Las patatas bravas de dos asturianos, candidatas a proclamarse mejores del mundo
La organización del certamen elige entre sus 16 finalistas a un restaurante de Oviedo y a otro de Gijón
Asturias se cuela en la final del VI Concurso Internacional de Elaboración de Patatas Bravas y lo hace por partida doble. Dos establecimientos del Principado competirán el lunes 29 de septiembre porque su interpretación de la clásica tapa sea coronada como la mejor del mundo. El ganador tomará el relevo Javier Albuger, cocinero el restaurante Martina, en Albacete.
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Los finalistas proceden de once provincias repartidas por toda la geografía española: desde Alicante a Badajoz, Cádiz, Huesca, La Coruña, Palencia, Madrid, Tarragona, Toledo y Vizcaya. Asturias se ha ganado su representación de la mano de Carolina Fanjul, de Inferno Gastrobar, en Gijón, e Iván Villar, de El Dólar, en Oviedo.
Pataguetti
Inferno Gastrobar, Carolina Fanjul.Patatas dólar
El Dolar, Iván Martínez1 /
El Principado vuelve al campeonato de su mano tras la ausencia del año pasado pero en 2023 el mierense Mario Argüelles, del TC 28, se llevó el bronce. Entre los competidores de esta edición figura Ariel Munguía, plata en 2024 y que representa al restaurante Canfranc Express, distinguido con una estrella Michelin.
El jurado, compuesto por Aarón Ortiz García (del Restaurante Kabo), el chef Peña (Sibaritas Klub), Raúl del Moral (Chef de la Fundación Escuela Internacional de Cocina) y los influencers gastronómicos Sezar Blue y Charlito Cook, tendrá en cuenta tanto los valores gastronómicos , el gusto, retrogusto, sabor, contraste y matices del plato, como su viabilidad en barra o sala
Además, ponderará la estética -montaje, color, espectacularidad y disposición- la originalidad y la técnica empleada. Las puntuaciones obtenidas en estas cuestiones serán las que proclamarán a los vencedores de esta sexta edición.
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Las patatas bravas nacieron en el ecosistema de barras de posguerra. La evidencia histórica sitúa su popularización en Madrid, entre los años 50 y 60, con locales como La Casona o Casa Pellico como valedores. En paralelo, la escuela catalana consolidó desde los 70 una versión con alioli y aceite/salsa picante, con bares de culto como Bar Tomás.
En Madrid, la familia de salsas «bravas» históricas se describe sin tomate, ligada con grasa/harina, pimentón y cayena, a veces con caldo; frente a variantes con tomate o alioli que arraigan en otras regiones. Esta diversidad estilística explica buena parte del magnetismo del plato y su evolución técnica en la alta cocina.
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