Javier Almuzara llena en la Casa Natal de Jovellanos con una charla sobre 'El Quijote'
Definió la obra cervantina como «una fascinante antología de relatos y poemas, un libro de libros»
ALBERTO PIQUERO
Miércoles, 19 de abril 2017, 02:50
En vísperas de la tradicional conmemoración cervantina que celebra cada año el Día del Libro, el Museo Casa Natal de Jovellanos puso el marco en la tarde de ayer a la conferencia de Javier Almuzara, que tituló 'El Quijote, una lectura creativa'. El acto estuvo organizado por el Ayuntamiento de Gijón y la Fundación Cervantista Álvarez Viña, presidida por Jesús Menéndez Peláez, quien presentó la convocatoria. Le acompañaron en la mesa, junto al propio conferenciante, personalidades de diferentes entidades que se sumaron a esta iniciativa: Emilio Martínez Mata (Universidad de Oviedo), Joaquín Lorente (Fundación Valdés Salas), Ramón Rodríguez (director del RIDEA), Montserrat López (concejal de Educación del Ayuntamiento de Gijón), Cristina Valdés (directora general de Universidades) y Marcelino García (Ateneo Jovellanos).
Javier Almuzara comenzó por describir 'El Quijote' al modo de «una fascinante antología de relatos y poemas, un libro de libros», uno de cuyos múltiples valores residiría en que llevando a sus páginas el embeleco que recorre su protagonista por «un mundo que no existía», el resultado final es que esos capítulos «han cambiado el mundo».
Habló asimismo de la confusión (o fusión) que puede advertirse entre el autor, el creador y la criatura que emerge en la novela, o sea, entre Cervantes y Don Quijote. Tampoco se le escapó que El Quijote es lectura poco frecuentada. Y en ese sentido, apeló a Martín de Riquer, quien acostumbraba a felicitar a aquellos que le confesaban no haber transitado esas líneas, diciéndoles: «No sabe la felicidad que tiene por delante...».
Acudiendo a una experiencia personal ante un público infantil, estableció el parentesco que existiría entre el espíritu de los niños, guiado por «jugar, llenar la vida de vida y mirarlo todo con atónita curiosidad», y las pautas idénticas que deben inspirar a lectores y escritores. En síntesis, «los libros le enseñan a don Quijote lo que no está en los libros, como sólo ellos saben mirarlo». Esa locura lúcida.
Con el recitado de un poema de Borges, 'Ni siquiera soy polvo', cerró el acto, muy aplaudido por una asistencia que colmó el recinto.