La JOC, «escuela de revolucionarios»
«Nos hicimos adultos y tomamos conciencia de lo que pasaba en España gracias a la Juventud Obrera Católica», señaló José Antonio García 'Pity'
LUCÍA RAMOS
Lunes, 14 de diciembre 2015, 01:05
Se conocieron cuando todavía eran «unos críos» y muchos volvieron a verse después de 50 años. Más de medio centenar de antiguos miembros de la Juventud Obrera Católica participaron ayer en una comida en el restaurante Savannah, donde además de reencontrarse con antiguos camaradas pudieron recordar anécdotas y revivir aquellos convulsos años de la década de los 60 que les cambiaron la vida.
Las artífices del encuentro fueron Tina Roces y Mari Paz Puente, quienes todavía hoy recuerdan con cariño aquel primer contacto con el asociacionismo y la insurrección en el que tuvieron un gran peso «aquellos curas contestatarios que hacían iglesia de barrio y estaban del lado de la clase obrera». Cansadas de reunirse con sus compañeros solo cuando alguno de ellos fallecía, decidieron cambiar las reglas y el escenario. «Somos muy 'folcloreras' y teníamos ganas de pasar un buen rato entre amigos y compañeros, pues padecimos mucho juntos y nos apetecía reencontrarnos», señalaron.
Su idea tuvo una gran acogida y en el restaurante se reunieron ayer muchos de los personajes que escribieron parte de la historia de la Asturias más rebelde y revolucionaria de los últimos años de dictadura. Estaban, entre otros, el veterano sindicalista y socialista José Antonio García Casal 'Pity', el histórico cofundador de USO en Asturias, Severino Arias Morillo, la exdiputada de IU Conchita Valdés y la exdirigente de la JOC Aída Fuentes.
Esta última recordaba cómo la asociación le cambió «completamente» la vida. «Tenía unos 19 años cuando comencé a entrar en contacto con la JOC, pues durante una enfermedad que me tuvo en cama venían a visitarme y a traerme libros», recordó. Unos años después llegó a ser la responsable de la sección juvenil de la organización a nivel nacional y a participar en congresos internacionales. Finalmente fue elegida presidenta nacional de la JOC, la primera que llegó al cargo de forma democrática. «En casa siempre lo vieron con buenos ojos, pues mi familia fue muy castigada por el franquismo y mi madre no quería que yo olvidase», señaló. Su padre fue asesinado en 1938 mientras su madre era conducida a un campo de concentración. Ella misma llegó a estar detenida cuando, en plena huelga minera de 1962, puso en marcha junto a otras compañeras un comedor para las familias de los huelguistas.
Su compañero 'Pity' recordó, por su parte, cómo ese mismo año la JOC asturiana organizó un congreso nacional al que invitó al fundador de la asociación, el belga Joseph Cardijn. «Íbamos a celebrar el acto en el Teatro Campoamor, pero el gobernador civil lo prohibió pese a las protestas de numerosas embajadas de otros países y tuvimos que trasladarlo al seminario de Oviedo». Lo acontecido fue solo una muestra más de la situación que se vivía en aquella época en el país y de la que muchos de los jóvenes de entonces fueron conscientes gracias a organizaciones como la JOC. «Nos hicimos adultos y tomamos conciencia de lo que ocurría en España gracias a la asociación», reconocía ayer. Fue, agregó Fuentes, «una escuela de revolucionarios de la que se nutrieron sindicatos y partidos políticos».
En la comida también estuvo presente uno de aquellos curas consiliarios que acompañaron a los jóvenes en su despertar revolucionario, el padre Pepe Iglesias, quien todavía recuerda «con mucho cariño» a quienes para él siguen siendo «chavales».