Menos de un año en activo y casi es el radar que más multas pone en Gijón
Algunos conductores sancionados reportan que el rango de tolerancia a la velocidad límite, de 50 kilómetros por hora, «es muy bajo»
No se ha cumplido todavía un año de la instalación del radar de la avenida de Torcuato Fernández-Miranda, en El Bibio, y los usuarios ... de la vía ya están saturados por el aluvión de multas que registra a diario este dispositivo. Todo empezó tras el cierre al tráfico de la avenida de El Molinón. Aquello supuso un incremento de la circulación de vehículos en Torcuato Fernández-Miranda y, en agosto del año pasado, el Ayuntamiento de Gijón decidió poner en funcionamiento una red semafórica y un radar como medida para mejorar la seguridad vial de la calle. El problema, según ha podido saber este periódico, radica en el escaso rango de tolerancia del dispositivo respecto a la velocidad límite de la vía, que en este caso no debe superar los 50 kilómetros por hora. «El margen del radar es muy bajo y salta a la mínima», lamentan a EL COMERCIO algunos de los conductores que han sido sancionados. «No hace falta ir a 70 kilómetros por hora, como te despistes y pases un poco por encima de los 50, ya caíste».
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Casi el más 'multón'
Hasta ahora, el radar ubicado en la avenida del Jardín Botánico era el líder indiscutible de las sanciones por exceso de velocidad en Gijón, habiendo llegado a ser objeto de vandalismo en varias ocasiones –motivo por el que ahora tiene dos cámaras de seguridad apuntando hacia él–, el de Torcuato Fernández-Miranda aún no le ha superado pero empieza a hacerle la competencia. Actualmente son los dos que más sancionen registran.
«Es completamente innecesario», afirma Ramón Tuya, vecino de la calle que vive a la altura del cruce con la calle París y, por tanto, tiene que pasar todos los días por delante del radar. Considera que «llenar la calle de semáforos e instalar el radar es excesivo» y, si bien no es partidario de esta última medida, cree que habría sido más efectivo «ponerlo más adelante». «Frenas a la altura del radar, después aceleras y llegas a El Molinón a 70 u 80 kilómetros por hora tranquilamente», explica, por lo que, a su juicio, su función encaja más con «el afán recaudatorio» que con la seguridad vial. «Espero que por ahora no me haya tocado ninguna», esboza entre risas.
«Hacía falta controlar»
Sin embargo, no todo son críticas y también hay vecinos de El Bibio, residentes en estas calles, que agradecen su presencia para pasear y cruzar la calle con mayor tranquilidad. «Hacía falta controlar la velocidad con el radar», apunta Daniel González, otro vecino de la calle que considera que «está muy bien puesto porque hay un parque al lado», teniendo en cuenta la presencia de niños en el entorno. «Si es por blindar la seguridad, todo es poco», asevera.
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Para Fran González, usuario habitual de la vía para recoger a un compañero y desplazarse juntos hasta el trabajo, su instalación también ha sido una buena idea. «Sobre todo ahora en verano, que viene mucha gente de fuera y pasa por aquí a 70 u 80 kilómetros por hora. Gracias al radar se asustan y se suavizó un poco la situación», anota.
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