Señores de la noche
Quince especies de aves toman el Jardín Botánico de Gijón. La Luna, casi llena, y las antorchas iluminaron el camino de las 300 personas que acudieron a Nocturnia
LAURA BARRERO
Jueves, 21 de julio 2016, 04:37
De vez en cuando vale la pena salirse del camino para sumergirse en el bosque. Quedan pocos minutos para que la luz de este nuboso día se apague por completo, dejando a la inmesa luna la tarea de velar por el bosque y las criaturas que habiritan el Jardín Botánico.
Comenzamos la aventura y poco a poco nos vamos adentrando bajo la frondosa vegetación, sumergiéndonos en un espacio «mágico y natural» a escasos minutos de la pequeña urbe gijonesa.
Contamos desde el principio, con la participación de dos guías con plumas muy especiales, dos enormes águilas de harris que nos llevan a nuestro primer destino, las Praderas de la Isla, allí, realizan un espectáculo aéreo para los asitentes, entre laberintos, lagunas y estanques. Después de este animado encuentro, nos despedimos de estas pequeñas aves diurnas. Tras esta breve parada continuamos nuestra ruta absortos en las explicaciones de Gorka Arrué, de Grupo Aviar, encargado de contarnos las costumbres migratorias de estas aves, su alimentación, la forma que tienen de reproducirse, en definitiva,toda la vida de estas aves rapaces desde que nacen hasta que mueren.
Con la noche cerniéndose sobre nosotros y la luna casi totalmente llena brillando en el cielo, llegamos al Tragamón, guiados por la luz de las antorchas. Allí toca, con música para crear un ambiente mágico, toca pasarle el protagonismo a las auténticas reinas de la noche, las culpables de que seamos tantos los reunidos en la naturaleza mirando al cielo ensimismados este «documental en directo»; las más de 15 especies diferentes de aves rapaces que han venido desde los más dispares rincones del mundo para hacer las delicias de los asistentes. Entre los muchos protagonistas de la noche destacan la lechuza común, un mochuelo, un búho nival, un cárabo lapón y 'Bruja', la hembra de búho real que EL COMERCIO tuvo el placer de conocer esta semana.
No hay edad mínima ni máxima para presenciar un espectáculo como este, y el público así lo refleja, hay casi tantos adultos como niños, y es que el plan lo merece. Se me viene a la mente la típica frase de 'aprender divirtiéndose', y no se me ocurre una manera mejor de ponerla en práctica, y por lo visto no soy la única, ya que alrededor de 7.500 personas han sido testigos antes que yo del espectáculo premiado como 'Mejor Evento Cultural de España' en 2015. Un 'show' que desde la misma organización califican como «una experiencia única, didáctica y sobre todo sensorial y emocional»
Es lo más parecido a vivir un documental de la televisión en primera persona, como si fueramos el propio naturalista, ya que no son animales que podamos ver todos los días, nos hemos colado en su hábitat intentando pasar desapercibidos para ellos, pudiendo ver desde cerca cómo se comportan bajo condiciones naturales. Un espéctaculo nocturno preparado que deja vía libre a la improvisación, ya que se está tratando con animales y no con actores. Y además, con un mensaje claro. Debemos proteger la Tierra si queremos seguir disfrutando de la naturaleza.