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El rescate de una mujer de 90 años a quien el apagón le sorprendió en el ascensor de su edificio de la calle Jerónimo González Foto: J. C. Román / Vídeo: Diego Abejón
Incidencias durante el histórico apagón

El angustioso rescate de una mujer atrapada en un ascensor en Gijón: «Creí que no lo contaba»

La mujer de 90 años quedó atrapada más de una hora en un ascensor en el centro de Gijón

Olaya Suárez

Gijón

Lunes, 28 de abril 2025

Fue la hora más larga de su vida. Y eso que sus vecinos no la dejaron sola ni un solo minuto. El rescate de una mujer de 90 años a quien el apagón le sorprendió en el ascensor de su edificio de la calle Jerónimo González, junto al centro de salud de Puerta La Villa, un inmueble de 16 plantas, ejemplificó lo que vivieron muchos ciudadanos como consecuencia del abrupto corte de luz poco después del mediodía. El 80% de las incidencias que se registraron en Gijón fueron precisamente para liberar a personas a quienes el corte de suministro sorprendió en ascensores. Unos fueron rescatados por los bomberos y otros por vecinos, técnicos de mantenimiento o vigilantes de seguridad. Pero todos ellos tuvieron la misma sensación de impotencia y de no saber que por esa misma situación estaban pasando otras muchas personas.

J. C. Román

Con los servicios de emergencia desbordados, al igual que los técnicos de mantenimiento, fue finalmente el vigilante de seguridad del centro de salud el que cruzó para rescatar a la señora de 90 años, abriendo las puertas a la fuerza, con la ayuda de otros de los presentes. La mujer salió aliviada, pero con el evidente nerviosismo por la tensión acumulada durante la hora que permaneció dentro. Las lágrimas le rodaban por la cara mientras no cesaba de dar las gracias. «Creí que no lo contaba», acertaba a decir.

Otro caso similar se vivió en la calle Cortes de Cádiz, en el barrio de El Natahoyo. Llegaron a intervenir los efectivos de Salvamento y Extinción de Incendios, pasadas las 2 de la tarde, para liberar a una mujer de 76 años. Se disponía a salir de casa para ir a la compra cuando el ascensor quedó bloqueado entre el segundo y tercer piso de su edificio. El marido y los vecinos se movilizaron rápidamente para tratar de tranquilizarla y ayudarla, con la preocupación añadida de que se trataba de una persona diabética.

Hasta seis horas encerrada

Hasta seis horas estuvo encerrada una empleada de una tienda de audífonos de la avenida Schulz atrapada en el local. Pasadas las siete de la tarde los bomberos conseguían liberarla rompiendo el escaparate con una radial. Puso un pie en la calle entre aplausos de los vecinos, quienes vivieron el operativo con atención.

Otros ciudadanos, en cambio, sufrieron la situación contraria. Personas con movilidad reducida, varios de ellos en silla de ruedas, a quienes la falta de corriente eléctrica les sorprendió en la calle y precisaron de la asistencia de los bomberos para poder regresar a sus domicilios.

Además de las incidencias en edificios, otros de los afectados fueron los operarios de las obras, públicas y particulares, que estaban en el tajo en ese momento. Un ejemplo, en la calle Libertad, en una obra de construcción de un edificio de viviendas. La falta de electricidad les sorprendió bajando una carga de tablones en una grúa de 51 metros de altura. Pudieron recuperar la carga, pero no pudieron abandonar el lugar al quedar descolgado el cable de la grúa, lo que suponía un peligro si se producía un giro de la instalación, con la posibilidad de que impactase con los edificios colindantes.

En el gabinete de crisis que quedó instalado en el Ayuntamiento de Gijón se fueron siguiendo de forma pormenorizada las incidencias que se iban produciendo. Una de las primeras decisiones que se tomaron fue llamar a refuerzos tanto de los bomberos como de la Policía Local, así como del personal técnico del consistorio.

Al quedar sin regulación semafórica, los agentes controlaron el tráfico en los cruces que entrañaban una mayor complejidad por la densidad de circulación, lo que evitó accidentes. Los efectivos del turno de la mañana se sumaron a los de la tarde para reforzar el servicio.

En la estación de Alsa únicamente se expedían billetes con dinero en efectivo y para salidas inminentes. Paula Teleña enseñaba el billete, escrito a bolígrafo, para viajar hasta Villaviciosa. «Vine a Gijón a hacerme un tratamiento de belleza y justo me pilló el corte de luz en mitad de él. De casualidad tenía el dinero en efectivo para poder volver a casa», decía aliviada.

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