Aniversario tocado por la pandemia

46.465 votantes, el 34% del electorado gijonés, dieron hace un año al PSOE una amplia mayoría en el Ayuntamiento que se tradujo en el acceso a la Alcaldía de Ana González. Lo hizo con el apoyo de IU, partido con el que cerró un pacto sustentado sobre 88 puntos y que incluyó la entrada en el equipo de gobierno de Aurelio Martín, con competencias en Medio Ambiente y Movilidad. «Reinventar el Gijón que queremos» fue el gran reto que se marcó González en su primer discurso tras tomar posesión del cargo. Y aunque gracias a la abstención de Podemos logró sacar adelante sus primeros presupuestos, el estado de alarma por el coronavirus que ha paralizado desde marzo toda actividad, y la crisis económica que lleva asociada, han ralentizado muchos planes y han obligado a reorientar la acción política a las necesidades más urgentes. Algo que se ha plasmado por un lado en el refuerzo de las ayudas económicas de emergencia -tras agotarse en solo unos meses el dinero previsto para todo el año, se acaban de inyectar 2,2 millones más- y por otro en la firma con patronal y sindicatos de un pacto de concertación de circunstancias que centra el tiro en el apoyo al reinicio de la actividad empresarial.

Crisis sanitaria al margen, la concejala de Hacienda, Marina Pineda, apunta un año después de la victoria electoral que «nos encontramos un Ayuntamiento caótico y paralizado, con una dejadez que hizo que tuviésemos que invertir más tiempo del que creíamos en realizar un diagnóstico de cada área para poder empezar a cambiar las cosas». Pone como ejemplo el programa de ayudas a la rehabilitación de fachadas «cuya situación real nos costó mucho llegar a saber y requirió inspeccionar más de doscientos edificios» o el contrato de construcción del pozo de tormentas de Hermanos Castro «que nos obligó a realizar investigaciones que derivaron en la necesidad de modificar el proyecto». Pese a todo, hace un balance «positivo» porque se han podido detectar «las deficiencias existentes para poder mejorar» y porque «Gijón ha sabido responder como ciudad a la crisis sanitaria».

Ha sido, por tanto, un año de más anuncios que acciones. El anuncio de un plan de barrios a cuatro años, con sus primeras obras -salvo algunas excepciones- todavía en redacción o licitación; el del modelo para la ampliación del Parque Científico, pendiente aún de los primeros trámites urbansiticos; el de la reforma del parque de Isabel la Católica, que no empezará hasta otoño; el de la peatonalización de la avenida del Molinón, con su proyecto aún en redacción; el de duplicación de las plazas de educación infantil, sin el emplazamiento de los nuevos centros todavía definido... También siguen sin concretar el plan de usos para Tabacalera, el destino de la Casa Paquet y la fórmula que se usará para la disolución de Divertia, pese a que fue una de las primeras consultas técnicas que hizo la alcaldesa tras tomar posesión. En materia normativa, sí se ha avanzado en una ordenanza de movilidad que prevé restringir el acceso a Gijón a los coches más contaminantes y limitar la velocidad en el casco urbano. Y, al calor de la crisis sanitaria, se han puesto a prueba medidas en materia de Movilidad como la peatonalización parcial del Muro.