«Ser acosador da prestigio. Su conducta es aplaudida por muchos compañeros»
Autor y coordinador del programa Tutoría entre iguales (TEI)
OLGA ESTEBAN
Jueves, 14 de abril 2016, 03:04
Dice Andrés González Bellido que el programa Tutoría Entre Iguales, el TEI, nació del padecimiento de las víctimas de acoso escolar y sus familias, que conoce de primera mano por su experiencia como psicólogo clínico. Y ahora, el TEI está implantado en más de 500 centros, con 16.000 profesores implicados y 100.000 alumnos. A partir de septiembre, Gijón se sumará a esas cifras, llevando a los colegios que se sumen este proyecto de Bellido que «no trata de enseñar sino de sentir». De ponerse en la piel del otro. De ser consciente del daño que hace no solo un insulto o una bofetada, también el ignorar, el no invitar a una fiesta, no dejar participar en un juego. Ahí interviene el TEI y en la necesidad de «romper la cadena del silencio». Bellido estuvo ayer en Gijón para explicar el programa a los grupos políticos y a los docentes. Más de 200 se dieron cita en su presentación.
Antes de nada, debo confesarle que estoy asustada. Ha hablado de una incidencia del acoso de más del 20% en tercero de Primaria (primer curso en el que se aplica el TEI). ¡Son muy pequeños!
Hay un 24%, aunque depende de las estadísticas... Bueno, ellos tienen muchas ocasiones en las que dar patadas, en las que impedir que un niño no se junte con el grupo... O los cumpleaños. Los cumpleaños infantiles generan una marginación bestial, que luego desaparece. ¿A quién no invitan? A las personas que están marginadas. Pero como son pequeños, se considera que son cosas de niños. Y hace un daño inmenso.
¿Cuándo dejan de ser cosas de niños? ¿A qué señales debemos estar atentos familias y docentes?
Un padre siempre se tiene que poner en los zapatos de otro niño. Que piense que ese niño durante toda la semana, en los recreos, no juega con nadie. Que se pongan en ese lugar. En el TEI trabajamos la empatía: ponte en los zapatos de la persona que lo pasa mal.
¿Las situaciones más graves se dan por no haber intervenido desde pequeños?
Sin ninguna duda. Porque los alumnos de Secundaria que han padecido situaciones de violencia o acoso tienen ya la mochila llena. La gente toma decisiones en periodos de crisis y la adolescencia lo es. Por eso y porque el concepto de suicidio no se adquiere hasta que no tienes 12 o 13 años.
Cuando se llega ahí parece evidente que ha fallado la protección de la víctima.
Yo diría que no hemos tenido fallo en la protección de la víctima. Lo hemos tenido en permitir las conductas que hacen daño. Hemos de cambiar la mirada. No podemos decirle a alguien 'no vayas donde está ese grupo', 'no será tan importante', '¿no serás un poco quejica?'... Con eso le decimos a la víctima que tiene que aguantar. Lo que no podemos permitir es que haya gente que tenga esas conductas solo para divertirse.
Y con el acosador, ¿en qué hemos fallado?
Por la falta de límites y el refuerzo que le da el grupo. Ser acosador da prestigio, porque estas conductas son aplaudidas por una buena parte de los compañeros de clase. En la cultura de centro, ser agresor tiene éxito. Y si te aplauden ¿qué haces? Sigues haciéndolo. Lo que falla es la falta de límites, no al acosador como persona sino a cualquier conducta que dañe. No hemos de intervenir en contra del acosador, porque a veces es contraproducente. Si no sensibilizas al grupo de que lo que está haciendo está mal no le quitas el público, los reforzadores. Pero si están sensibilizados, el 'guay' pasará a ser considerado mal compañero y mala persona.
¿Y qué hacer con el acosador?
Límites y límites. Y que no se los pongan solo en casa o el profesor. Los límites se los tienen que poner los compañeros. En la adolescencia el refuerzo viene del grupo. Si se lo quitas, cambia de conducta.
Defiende que no es que ahora haya más acoso escolar, sino que lo que hay es una mayor visibilidad.
Es como la violencia de género. Yo creo que hay menos que hace 15 años, porque se visibiliza.
El TEI interviene en los casos de baja intensidad...
Sí, porque si cortas los de baja intensidad, si cortas la exclusión, los insultos, las amenazas... no llegas a la violencia física. El conflicto es inherente a la convivencia, pero si la resolución llega por vía pacífica evitas que haya violencia.
Dice que hay muchos perfiles distintos de víctimas.
Puede ser cualquiera, también el más extrovertido. Un ejemplo: un grupo de amigas líderes de la clase. Una de ellas empieza a salir con un chico que le gusta a la otra. Y empieza una situación de acoso: la dejan sola, hablan mal de ella, extienden rumores, que es una puta... Cualquier persona es susceptible de una situación de acoso, aunque hay perfiles más vulnerables.
Las redes sociales, ¿han venido a empeorar la situación?
Sí, porque hacen de altavoz: se amplifica lo que pasa en el centro.
En su presentación ha mencionado que hay más sentencias contra colegios concertados. ¿Por qué?
Estadísticamente no tienen más casos que los públicos, las diferencias no son significativas, aunque son más visibles los casos de la red pública. La cuestión es que una cosa es que la Justicia actúe contra una entidad privada que en la otra situación, en la que se enfrentan dos departamentos de la misma Administración.