la información que fluye entre capitales es muy similar; si sales, tienes diferentes fuentes y estilos.

«Las cosas más interesantes suceden fuera de las grandes capitales, que tienen información similar»«La mujer ha perdido más derechos en los últimos cinco años de los que ha ganado a nivel cuantitativo»

-Dice que cuanta más gente cocine, mejor para todos. ¿Por qué?

-Si cocinas y te vinculas con el producto que hay en cada lugar y momento mejorará tu comunidad, tu familia y tu salud porque tenemos una relación con la cocina y la comida muy primigenia a pesar de que no la sintamos así muchas veces. Y ojo, hay cosas que sabemos, la cuestión está en valorar cuánto nos importa. Al hablar de soluciones reales hay que tener en cuenta si son aplicables a la mayoría de la población porque de lo contrario, ¿qué solución sería? Diría que lo ideal sería que todos tuviéramos una huerta, pero la verdad es que está al alcance de pocos.

-Ha encumbrado la huerta en una tierra de pasión cárnica.

-Nadie quiere trabajos relacionados con la agricultura en mi país, es una economía en negro y muy mal pagada. Seguimos migrando a las ciudades por más que haya una clase media de vuelta y por mucho que una pandemia haya cambiado la mentalidad de quien dejó de trabajar en un banco y se puso a plantar acelgas; a ver qué pasa cuando se nos olvide lo que hemos vivido.

-¿Cuándo comer lo mejor se dejó de asimilar con comer lo más caro? España recuerda una guerra y el racionamiento...

-En todos los países hay un momento concreto en el que el acceso a la comida se volvió más caro. Yo vi cuando en mi país entraron en juego intereses por los que la familia que comía variado porque cultivaba sus propios productos empezó a dejar de hacerlo si tenía quien le pagaba por adelantado un algo concreto, pimentón por ejemplo, aunque a cambio pudiera comer solo pasta y arroz. Es un peligro ver barrios que pierden verdulerías porque el alquiler se triplicó en un año... Conozco sitios donde solo ven la lechuga en sándwiches que ya vienen empaquetados; cada vez hay más. También hubo muchas cosas que nos repitieron tanto que nos tomamos por ciertas...

-¿Cómo qué?

-La falta de tiempo para cocinar cuando es algo relativo: no lo tiene la mujer que tiene dos trabajos y tres hijos, pero no la que trabaja 8 horas y vive a 25 minutos. En algún momento se le ha pedido más a la comida dándole cada vez menos cuando la gastronomía no va a salvar el mundo. Yo quiero cambiarle la vida al productor entendiendo qué es lo que le conviene a él, y no lo que me sirve a mí.

-Ostenta el título de Mejor Chef Mujer de América Latina. ¿La distinción por género es necesaria?

-Lo hablé un par de años antes y les dije que era la solución. Falta mucho para que deje serlo.

-¿Tanto?

-Me doy cuenta cuando te llaman porque no pueden contactar solo con hombres y, a la vez, de que los cupos aún son necesarios porque si no nos pasan por encima. Es parte del proceso; éste como todos los cambios que han funcionado no se hacen pidiendo permiso, sin pateando fuerte. Sí percibo cosas que ya no pasan o, al menos, que ya no están bien vistas y el que las observa se da cuenta. Y al mismo tiempo, vivo en un mundo en el que las mujeres han perdido más derechos en los últimos cinco años de los que han ganado, y es debido a que su situación ha empeorado en países que, por cantidad de población, son importantísimos, como Pakistán, India o China. Soy de la generación que nació en análogo y siguió en digital, que vi normal que me tocaran el culo cuando hoy nos parece impensable; no sé cómo lidiarán esta situación los que ahora tienen 20 años, pero no hay que distraerse.

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