Javier Sardá: «Los tres últimos de 'Crónicas Marcianas' tuve que ir con escolta»
El presentador ha repasado su trayectoria en 'Palo y astilla' el programa que presenta Mamen Mendizábal en La Sexta
Mamen Mendizábal se ha propuesto desgranar la vida de los invitados a su programa, 'Palo y astilla'. El último en acudir al espacio televisivo de La Sexta ha sido el presentador Javier Sardá, quien ha repasado su trayectoria personal y profesional.
Sardá ha dudado en hablar del fin de 'Crónicas Marcianas', que terminó principalmente por el horario. «Ocho años acostándome a las 2.30 horas y luego no sabiendo dormir al día siguiente. Sencillamente no sabía dormir, a las 8.30 horas ya estaba otra vez activado», explicaba.
Sardá ha revelado que durante los tres últimos años del espacio tuvo que contratar a guardaespaldas por las amenazas que recibía. «He vivido situaciones mucho más angustiosas. Tengo 61 años, los tres últimos de 'Crónicas Marcianas' y dos después yo tuve que ir con escolta, eran temas muy serios como para que ahora me asuste que alguien pegue con celo que tres periodistas catalanes se vayan a Madrid».
Durante la entrevista, Sardá también ha hablado de su infancia y juventud, marcada por la ausencia temprana de sus padres. «Ahora les diría que no se vayan con tanta premura, que procuren durar más», confesaba.
«Creo que los padres te enseñan a mirar el mundo. Los árboles los sé mirar porque era la pasión de mi padre. De algún modo siento que mi padre sigue aquí porque la pasión por la naturaleza es heredada y vista a través de sus ojos. En esto sí creo», contaba y proseguía: «Mi padre nos enseñó una cosa, que es la prudencia. Yo no soy muy prudente, pero sí la prudencia entendida como educación… La calidad humana no tiene que ver con la educación ni con la formación cultural. Mi padre tenía auténtica calidad humana». Recordaba con mucho cariño cuando su padre le regaló un coche pese a que eran una familia a la que no les sobraba el dinero, precisamente: «Mi padre era viudo y trabajaba en una empresa de productos químicos. Había gente que tenía más posibles».
Cuando sea él el que falte, le gustaría que le recordaran como un padre bueno: «Mariano de la Cruz, que era psiquiatra y crítico taurino, decía que es muy difícil describir en qué consiste ser un buen padre, pero sí se sabe que es ser un padre bueno. Una buena persona. Me gustaría que me recordasen así, como un padre bueno, un marido bueno, razonable… un amigo bueno».