Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
El cocinero asturiano José Andrés, fundador de World Central Kitchen. R. C.

José Andrés: «Los muros están desfasados, ninguno puede parar ni a un virus ni al hambre»

Fundador de World Central Kitchen, esta ONG ha desembarcado en 6 ciudades españolas para dar de comer en plena crisis del COVID-19José Andrés Cocinero

BENJAMÍN LANA

madrid.

Viernes, 10 de abril 2020, 01:03

Comenta

José Ramón Andrés Puerta, el cocinero de Mieres que conquistó el sueño americano y se enfrentó al actual presidente de los Estados Unidos, es uno de los pocos españoles que ha sido nominado dos veces al Nobel de la Paz por su trabajo humanitario a través de su ONG, World Central Kitchen, una organización de acción rápida capaz de ofrecer decenas de miles de comidas al día por todo el mundo en las circunstancias más complicadas. Ahora acaba de aterrizar en España para ayudar a luchar contra el coronavirus. Él dice que no renuncia a ser el mejor cocinero del mundo, aunque dedica cada segundo de su día a que un plato de comida caliente llegue al último rincón de la tierra.

-¿Qué es World Central Kitchen?

-Somos una ONG que asistimos a emergencias y damos de comer,

aunque después nos quedamos más tiempo y seguimos durante las fases de reconstrucción y desarrollo. De hecho, estamos aún en Haití, Puerto Rico en Colombia, donde ayudamos a los miles de venezolanos desplazados. Con el Covid-19 ya estamos en 27 ciudades de Estados Unidos, ahora saltamos a seis ciudades españolas y, en breve, serán dos más.

-¿Cómo pueden llegar simultáneamente a tantos lugares?

-Nos adaptamos muy bien a la hora de compartir trabajo con otras organizaciones, y eso nos permite actuar muy rápido en muchos sitios. Yo digo que tenemos delegaciones en todos los países y ciudades del mundo, porque en todos hay cocineros y restaurantes. En Puerto Rico pasamos de ser solo 20 amigos el primer día a 25.000 voluntarios. Tenemos facilidad en establecer esos vínculos locales lo que nos permite ser muy eficientes.

-No parece que las instituciones internacionales queden en muy buen lugar cuando es un cocinero, con sus colaboradores, el que consigue aliviar emergencias de todo un país.

-Yo no puedo esperar que un político alimente a la gente. Lo normal es que seamos los cocineros los que nos involucremos en dar de comer al mundo porque somos los expertos; somos bastante creativos y sabemos cómo maximizar la producción. El problema es que en las instituciones que toman las decisiones nunca hay cocineros. Así que si no nos invitan nos tenemos que invitar nosotros. Con World Central Kitchen hemos dado de comer a miles de personas en lugares donde no hay electricidad ni agua, hemos creado sistemas de distribución para que nos llegue mercancía y después poder distribuirla desde nuestras cocinas de campaña. Somos rápidos.

-¿Por qué se sigue pasando hambre en el mundo?

-El hambre es un problema de distribución. Al mismo tiempo que vivimos una situación de emergencia humanitaria vemos a productores tirando leche a la carretera o cosechas sin recolectar. Hasta que no arreglemos los sistemas de distribución seguirá habiendo hambre. Algún día habrá que establecer mecanismos sencillos que permitan resolverlo. No hay que pensar que este problema ocurre solo de un continente a otro, sino también de un barrio a otro. Muchas veces los productos son más caros donde la gente es más pobre. En las barriadas más pobres de Caracas un kilo de arroz cuesta más que en las zonas más ricas.

-¿Cómo se ha organizado el trabajo de su ONG en España?

-La respuesta que hemos dado es la de una ayuda humanitaria que ha venido a cubrir una necesidad. En algunos lugares porque las ONG que lo hacían no podían hacerlo ya por falta de presupuesto o de voluntarios y en otros por motivos diferentes, pero en todos los casos con el único objetivo de poder ayudar a solventar una situación de necesidad. Soy un hombre de acción y cuando veo que puedo colaborar pues me lanzo. Estamos en seis ciudades y si hace falta alguna más también estaremos con cocinas de W.C.K., de otros cocineros con los que nos asociamos o apoyando a ideas de otros. Para alimentar a una ciudad o un país se necesita mucha gente y muchas iniciativas, cuantas más, mejor. Quiero decir expresamente que todo el estamento culinario del país se ha mostrado dispuesto a ayudar desde el principio.

-Le han invitado a mostrar su proyecto y dar sus opiniones en instituciones muy importantes de todo el mundo. ¿Qué pensó cuando salió del Foro de Davos?

-Que era una pérdida de tiempo total. A mí me sirve porque hago contactos con gente que puede llegar a ser interesante, pero se habla y se promete demasiado y de todo eso queda poco. Tenemos que reunirnos menos y actuar más. Nunca organizan esas reuniones en Venezuela, Irak o en zonas donde hay problemas. Yo contribuyo más y me siento mejor conmigo mismo cuando estoy en Mozambique o Guatemala.

-Usted es el embajador de la cocina española en Estados Unidos y el impulsor de la tapa como formato y modo de relacionarse. Esta pandemia ataca directamente a esa manera de comer juntos y de compartir. ¿Cómo serán las cosas cuando se puedan levantar las persianas?

-Yo no creo que vaya a haber un cambio definitivo. Vamos a pasar meses malos, aunque volveremos a la vida normal. Hasta ese momento, cuanto mejor nos comportemos antes podremos abandonar este agujero.

-Usted lleva años invitando a cocinar en casa a miles y miles de personas; ahora todo el mundo se ha visto obligado a hacerlo y, además, con tiempo para ello. ¿Qué le parece?

-Yo prefiero que la gente siga saliendo porque me dedico a los restaurantes, pero saber dar de comer y que con un hueso de jamón, dos patatas y unas lentejas podamos hacer un potaje es un conocimiento básico. Cocinar, alimentar al prójimo, es algo que está dentro de nosotros. El primer gesto de amor de una madre es darte alimento. Tenemos que dar más importancia a todo esto.

-Hasta hace unos meses la sociedad estaba preocupada por salvar el planeta y, de repente, lo primordial es salvarnos a nosotros mismos. ¿Cómo va a cambiarnos esta pandemia?

-Estoy por ver cómo reacciona la gente joven que es la que va a heredar este planeta. Los muros se han quedado desfasados. No hay nadie que pueda parar ningún virus como éste, ni tampoco el hambre. La gente hambrienta buscará la comida en otra parte. Y hablamos no solo de continentes o de países, sino también de barrios. Mis hijas se protegen mejor en un mundo en el que todos tienen para vivir que en el que hay un muro. Trabajando juntos podemos conseguir más que separados. Si la comunidad internacional hubiera adoptado una respuesta conjunta, y mucho más rápida, a lo mejor habría muchos menos muertos.

-¿Le preocupan las reacciones de las instituciones?

-Yo creo que nos tenemos que plantear cuál es el rol de la ONU y de Europa. Los políticos han contribuido a que no se escuchara a los expertos en salud y que tampoco se pusieran las medidas que recomendaban desde muy pronto. Ojalá aprendamos de esto. Yo veo un futuro con mesas más largas y muros más bajos. Espero que de esta crisis salga el espíritu de la cooperación.

-Aún con todo, ¿sigue considerándose usted un cocinero?

-Ya llegará mi momento reflexivo cuando esté sentadito con mi bastón en una silla, en el portal de un bar. Yo quiero ser el mejor chef del mundo. Que nadie tenga dudas al respecto, y también quiero tener restaurantes que vayan bien para ganar dinero y cuidar a la gente que tengo conmigo. Y si puedo dedicar el tiempo, además de a mi familia y amigos, a ayudar a personas con necesidad y traer un poco de esperanza, pues más maravilloso aún.

-Impresiona verle con tanta energía a la edad a la que otros se retiraron.

-Hombre, es verdad que todo esto pesa. A veces se convierte en una responsabilidad que nadie me ha dado, ni nadie me ha exigido, pero que hemos asumido y vamos a cumplir. Yo hago esto por amor al prójimo. No le saco ninguna ventaja monetaria.

-Igual incluso al revés...

-Bueno, sí. Hubo momentos en que lo pagaba de mi bolsillo, del de mi mujer y de varios amigos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio José Andrés: «Los muros están desfasados, ninguno puede parar ni a un virus ni al hambre»

José Andrés: «Los muros están desfasados, ninguno puede parar ni a un virus ni al hambre»